Arte

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Alba y Manuela se habían marchado, no sin que antes Calle llevara a la primera con Nela, y lo único que ésta dijo fue que aquello tardaría al menos medio día, pues al parecer el shock que había sufrido la morena fue algo fuerte, y que sería mejor trabajar en ello al siguiente día. Haciendo aparecer al dúo en su alejada guarida, Calle apareció de nuevo en el departamento de Poché, donde la pelinegra recogía las tazas de té para lavarlas, bajo la atenta mirada de Calle, quién se hallaba en el sofá. Su mirada era tan intensa que Poché se giró para mirarla varias veces, sonriéndole con inocencia.

A simple vista, Poché era la típica chica nerd y mojigata que no sería capaz de decir ni siquiera "¿Qué carajo?", una joven educada y delicada, con gracia, humilde, de buen corazón ¿Quién podría siquiera llegar a pensar que a aquella pelinegra le gustaba ser azotada? Calle descubrió esa información, la cual le fue casi imposible de digerir, pues ¡vamos! Esa sonrisa angelical de Poché podía engañar al mismísimo demonio ¡Y lo hizo!

Había sido aquella noche en que el ex de Poché la había visitado cuando Calle descubrió aquellas... prácticas. La verdad, Calle lo había visto mucho en el mundo humano últimamente, inclusive tenía entendido que había libros escritos al respecto y que también había artefactos que estaban a la venta en una tienda común, le sorprendía como incluso en un centro comercial podía hallar una tienda para ese tipo de fetiches. Para ella, que escasamente practicaba el coito debido a su repugnancia hacia los humanos, era inentendible... y se sorprendió de sobremanera al encontrarse en aquella situación, pues había sido por mero accidente.

Mientras penetraba a Poché con aquel dildo que tanto parecía gustarle, sus dedos se enredaron en su cabello, Calle no iba a detenerse y pedirle disculpas mientras desenredaba su mano de la delicada cabellera de Poché, por supuesto que no, así que sin detener sus fuertes movimientos y sosteniendo el peso de ambas con sus rodillas y su otra mano, comenzó a agitar su mano derecha, tratando de desprender el cabello de la pelinegra, sin embargo por algún motivo parecía no funcionar. No quería lastimarla pero tampoco detenerse, pues en el rostro de la pelinegra podía ver que su clímax estaba cerca ya que mordía su labio inferior, agitó más su mano, sin embargo, las uñas de Poché clavándose en su espalda con fuerza causaron todo lo contrario a lo que quería, soltando un quejido y jalando del cabello a la pelinegra, quien al instante clavó con más fuerza sus uñas y arqueó su espalda, soltando un gemido de placer que Calle no había escuchado antes. Para cuando la respiración de Poché se calmó, Calle la miraba con interés desde su sitio en la cama.

-¿Qué fue eso? -la ojiverde la miró con una ceja arqueada, no pareciendo comprender de qué hablaba -Tú sólo... estoy segura de que te faltaban unos minutos para venirte y sólo... sucedió de repente cuando jalé tu cabello, lo siento, por cierto.

-No te disculpes... -lamiendo sus labios, Poché se posicionó ahorcadas sobre ella, introduciendo aquel objeto de silicón de nuevo en su interior, para cuando estaba completamente en ella y comenzó a mover sus caderas, Poché tomó sus manos, guiándolas por su cuerpo -Puedes hacer algo mejor que disculparte... como -detuvo sus manos en su cuello, aplicando un poco de presión en el agarre, bajo la sorpresiva mirada de Calle -Disfrutarlo.

Y fue cuando lo comprendió, permaneciendo por unos segundos con sus ojos abiertos como platos, Calle comprendió que María José Garzón Guzmán simplemente era la representación gráfica de aquel refrán antiguo "Las apariencias engañan" ¡Y vaya que la había engañado! Chasqueando su lengua, Calle se levantó de su sitio, acercándose a Poché hasta posicionarse tras ella en el lavaplatos, tomando una larga respiración el aroma que desprendía aquella pelinegra, su alma para ser más precisa, la invadió por completo y la hizo sonreír.

-Hueles bien.

-Adquirí un nuevo perfume, gracias por notarlo.

-Sí... un nuevo perfume -permaneció detrás de la pelinegra, abrazándola por la espalda y colocando su barbilla en su hombro -¿No terminarás de comer?

Tus Deseos Son Mis Órdenes [Caché]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora