Padres [Sabo x Ace/One Piece (BL/gay)]

Bienvenido a casa, Luffy

Luego de firmar todos los papeles de adopción y de despedirse de su nuevo hijo, regresaron a su apartamento. Los días que siguieron a ese se encargaron de preparar todo para poder recibir a Luffy, obviamente sin descuidar sus respectivos trabajos: decoraron la que antes era la habitación de invitados para convertirla en el nuevo dormitorio del pequeño, además le compraron ropa y juguetes. Recordaron la conversación que tuvieron con el niño después de haberle dicho que lo adoptarían, con la que buscaron conocer sus gustos y tener una idea de que comprarle; al parecer era muy fanático de la aventura y de los piratas, así que trataron de que la decoración de su habitación siguiera esa temática: entre los juguetes habían barcos, espadas y cosas por el estilo, y también compraron algunos libros ilustrados que narraban aventuras de altamar para niños.

Mientras tanto, en el orfanato Luffy estaba más radiante y alegre que nunca, muy feliz de por fin haber encontrado una familia y poder salir a cumplir la promesa que había hecho hacía un par de años. Se la pasaba junto a su amiga Silk, quien también estaba muy feliz por su amigo, hasta que llegó el día que su nueva familia fue a buscarla. Ese día ella y Luffy tuvieron que despedirse, no sabían si se volverían a ver ya que sus padres se la iban a llevar a otro país, por eso la pequeña no podía contener sus lágrimas; ya que pese a estar feliz por finalmente tener una familia que la quería, se sentía triste por tener que separarse de su amigo, pero el pelinegro le prometió que siempre serían nakamas, y ella sabía que Luffy siempre cumplía sus promesas.

Un par de semanas después llegó su turno, empacó las pocas cosas que tenía y fue a la oficia del director a esperar a sus nuevos padres. Cuando fue a sentarse para esperar a que lo llamaran, se sorprendió de ver en la silla continua a aquel chico que los había golpeado a él y a Silk justo el día en el que conoció a los dos hombres que ahora eran su nueva familia.

- Hola, mugiwara..... al final si nos adoptaron a los dos ¿Eh? - comentó el mayor, Luffy le sonrió.

- ¿También te adoptaron? ¡Eso es genial! ¿Ves que si era posible? - el contrario suspiró.

- Aún creo que estoy soñando, la gente siempre decía que a los chicos problema como yo nunca los adoptaban, y más si llegaban a la adolescencia, que al final terminaría en la calle siendo un delincuente, y yo..... lo creí..... jamás imaginé que este día llegaría.

- No deberías hacer caso a lo que la gente dice ¿Sabes? Yo nunca hago caso - declaró con orgullo - aunque a veces me meto en problemas por eso - rió.

- Pues a tus nuevos padres si deberías hacerles caso - lo regañó Connie, la secretaria del director, mientras se acercaba a ellos - Byron, ya vino tu padre por ti - le habló al otro chico, este asintió y se puso de pie dispuesto a irse, pero la voz del menor lo detuvo.

- ¡Oye! ¡Aún tengo que patearte el trasero por golpear a Silk! Así que nos volveremos a ver ¿Ok? - el contrario solo se echó a reír mientras se iba junto a la rubia.

Y él se quedó esperando ahí sentado, estaba bastante ansioso y esto se notaba en sus pequeños pies que pataleaba en el aire, ya que debido a su baja estatura no tocaban el suelo. Para matar el tiempo y la ansiedad decidió comenzar a cantar una vieja canción que le había enseñado alguien especial para él.

- 🎶Yohohoho, yohohoho, yohoho, yohoho..... binkusu no sake wo todo.... - su canto fue interrumpido cuando Connie regresó.

- Bien Luffy, ya llegaron tus padres por tí - dijo sonriéndole dulcemente. Al escuchar aquello, el niño saltó emocionado de su silla y corrió hacia donde lo esperaba su familia.

Y ahí estaban los dos junto al director, el rubio lo esperaba con una enorme sonrisa y con los brazos abiertos, mientras el pelinegro a su lado intentaba aparentar estar serio y desinteresado, pero en su mirada se notaba que también estaba feliz de recibir a su nuevo hijo. Al verlos Luffy corrió aún más rápido hasta llegar a los brazos de Sabo y envolverlo en un fuerte abrazo, y en aquella correndilla el sombrero salió volando nuevamente, por lo que el de las pecas se apresuró a agarrarlo para que no volviera a perderse.