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El domingo llegó y Sebastián estaba preparado para llevar a Mariana a tener un día diferente...

Sebastián: ¿Lista señora?

Mariana: Creo que si pero ¿está seguro que nadie nos seguirá?

Sebastián: No, además Dante está avisado de todo, él y el chófer nos llevarán hasta cierto lugar y después despistaran a periodistas y cámaras.

Mariana: Ok, confiaré en usted.

David los acompaño y en parte de la ruta hicieron el cambio de auto, el chófer y David siguieron un poco más y dieron la vuelta, de esa manera despistarían a la gente, mientras que Sebastián y Mariana se iban en otro coche...

Sebastián: Le dije que todo saldría bien, le prometo que pasará un día inolvidable, usted trabaja mucho, tiene que descansar y disfrutar de la naturaleza.

Mariana: Lo haré, lo prometo, hace tanto no salía así

Llegaron al pequeño pueblo, bajaron del coche, Mariana admiraba la belleza del lugar mientras Sebastián bajaba los bolsos, entraron a una pequeña cabaña...

Mariana: Es todo tan maravilloso.

Sebastián: Pensé que no le iba a agradar, se que usted está acostumbrada a los lujos.

Mariana: No siempre fue así, sabes....me costó mucho estudiar lo que quería, porque no tenía dinero, tenía que trabajar para poder pagarlo, pero lo logré, tenía que ayudar a mis papás en la casa y además pagar los estudios, fue un esfuerzo pero estoy feliz de haberlo logrado.

Sebastián: No lo sabía, pero que orgullosos se sentirían sus papás de tener una hija como usted y mire dónde llegó.

Mariana: Lo estaban, los últimos años logré darles lo que nunca pude y se que se fueron felices, pero no siempre fui un orgullo para ellos.

Sebastián: ¿Porque lo dice?

Mariana: Por nada, cosas del pasado.

Sebastián: ¿Sabe porque la traje aquí?

Mariana: ¿Porque?

Sebastián: Aquí nací y crecí, en este pequeño pueblo.

Mariana: ¿De verdad? Pero es muy hermoso.

Sebastián: Que le parece si vamos a comer a un pequeño bar que hay aquí, y después la llevo a conocer más ¿Que le parece?

Mariana: ¿Está seguro que nadie me reconocerá?

Sebastián: Señora ¿confía en mí?

Mariana: Claro que sí, usted me cuida.

Sebastián: Entonces vamos.

Después de cenar, llevó a Mariana al lago...

Sebastián: Siéntese.

Mariana: ¿Aquí?

Sebastián: Es pasto señora, no pasará nada, venga.

Mariana se sentó y se quitó los zapatos, Sebastián sacó dos vasos y una bebida para ambos, platicaron de muchas cosas, él le contó sobre su vida, su familia, al igual que ella...

Mariana: Así que los dos estamos solos.

Sebastián: Si, mi mamá me crió sola y ya murió, fui hijo único.

Mariana: Mis padres ya no están y bueno, lo de mi esposo ya lo sabe.

Sebastián: ¿Y amores de adolescente o de jóven?

Mariana: Eeh, no, no me acuerdo ¿y usted?

Sebastián: Nada del otro mundo, alguna novia si pero después me fui al ejército y ya no hay tiempo.

Mariana: En el ejército hay mujeres.

Sebastián: Si lo sé, pero ninguna es para mí.

Mariana: ¿A no? Y que tipo son?

Sebastián: No lo sé, no hay en específico pero será la que me enamore (mirándola fijo a los ojos).

Por unos segundos se miraron hasta que Mariana se puso nerviosa...

Mariana: Voy a....al río.

Mientras Mariana estaba a la orilla del río observando la naturaleza, Sebastián desde su lugar no podía dejar de mirarla, esa mujer tan recta, ahora así tan de ropa de casa, con su cabello en una cola de caballo, esa mujer cada día lo enloquecía más pero era su jefa, la candidata a la presidencia y él solo un simple guardaespaldas...

Mariana: Ya falta poco para oscurecer, creo que es mejor irnos.

Sebastián: Claro pero primero la invito un helado.

Mariana: Me encantaría, gracias Sebastián, me encantó esta salida, hace mucho no me sentía tan en paz, poder salir sin que las cámaras o periodistas estén encima.

Sebastian: Y si usted me deja, puedo traerla quizás alguna vez al mes o cuando desee descansar, porque usted tiene dinero y puede pagarse viajes y lujosos hoteles, pero no me diga que esto no es mejor.

Mariana: Claro que sí, esto no se paga con nada.

Sebastián: Y aquí tiene un amigo.

Mariana: Gracias señor Roca y ya vamos por ese helado que ya se me antojo.

Luego del helado se fueron a la pequeña casita, se irían ese mismo día pero prefierieron quedarse un día más...

Sebastián: Ya le avisé a Dante.

Mariana: Ok ¿Café?

Sebastián: Si, gracias (tomando la taza) señora ¿Está segura que quiere quedarse? Se que esto no es esos hoteles glamorosos que usted va.

Mariana: Estoy segura, ame este lugar y es tan lindo que nadie aquí me reconozca y me da paz, y no soy así señor Roca, si he ido a lugares "glamorosos" como dice pero se de dónde vengo y la verdad me ha sorprendido con este lugar, me gustó mucho.

Sebastián: Este es mi pueblo, mi lugar y desde hoy el suyo señora.

Sebastián: Este es mi pueblo, mi lugar y desde hoy el suyo señora

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El Guardaespaldas y la Primera DamaWhere stories live. Discover now