just a little bit.

113 21 0
                                    

—Madre, voy por mi yegua y a cavalgar o jugar un poco de polo con Jongseong.

—¿Tienes puesto protector solar?— lo miró de arriba a abajo.

—Como siempre.

—Diviertete mi príncipe no defases las franjas horarias.

—Por supuesto— se acomodo el cuello de su chomba y salió.

Normalmente iba caminando por el asfalto pero esta vez decidió ir por el bosque y acortar el camino hacia los establos donde lo esperaba su mejor amigo.

Alguien pasó corriendo y se llevó su hombro puesto.

—Cielos su majestad, estamos destinados a chocar.

—Lord debería tener más cuidado, ¿a dónde va con tanta prisa?

—A casa, ¿dónde más?— estaba sonriente.

—¿Qué lo trae tan feliz y desaliñado? Oh por Dios, ¿qué ha estado haciendo?

—Cosas que a un príncipe no le incumben en lo absoluto, no quiero corromper su inocencia.

—¡Usted tiene una esposa!

—Pero eso no significa que la ame, ¿acaso su matrimonio no está arreglado? Usted no escogió con quien se va a casar, estoy seguro, aunque la emoción de la señorita Yoo Jimin es inmensa, espero que usted sí pueda amarla.

—¿Cómo puede usted decir eso?

—La vida es una, ser un príncipe no te puede impedir ser feliz— dicho esto, Sunghoon vió a Lee Heeseung continuar su corrida hasta su hogar.

—¿Cuánto tiempo pensabas tardarte?— Jongseong caminó hacia el— acompañame al pueblo, no vamos a ir por los caballos, te mentí.

Sunghoon hizo una mueca de enojo.

—¿AL PUEBLO? ¿Para qué quieres ir al pueblo? Tienes gente que se encarga de eso.

—¿Será que algún día te calles y no preguntes? Solo tengo que ir, ¿vas a venir o no? Me iré solo sino.

—Bien, vamos al maldito pueblo.

—¡Tu vocabulario Park!

Sunghoon hizo el gesto de que cerraba la boca.

[...]

Era bastante obvio que en el pueblo iban a tener todos los ojos sobre ellos, de haber sabido, Sunghoon se hubiera vestido más informal, pero llevaba ropa de polo porque creyó que eso iban a hacer con el pelinegro mayor pero se equivocó.

—¿Ahora si vas a decirme que estamos haciendo aquí?

—Solo quiero algo de fruta...

—Tienes que estar bromeando— paró de caminar y lo miró— Jongseong no necesitas venir a comprar fruta, de seguro tu casa está repleta y además tienes personas que hacen eso por ti.

—¡Está bien! He venido a ver a alguien.

Sunghoon frunció el ceño.

—¿A quién? ¿Al pueblo?

—El mes pasado hemos venido con mi madre por una cosa que tenía que hacer y arreglar, me he quedado esperando y salí a recorrer esto, un muchachito me obsequió una flor y un chico un poco más grande lo regaño diciendo que no podía ir por ahí regalando flores a gente de la realeza.

—Sí, ¿y?

—Juro por mi amada madre que ese chico tenía los ojos más lindos que he visto.

—Ay santo cielo, no puede ser— Sunghoon comenzó a reírse— estamos aquí porque te ha gustado un campesino, eres todo un romántico.

—Cállate, no se ni para que te traje.

—Porque no tienes más amigos, definitivamente.

Continuaron caminando hasta que Jay se acercó a un puesto que había ahí.

—Buenos días.

—¡Cielos santo Lord! ¿Ha vuelto porque le ha gustado mi flor?

Un niño de un par de años menor que él le sonreía con amabilidad.

—Por supuesto.

—¿Puedo ayudarle?— Un pelinegro salió de adentro mientras se limpiaba las manos— ¡Oh! Buenos días alteza, ¿se le ofrece algo?

Sunghoon posó su mirada en Jay al notar que no respondía y le dió un pequeño codazo.

—Uhm yo... ¡Manzanas!

—¿Verdes o rojas?

—No sé, ¿cuáles te gustan a ti?

El chico lo miró extrañado.

—Uhm, rojas creo, las verdes son más ácidas.

—Entonces rojas.

El asintió y tomó una pequeña bolsa para ponerlas allí dentro.

Dejó a Jay estupidizado con aquel niño y estaba dispuesto a seguir caminando cuando justo enfrente sus ojos de distrajeron en un lindo muchacho, más bien un lindo australiano.

¡Era su instructor de piano!

—Joven Sim.

—Su alteza, ¿qué es lo que está haciendo usted en el pueblo?— le preguntó sorprendido.

—Acompañando a mi amigo, creo que tuvo un enamoramiento a primera vista o algo así con el niño de las verduras.

El mayor soltó una risita.

—Tenga— le entregó— cortesía para mi aprendiz— sonrió.

Jake le dejó una piedra coral en la palma de la mano.

—¿Qué es esto?

—Vendo piedras como puede apreciar, eso es un cuarzo rosa.

—¿Y qué significa?

—Averiguelo príncipe.

—No puedo creer que compre manzanas solo para poder pagarle y que nuestras manos se rocen.

Jaeyun rió.

—Él es mi instructor de piano, Jaeyun, y él es mi mejor amigo y mi primo, Park Jongseong.

Jake por supuesto ya lo conocía.

—¿Ha tenido un flechazo con Jungwon?

—¿JUNGWON? ¿Es ese su nombre?

—Así es, Yang Jungwon, tiene 17 años.

—Voy a enviarle cientos de cartas anónimas.

—¿Por qué anónimas? Si tanto le gusta, sea sincero.

—Si mi madre o alguien se enterara, me matarían, no puedo arriesgarme a ello, yo no puedo ser un pecador.

—Quizás es hora de entender que para el amor no hay género, ¿verdad?

Sunghoon miró a su instructor con admiración y sonrió cabizbajo.





dilemma - heehoon, jakehoonWhere stories live. Discover now