El principio del fin

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¡Hola a todxs!

Este es el penúltimo capítulo de la historia. Está narrado desde diferentes puntos de vista, así que espero que no sea confuso.

Una vez más, ¡gracias por todo!

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Light Yagami

"Sentirás el miedo y el dolor solo conocidos por aquellos que han usado la Death Note." Ryuk, me dijiste eso hace meses. En realidad, no podías estar más equivocado. Yo soy la excepción que confirma la regla. No tengo miedo, ni siento dolor. Tengo todo lo que quiero y, por ello, soy feliz.

Incluso un Dios como él podía permitirse tener sus propios deseos, por egoístas o terrenales que fueran. Eso no significaba que fuera débil, sino todo lo contrario; como Mesías del Nuevo Mundo, tenía el poder de establecer las reglas de manera que cuajaran perfectamente con sus anhelos más mundanos. Por consiguiente, el cuerpo y la vida misma de Ryuzaki le pertenecían al completo. Si todo iba según lo planeado, podría disponer del detective a su antojo; para siempre.

"Ryuzaki... Vamos, déjame escucharte..."

Era evidente que L estaba intentando reprimir lo inevitable. Mientras estaba siendo penetrado, sus mejillas ardían de calor, su respiración estaba agitada y se mordía el labio con fuerza para evitar que los gemidos escapasen de su boca. Pero Light no iba a conformarse con escucharlo a medias; lo quería todo.

"Está bien. Si no me dejas escucharte, entonces tendré que obligarte a gritar como nunca..."

Rápidamente, Light volteó a Ryuzaki y lo forzó a hundir la cara sobre la almohada. Sabía que el detective era una persona lo suficientemente fuerte para oponerse, pero, por alguna razón, este prefirió resignarse y no presentó resistencia alguna. Ese era el tipo de pasividad y obediencia que él necesitaba ver de su parte; y eso no hizo más que excitarlo a niveles insospechados.

"Muy bien, L. Te prometo que, si te portas bien, tendrás un lugar privilegiado en la nueva sociedad. Permitiré que seas mi mano derecha."

Y, sin poder contenerse más, penetró a Ryuzaki de forma violenta. Esta vez, el detective no consiguió acallar un sonido que parecía denotar molestia. Light llevó las manos a sus caderas y comenzó a moverse dentro de él poco a poco, dándole tiempo a habituarse, hasta que el dolor fue dando lugar al placer. L arqueaba la espalda, apretaba las sábanas entre los puños, gemía constantemente, pidiendo más sin necesidad de decirlo directamente. Desde arriba, la vista era verdaderamente maravillosa. Podría permanecer dentro de Ryuzaki y acostumbrarse a contemplar aquello durante días, semanas, años. Lo amaba, lo necesitaba, hasta el punto de estar obsesionado con él; pero no importaba, porque Light Yagami era el Dios del Nuevo Mundo, y todo, absolutamente todo, le pertenecía.

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Misa Amane

Cuando Light y Misa fueron liberados de toda sospecha, fue la segunda la que comenzó a llevar a cabo los juicios de Kira. La inocente chica soñaba con el día en el que Light Yagami se enamoraría perdidamente de ella y estaba dispuesta a todo con tal de conseguirlo. "Misa. Serás la Diosa del Nuevo Mundo conmigo." Aquellas palabras de Light se le habían quedado grabadas a fuego. Misa se las repetía a sí misma cada día y le daban fuerzas para continuar. Sin Light, su mundo no tenía sentido; sus padres habían muerto hace tiempo, así que él era lo único que le quedaba.

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