17: Longing of the heart

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⚠️Advertencia ⚠️

Universo alternativo Omegaverse.
Mención de sangre leve, muerte y abusos infantiles.

Deku Omega, Kacchan Alfa.
Pequeño Keigo (Hawks), mayormente la historia está desde su punto de vista.
Por eso, desde ahora les digo que no hay lemon. :D


(...)

Desde que Keigo tenía memoria supo que el mundo era una mierda, su corta e injusta vida le hizo saber eso. Su madre y padre eran alcohólicos, aparte de eso, lo maltrataban, desde golpes hasta gritos, a ellos no les importaba mucho si comía o si tenía ropa nueva, apenas le daban algo para que comiera, le dejaban ropa vieja y rota para que se vistiera.

La situación no era buena entre sus padres tampoco, a veces su madre le gritaba todo el día al alfa de la casa y este la agarraba a golpes cuando su límite de paciencia llegaba. Todo era horrible en ese infierno, por ello, Keigo salía a escondidas de su casa y se iba a otro sitio mejor.

Tenía envidia cuando iba al parque, mirar como todos los niños allí jugaban juntos, con pelotas nuevas, ropas buenas, juguetes, ver cómo las madres los cuidaban y les daban besos cuando se caían. Keigo quería tener ese tipo de amor por parte de sus padres, cada vez que estaba escondido bajo algún árbol en el parque se preguntaba.

¿Por qué no pudo tener padres así?

¿Por qué su madre no le abrazaba?

¿Por qué su padre no lo cargaba sobre sus hombros y jugaba con él?

Keigo solo podía mirar y no tener, a veces, se quedaba todo día fuera de casa, no tenía amigos porque a todos les parecía extraño, tenía mal olor y no querían ensuciarse. Básicamente, nadie quería jugar con un niño pobre que ni un baño podía tomarse, bueno, al menos nadie le molestaba, aparte de sus padres.

Aunque, las cosas cambiaron un día, era de noche y Keigo buscaba a escondidas en la cocina algunas galletas, apenas las habían alcanzado cuando escuchó la puerta abrirse y a sus padres entrar, estaban peleando de nuevo, rápidamente, Keigo bajó y se escondió dentro del gabinete que estaba bajo el lavaplatos, la madera estaba vieja y tenía algunos agujeros pequeños por los cuales podía ver un poco.

Los vio pelear a gritos, se tapó los oídos con sus pequeñas manos, prefirió no ver y no escuchar nada, al menos eso podía hacer. Los gritos se fueron alejando de la cocina y subieron hasta arriba, aparentemente su madre le estaba gritando a su padre por una infidelidad. De repente, un golpe en seco resonó por todo la casa.

El pequeño cachorro abrió sus ojos con sorpresa y quitó lentamente sus manos de los oídos, todo estaba extrañamente silencioso, salió lentamente del gabinete, caminó despacio hacia las escaleras y se detuvo ahí, tuvo miedo. Solo era un cachorro de casi seis años y muchas cosas le daban miedo.

Sin embargo, justo en ese momento tenía un miedo diferente, a pesar de que todo estaba iluminado por las luces viejas, las escaleras mohosas y algo dañadas le parecían más interminables que nunca.
Quería subir, pero al mismo tiempo quería correr y esconderse de nuevo.

Keigo se quedó allí sin saber cuántos minutos habían pasado, solo salió de sus pensamientos cuando escuchó pasos pesados acercarse a las escaleras, corrió lo más rápido y silencioso posible al hueco que había en la parte baja de las escaleras. Se quedó allí, quieto y oculto entre la oscuridad que le brindaba el sitio.

Miró bajar a su padre, tenía un bolso sobre el hombro y parecía desesperado por irse, el alfa ni siquiera miró atrás, dejó el sitio y Keigo no sabía que había pasado. Tomó algo de valor para subir las escaleras, solo podía escuchar sus pasos y el latido de su corazón, parecía que no había nadie.

Aventuras Katsudeku. (One shorts+18)Where stories live. Discover now