Capítulo 32

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¡Hola!

¡Feliz año 2022! Oh, sí, un nuevo nivel. Les mando un abrazote cálido a todos los que necesiten mucho amor en estas fechas. Me he sentido un poco tristona pero leer sus comentarios siempre me sacan una risa y de verdad lo valoro mucho. 

Me encantó asustarlos y asustarlas con lo de "tío Kyle" del otro capítulo, sí fue hecho para eso nada más, pido perdón, soy culpable. 

Pero en fin, veamos si pude plantear bien este avance y problema nuevo que se verá envuelto en la relación de estos tóxicos. Espero que les guste. 

¡Gracias por todo lo que he recibido de ustedes! 

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Obvio no pensaría que un simple abrazo le quitaría el jodido insomnio, aun si estaba lleno de aroma y hasta con el recuerdo del contacto con su piel, nada de eso logró curarlo y al día siguiente volvía a estar mal. Despertando a media noche con espasmos de terror y obligándolo a ir directamente con el psiquiatra.

Llegó hasta ese enorme hospital lujoso y usando el nombre de Eric concretó una cita por teléfono, por lo que le recibieron con una afectividad a la que aún no se acostumbraba a pesar de las veces que asistía. Con guantes, ushanka, chamarra y las manos ocultas en los bolsillos de ésta, se adentró a la zona de salud mental y se sentó en la sala de grandes sillones tintos, chimenea y alfombra esponjosa. Le recordó a la de la habitación de Cartman... ¿aún la tendría? La verdad es que sí lo extrañaba mucho, eso de ir a su casa... quizá deba hacerlo. Antes no lo veía como pareja pero igual asistía por el gusto de estar con él...

... Bueno, estaba enamorándose pero no lo sabía, no era consciente. Y sobrevivió.

... Pero no estaba Yentl antes...

Pero Yentl no le importa, Eric es de él aunque no estén juntos.

Que pensamiento más problemático.

Y reconfortante al mismo tiempo.

Un problema en definitiva.

Cruzado de brazos, asintió decidido y cerró los ojos unos segundos antes de que un hombre con bata blanca le buscara con su apellido. Nervioso pero aceptando su problema, se fue a con él a la oficina donde le revisaron con pruebas, entrevista y hasta tuvo que decirle de nuevo parte de su vida como en las psicoterapias. Una hora después, Kyle llevaba la receta en su mano, hecha en computadora, impresa en papel a color y con un sello digital y una firma del doctor.

Antiansiolíticos.

Antidepresivos.

Le dio cierta gracia, le recordaba a su primo Kyle, con esa bolsa de medicamento que comenzó a cargar cuando inició su adolescencia. "Este es para mi dolor de cabeza, éstas pastillas para el dolor de barriga que me da por las pastillas contra el dolor de cabeza, éste jarabe me ayuda a reponer fuerzas por estos medicamentos... ah, este ungüento me ayuda a relajarme porque tener tanto medicamento me estresa."

Joder, en su familia todos estaban defectuosos.

Se despidió de la mujer de recepción y entró a su auto con tranquilidad, releyendo la receta. Iría a una farmacia inmediatamente y adiós insomnio, despertares, llanto incontrolable... a veces era necesario si el cerebro se avería, pensaba, aun si sus pensamientos ya no estaban tan mal. Debe aceptar que tanto tiempo teniéndolos terminó por afectar neurológicamente y ahora... pues solo quedaba hacerse responsable. De todos modos está contento de quién está logrando ser, hasta el punto de buscar ayuda inmediatamente que reconoce el problema, sin vergüenza. Miedo sí, pero no vergüenza.

La persona especialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora