2. Emoción

302 56 3
                                    

Disclaimers

Los personajes de Inuyasha son de Rumiko Takahashi, pero la historia y la locura muy mía.

No continúo historia, si termina, termina, no me pidan continuaciones.

Solo publico en Fanfiction, Wattpad y en mi página de kagomex100pre . worpdress . com, si ven en otro lado la historia ¡denúncienlas! Mucho menos subo historias en páginas de Facebook, ni siquiera en la mía.

¸.•¤•.¸¸.•¤•.¸
Capítulo 2
Emoción

El tráfico de las 5 ha hecho que pasemos casi dos horas en el Volvo último modelo en el que nos llevan, uno que es exclusivo para ella, sin embargo, a pesar de ello, hemos pasado por una cafetería y comprado un té chai para mamá y un laté blanco para mí, me ha invitado además a un muffin de naranja que son mis preferidos, aunque debo de aceptar que los que yo hago son mejores.

Mamá me ha preguntado las mismas cosas de las que siempre hablamos, a pesar de estar tan separadas casi hablábamos a diario.

—¿Tienes novio? ¿Novia?

—Mamá, como crees, no soy gay.

—Hoy en día no se sabe hija, y aunque lo fueras ni a tu padre ni a mí nos importaría, lo que nos interesa es que seas feliz.

—Gracias mamá, pero realmente creo que lo soy —acepto un poco nostálgica.

—¿Estás segura? —se acerca pegando su cabeza con la mía y yo asiento—. Porque por un momento creí que no querías regresar.

—¿Qué te hizo pensar eso?

—Hace casi un año cuando fuimos de visita, le dijiste a tu padre que tu vida estaba allí, en Francia, tal vez no en Marsella porque justo en ese tiempo te habías mudado una corta temporada, pero que te sentías más a gusto allá.

Creí que papá no le diría nada, esa vez estaba enojada, frustrada, no sabía si con mi vida que ha sido tan perfecta o conmigo misma por desear algo que no puedo tener, y en aquella ocasión creía fielmente que nunca regresaría a Japón, mucho menos al seno de mi familia que casi representa un nido de serpientes por lo peligroso que puede ser.

Le doy un abrazo, me gustaría aceptar que al punto de lágrimas porque este es el momento justo cuando se producen, pero por alguna razón, llorar no es uno de mis fuertes, creo que la última vez que lo hice fue cuando me rompí una pierna luego de estar jugando a ser elfos con Inuyasha cuando tenía como 8, nos gustaba imaginarnos que éramos parte de la Comunidad del anillo.

—En ese momento estaba bien allá, pero creo que ya hice todo lo que podía en Francia, me enseñaron mucho, hice muchísimos amigos y aprendí a vivir sola en un mundo que era muy diferente en el que ustedes me estaban protegiendo, pero creo que es momento de pensar en realidad qué hacer con mi vida —me separo de ella.

—¿Y lo harás aquí? ¿Con nosotros? —eso me hace reír.

—Sí, lo haré aquí en Japón, con mi familia, con las personas que tanto amo, aunque siempre alejada de ustedes.

—¿"Alejada"? ¿A qué te refieres? —hemos estado también agarradas de las manos y veo cómo su rostro se compunge, pero al momento de preguntar me suelta de un solo golpe.

Entramos al inmenso paraje lleno de árboles, la mansión de mis padres queda en las afueras de la ciudad, aunque también tienen un pent-house en un edificio icónico en el centro de la ciudad. Cada árbol me recuerda las aventuras que pasamos con Inuyasha y Sesshoumaru, hacíamos competencia de todo tipo, aunque Inu me trataba como su igual, Maru siempre me trataba como a una princesa.

—Mamá —sueno en tono conciliador—, por favor no empieces como el resto de personas que cuando llegas a cierta edad todos te preguntan que cuando tendrás novio, cuando lo tienes te bombardean con que quieren saber cuándo será la boda, cuando te casas que cuando tendrás hijos, cuando tienes el primero que cuando vas por la pareja, ni siquiera empiezas algo cuando ya todos quieren saber cómo será el final.

Abre la boca para decir algo, pero sonríe negando y al final lo único que logra hacer es tragarse el aire.

—Tienes razón. Solamente llevas un par de horas en tierra natal y yo ya quiero saber qué planes tienes para los próximos 10 años.

Las dos nos ponemos a reír y después de un par de kilómetros que recorremos desde la entrada principal hasta la puerta de la casa me acomodo en el asiento sintiéndome nerviosa.

—Kaede preparó tu cena favorita, todo lo que quieras comer, estaba realmente emocionada de que regresaras.

—Nana Kaede debería ya de retirarse —acepto, porque la mujer nos crio a todos nosotros.

—Dice que si le exigimos su retiro que mejor le vayamos a dejar flores al cementerio porque al día siguiente se morirá de tristeza —ambas nos ponemos a reír, la nana Kaede siempre fue algo exagerada, aunque sé que mis padres solo la tienen por tenerla, no porque le pongan mucha carga.

—¿Papá? —ella vuelve a ver su reloj y niega.

—Generalmente los jueves siempre tienen junta y van terminando casi a las 10, Sesshoumaru está igual, Inuyasha creo que está dando una clase, así que mañana tendremos la verdadera reunión para que podamos estar todos juntos.

—Está bien —acepto sonriente, aunque un poco triste.

Nos estacionamos justo en la entrada y el chofer de mi madre nos abre la puerta, la verdad había olvidado cómo se sentía que alguien me atendiera, después de casi 9 años sola he tenido que hacer todas las cosas por mi propia cuenta. Caminamos abrazadas por las grandes escalinatas de la entrada completamente felices.

—¡¡¡Bienvenida!!!

Cuando abrimos la puerta, papá, mis hermanos, Kaede junto con varios de los empleados me saltan con serpentinas y otras cosas más. Vuelvo a verla y ella está completamente divertida.

—¡Mamá!

—Lo siento —acepta casi carcajeándose—, no pude resistirme.

Me lanzo sobre papá completamente emocionada y él me recibe con los brazos abiertos dándome de besos en la cabeza, Inuyasha también se acerca alborotándome mi larga cabellera negra y dándome un beso.

—Bienvenida mocosa.

Miro a Sesshoumaru que está siempre discreto viendo lo que pasa a su alrededor y me le acerco tras terminar el abrazo con papá.

—Hola.

—Hola —responde, no sé porqué mi estómago empieza a dar vueltas y mi corazón se acelera, bueno, realmente sé porqué es, pero no creo poderlo aceptar, no todavía.

Quiero decirle tantas cosas, pero al final lo único que hago es tirarme a su fuerte pecho y él simplemente me abraza.

—Ya estoy aquí.

—Bienvenida.

Me da un tierno beso en la cabeza y yo siento que ya podría morir e irme directamente al cielo, en estos momentos creo que mi decisión de regresar ha sido la mejor, porque estar en los brazos de mi Maru es lo mejor que puede pasarme en estos instantes.

La fruta es prohibida y se llama Sesshoumaru (Sesshome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora