𝐶𝐴𝑃𝐼́𝑇𝑈𝐿𝑂 𝑋𝑋𝑉- ⭐𝑇𝑢 ℎ𝑒𝑐ℎ𝑖𝑧𝑜 ℎ𝑎 𝑖𝑛𝑣𝑎𝑑𝑖𝑑𝑜 𝑚𝑖 𝑈𝑛𝑖𝑣𝑒𝑟𝑠𝑜.⭐

56 18 90
                                    

Existen miles de mitos sobre los hechizos de amor, pero el hechizo que ha sucumbido mi corazón se describe con:

"Señorita Vangoh"

3 días antes.

2:15 am- Café-Bar

Adán.

Juliet estaba volviéndome loco, sabía que mis impulsos podían traicionarme, pero, por alguna razón estaba perdiendo el control sobre mi mismo, aquella mirada tan profunda que me brindaba cada que nos mirábamos, me decía más de lo que había escuchado salir de su boca.

Sus labios carnosos me tentaban, aquella manera tan elegante y sostificada de caminar, el aroma a un perfume tan dulce y adictivo que se desprendía de si, era una delicia, Señorita Vangoh, tú no eres parte de mi plan, pero no estoy logrando contenerme.

Me has pegado en mi punto más vulnerable, la soledad con la que convivo me pesa demasiado, pero es más ligera a tu lado, el deseo de sentirme bien, amado y especial no lo he tenido desde que mamá falleció e Isabela se marchó, pero por alguna razón, tu calidez similar a la del verano me ha hecho reverdecer después de haber sido un desierto que se perdió en la oscuridad de su propio tormento.

No conozco el amor, pero tu voz es mi mayor tentación.

-Julieth, necesitamos hablar-dije al verla volver con su bandeja vacía, en seguida dirigió su atención hacia mí, carajos señorita Vangoh, deja de darme esa mirada tan inocente con picardía.

-Adán, este es un Café-Bar, y sí algunos vienen para charlar, pero yo no puedo ahora, estoy como trabajadora-contestó mientras se ajustaba el mandil negro que era parte de su uniforme y bajaba la mirada, podía notar que estaba nerviosa, era como si me quisiera evitar, quizá pudiera ser por su atrevimiento.

-Hace un momento estabas hablando conmigo cómodamente, hablemos, no quitarte tanto tiempo. -refuté

-Está bien, tienes 2 minutos, y ya está corriendo el tiempo. -Agregó seria y a su vez con las mejillas ruborizadas.

No me gusta ser precipitado, pero deducía que su nerviosismo se debía probablemente a la nota que me había hecho. A caso la Gran Julieth Vangoh, ¿Tiene miedo a lo que le puedo decir?

Pero si es así, te haré pagar por la agonía que estos últimos días me has provocado.

-Ven conmigo-Dije en un susurro, cerca de su oído.

-¿Qué? - Respondió musitando.

Los riegos a veces se tienen que correr cuando tu deseo es un tanto costoso. Me levanté de mi asiento y esta vez levanté la puerta de la barra y me filtré por ella para tomar de la mano a Julieth y llevarla conmigo fuera del bar con cautela.

-Adán... ¿Qué haces? ¿por qué estamos saliendo como si nos ocultáramos? -cuestionó con intriga.

-Sh! - Solo sígueme.

Logramos escabullirnos de la multitud, hasta que llegamos a la parte trasera del sitio, sí, el típico callejón sin salida y con un faro relampagueante.

-¿Te estás ocultando de alguien en el bar? - Cuestionó asustada.

-No señorita Vangoh, solo me estoy robando a la única que en realidad me está haciendo perder la razón-Solté bisbiseando con demasiada seguridad mientras clavaba mis ojos sobre los suyos.

-Resulta que ahora el miedo me sucumbe a mi Señor Brescot-Susurró, pero con voz clara, su mi mirada era fuerte y con agallas frente a la mía, negro cubriendo el azul de mis pupilas, igual que la noche que cubre el océano haciéndose uno solo.

Veleros y Estrellas. ⭐ #PGP2023Where stories live. Discover now