Beautiful Legs

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Abrió un poco los ojos al ver hacia la pizarra, no había tenido un buen día y parecía que sus ojos no querían funcionar como debían, subió un poco las manos pero enseguida las bajo.

Cada que podía relamía sus labios resecos y aclaraba la garganta, sus ojos se desplazaban de un lado a otro viendo a sus compañeros frente suyo y al profesor que explicaba algo que ella no lograba escuchar, tal vez era super importante pero sus oídos parecían tapados con una cosa extraña.

Llevaba así dos días seguidos, después de lo que sucedió al traspasar la puerta, parecía que sus sentidos decidieron apagarse y no encenderse nuncas más, y eso que trató de despertarlos.

Hasta se separó de Myoui hasta que creyeran que fuera estrictamente necesario volver a dirigirle la palabra y como eso no ha sucedido sigue a una distancia prudente, agradece ser menor para no chocar con sus clases.

Mordió su labio inferior al recordar las hermosas piernas de Mina en sus hombros, pero enseguida se golpeó la cabeza ni debería estar pensando eso mientras le dan una clase. Es más no debería estar recordando algo así.

Se estaba comportando como una hormonal, bajó las manos hasta sus muslos y los apretó tratando de relajarse y concentrarse en lo que señalaba aquel hombre, movía y movía las manos mientras explicaba y se veía que todos estaban concentrados en la clases menos ella, hasta la chica que siempre la saluda de lejos parecía estar en otro universo gracias a la majestuosidad del tema.

Suspiró y se acomodó mejor en el pupitre, miró su libreta y no tenía ni un solo apunte, ni siquiera una pequeña oración o palabra alusiva al tema.

Gruñó por lo bajo y sacudió un poco la cabeza para que esos pensamientos la dejarán en paz, quería entender lo que decía uno de sus profesores favoritos y por culpa de Mina o más bien de sus hormonas no lograba concentrarse por completo.— ¿Tiene algo que aportar a la clase? —. Subió la cabeza con rapidez y se sonrojo al ver al profesor frente a su asiento.

Negó con la cabeza mientras pedía mediante miradas auxilio a sus compañeros pero ninguno reacción solo la veían a ella esperando que dijera una sola palabra,— No, discúlpeme —. Se apartó como si nada y siguió dando la clase, fue cuando logró respirar con normalidad y tratar de concentrarse un poco más.

No quería reprobar y tenía miedo de que le volviera a preguntar, no había escuchado absolutamente nada desde que comenzó por estar pensando en Mina, ahora sus pensamientos solo eran para ella y lo que hicieron.

Sabía que había hecho mal, incluso mientras lo hacía pensaba en ello, pero aún así no se detuvo, quiso más y eso obtuvo ahora lo que le queda es recordar una y otra vez los gemidos, jadeos y como se sentía estar dentro de su compañera de piso.

Apretó un poco los muslos y abrió los labios necesitaba respirar, todo el oxígeno que pudiera lo quería retener, faltaban solo cinco minutos para irse a  su casa y sabía cómo estaría Mina, de seguro mirándola en silencio.

Estudiando cada paso que da, su comportamiento y tal vez buscando su punto débil, lo bueno es que lograba esconderlo nunca le diría que es ella, desde que la conoce se ha vuelto lo único que le importa y necesita para poder sonreír en todo el día.

Depende de la sonrisa de Myoui, de su mirada, de sus labios que se curvan al este feliz molestando una pequeña sonrisa que para ella es suficiente para saber que está feliz.

Cada minuto aprende más de ella el problema es que cada día depende más, no quiere que eso suceda y mucho menos necesitar un afecto físico de la mayor para poder estar tranquila.

— La clase a finalizado —. Todos guardaron sus libretas y fueron saliendo poco a poco, algunos parecían que llevaba prisa menos ella quien veía la puerta con miedo, como si hubiera un monstruo gigante acechandola,— Son venga conmigo —. Tragó grueso y se levantó sin querer hacerlo.

Con las piernas temblorosas se acercó al profesor quién la recibió con una cálida sonrisa que daba bastante miedo a su parecer, este le pasó una hoja que estaba llena de información de la clase, confundida lo miró, preguntándole con los ojos que significaba eso.

— Sé que eres una buena estudiante solo tuviste un mal día... —. Bajó la mirada apenada,— En la siguiente clase tenemos examen por eso te lo doy —. Y se fue dejándola con la hoja en la mano y los labios entre abiertos, le iba a agradecer pero parecía que no necesitaba que lo hiciera así que se abstuvo.

Mientras caminaba hacía sus cosas recordarba que hace un par de días le pidió a Mina que la buscará para ir a comprar algunas cosas que necesitaba para su habitación, sus padres le dieron el dinero suficiente como para comprar una cama nueva y de verdad que la necesitaba la que había le estaba dando mucho dolor de espalda.

Suspiró y salió del salón, no tenía nada que perder y los recuerdos de aquella noche deberían ser exterminados de su cerebro, lo único que quedaban eran pequeños fragmentos de lo ocurrido y aquel sabor que seguía en sus labios,— Por eso te digo que deberías esperar a que salga del salón, no la vayas a ir a buscar parecerás su madre —. Frunció las cejas y se escondió detrás de una pared,— Mina parece que estás loca por esa chica pero no te me pongas así —. Escuchar la risa de su mayor la asustó demasiado, con el corazón a punto de salirse de su caja torácica, salió corriendo hacia la salida no iba a permitir que la buscará o quedarse solas en un lugar en el que al menos no hay dos personas como mucho.

Claro en su casa sería distinto pero estaría la mayor parte del tiempo encerrada en su propia habitación si cruzar la puerta, porque ya se dio cuenta de las cosas que sucedían si ella entraba y por más que fue una fantasía cumplida no debería estar espiando, y mucho menos entrando a lugares que lo único que la harán es entrar a un ciclo enfermizo que las destruirá.

— ¡Chaeyoung-ah! —. Se detuvo abruptamente y se volteó viendo cómo Mina se acercaba corriendo hacia ella, se veía sumamente feliz sus ojos cerrandose de la felicidad y eso le daba miedo, significaba abrazo y no lo quería sería malo para ella.

No reaccionó antes de que unos brazos la sujetarán y la apretaran contra un cuerpo cálido, que extrañaba pero que prefería ocultar la necesidad de tenerlo cerca suyo,— Ya me iba a casa —. Señaló la puerta mientras se separaba de Mina quien la tomó de la mano y la jaló hasta la entrada.

— No se porque estás actuando así conmigo —. Chaeyoung tragó grueso por lo que acababa de decir, así que si sabía porque estaba actuando de esa manera,— Yo no hice nada que no quisieras —. Se le cortó la respiración la sentir la mano de Myoui entrando en su bolsillo trasero,— Si no quieres seguir con ésto yo me alejaré —. Y justo cuando iba a hacerlo, le tomó la mano y la dejo ahí.

Se sentía tranquila al tenerla cerca aunque eso no quitaba que su corazón latiera con rapidez, no sabía que era lo que significaba pero estaba bien.

No era necesario saberlo todo para ser feliz, de vez en cuando dejaba que esas preguntas sin respuesta se volvieran lo mejor de su mundo para poder estar sonriendo todo el día, como hace algunos días que algo apareció en su cabeza de la nada.

Te quiero.

Fue lo que salió de sus labios al ver a Mina dormir plácidamente entre sus brazos y se lo tomó como algo normal ya que tuvieron un momento muy íntimo y se llevaban bien, el cariño estaba allí desde que la vio por primera vez se veía alguien amigable y era la verdad.

Pasaron por un callejón oscuro en el que no se veía nadie y Myoui dio l acuesta y entró a éste, confundida la siguió esperando que le diera una explicación pero no la tuvo, en cambio unos labios se posaron sobre los suyos de la manera más delicada.

Abrió los ojos de golpe completamente asombrada, movió un poco la cabeza para separarse y preguntar pero no la dejó, sintió como las manos ajenas se subían a su nuca y la acercaban.

Al cabo de unos segundos se separaron y le sonrió, así sin más,— ¿Que fue eso? —. Preguntó torpemente.

Sus sentimientos estaban en juego y no quería salir rota de todo eso,— Solo fue un beso, me gustas... —. Eso había sido sorpresivo,— Tus labios me gustan —. Corrigió antes de aclarar la garganta e irse dejándola con los puños apretados y una expresión confusa.

Trataba de entenderla pero no podía, era demasiado para ella se estaba volviendo muy adictivo jugar de esa manera, sin compromisos.

𝐃𝐎𝐍'𝐓 𝐒𝐏𝐄𝐍𝐃 𝐓𝐇𝐄 𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓Where stories live. Discover now