La historia de las cosas

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Narración general.

¡CRASH!

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- ¿Ahora que hacemos? - preguntó la pelimentosa.

- Botarlo, ¿Cómo que que haremos? - dijo el azabache viendo la taza quebrada en el suelo.

- ¿No has escuchado que las cosas tienen una historia? Si algo se rompe lo mejor es pegarlo ya que esa pieza tiene una historia - dijo intentando convencer a su amado esposo para conservar la taza rota.

- Emi, estamos en el siglo XXI esa creencia era creo yo que antes de Cristo, además ¿De que nos sirve una taza rota, si la pegamos lo que sirvas allí se botará - dijo el joven frotándose el seño.

El joven sabía muy bien que su esposa era un poco acumuladora y muy aferrada a lo viejo. Eso en parte es bueno y en parte es un dolor de cabeza, por ejemplo: cada vez que un celular se le daña por trabajar como heroína va a y preguntar dónde arreglan los aparatos eléctricos si tiene "salvación" un teléfono que está hecho añicos y este es el dolor de cabeza, no quiere tirar la taza que se le cayó hace unos 3 minutos.

- No si sirves algo sólido - dijo sonriendo con victoria.

- Sabes a lo que me refiero, Emi - dijo con algo de severidad.

- ¿Y si lo hacemos un matero? — dijo con un gesto de preocupación.

— Tu y yo sabemos que nunca lo vas a pegar.

— Blasfemia yo si lo pegó — se defendió ofendida.

— ¿A sí?, Bueno, ¿Que me dices con respecto al plato de la semana pasada? — se burló mientras buscaba la escoba y la pala para tirar de una vez por todas la bendita taza.

— ¿Cuál plato? — dijo viendo a la nada, probando a ver si recordaba el plato que supuestamente quebró.

— Exacto — dijo barriendo los trozos de la taza y seguidamente desecharlos en es cesto de la basura

— ¡Noooo! ¡Shota yo lo hiba a pegar! — grito la joven — ¡Bueno!, ¡No importa! — fingió indiferencia.

— Si no importa — dijo lanzando a la misma bolsa los desechos de Pichy, su gato.

El azabache sabía que Emi era capaz de recoger las piezas de la basura, siempre y cuando no hubiese algo encima o debajo de ellas que le desagradara.

— ¿Pasa algo, cielo? — dijo Ahora con toma la intención de maldad, este fingió demencia y puso su mejor sonrisa.

— N-no...nada — la cara de ella para el contrario era un poema de pura satisfacción.

MatrimonioWhere stories live. Discover now