Historia y lágrimas

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Mi pelo se volvió morado por la tristeza y preocupación que esa carta me suponía.
- Kira, es impresionante. Además de ser hija de Lord Voldemort eres Metamorfomaga - me dijo con una sonrisa.
- Profesor, ¿que pasa si lo acaba escuchando Malfoy?
- Oh, veo que tienes el mismo problema que el Trío de Oro... Bueno, creo que sería mejor que no lo descubriese, pero te tendría un poco más de respeto, eso sí.
- Pero, ¿entonces mis padres sabían que morirían?
- Sí, Kira, todo lo que acoges del Que No Se Puede Nombrar, puede asegurar la muerte.
- ¡Ah! ¡Callaos ya! ¡Sereis cursis! - les grité a Rubí y Fawkes.
- ¡Callaos vosotros! ¡Muerte por aquí, muerte por acá! ¿Pero que os pasa?
- ¡No me contestes! - le grité a Rubí. Ella voló hasta mi cabeza y me empezó a picotear-. ¡Vale, me rindo! ¡Pero id a encaramelaros a otra parte!
- Tsk. Lo que tu digas.
- Así que también puedes hablar con los animales.
- Sí, he estado reconsiderando una cosa - le dije al Director -. Quisiera volverme Animaga.
- Bueno, eso debes hablarlo con McGonagall.
Estuvimos hablando un rato más hasta que dieron las seis.
- Creo que me debería ir, mis amigos deben de estar buscandome - me levanté -. Buenas tardes, profesor Dumbledore.
- Buenas tardes.
Salí de la Oficina del director y fui directa al lago Negro.
- ¡Oh, Kira! Tienes el pelo morado, ¿que ha pasado?
- No es nada. ¿Que hora es?
- Las seis y media - me dijo con su voz soñadora.
- Creo que me olvido de algo... - murmuré.
- Wood - me recordó Rubí.
- ¡Es cierto! ¡Quedé con Oliver en el campo de Quidditch!
- Uuuu... ¿Quedaste? Oh, Snake, jsjsjs... - se oyó una voz detrás de mí.
- Por Merlín... ¿Ahora qué quieres, Malfoy? Mi entrenamiento debería haber empezado a las seis y no estoy de humor - le pregunté girandome.
- Sí, ya. Seguro que te vas a intentar tirar a Wood - habló Blaise.
- Sí, claro. ¿Te creés que soy como vosotros? Pues te equivocas.
- ¿A sí? ¿Y como somos nosotros? - me preguntó Malfoy acercándose a mi desafiante.
- Pues vosotros sois unos mujeriegos sin remedio que se besarían con medio Hogwarts. Y solo por jugar con los sentimientos de las mujeres.
- ¿Que sabes tú si es tu primer día aquí?
- Bueno, pues resulta que he visto a Malfoy besándose con una chica el expreso. Con una distinta antes de clase de Pociones. Y con otra cuando iba hacia el despacho de Dumbledore. Y a tí te vi con cinco Pavas en unas horas, Blaise - le dije mirándolo de arriba abajo con desprecio y asco a la vez -. De verdad que no entiendo a los hombres, algunos son despreciables, ¿cierto, Luna?
- Concuerdo.
- Bueno, me voy. ¿Vienes conmigo? - le dije a Luna.
- ¡Claro!
Le saqué la lengua a Malfoy y a Zabini y me fui con Luna hacia el campo. Allí nos encontramos con Oliver y Luna se fue con sus amigos.

ℕ𝕒𝕣𝕣𝕒 𝔻𝕣𝕒𝕔𝕠.

- Pppff... Esa niña es poderosa. ¿Has visto que lengua más afilada?
- No hables así del enemigo, Zabini. ¿Esque no te enteras? Esa lengua afilada me atacó tres veces en una día, y no solo la lengua, también la varita. Hay que contraatacar.
- Mmm... Creo que tengo una idea. ¿Y si vamos a su entrenamiento?
- Sí, claro. Igual en un entrenamiento para una chica que nisiquiera está en el equipo de Quidditch podemos descubrir sus estrategias.
- No decía eso, podría ser que descubramos algo para usar en su contra - me aclaró.
- Mm... ¡Se me acaba de ocurrir una idea! ¡Pondríamos descubrir algo para usar en su contra!
- ¡Esa fue mi idea!
- ¡Pues ahora es mía! Vamos.
Fuimos hasta el campo de Quidditch. Allí Snake ya estaba practicando. Wood tiraba una Quaffle, de distintas maneras, para intentar que entrara por los aros. Estos los estaba guardando PeloNido.
- Así que practica para Guardiana... Mm... Interesante.
- Oye, Draco... Es demasiado buena, acabará entrando en el equipo, ganarán todos los partidos y ganarán el trofeo de Quidditch.
Por los aros no entraba la Quaffle. La Lengua De Serpiente hacía giros y maniobras para devolversela al Niño Quidditch.
- Ppppss... No es cierto.
- Deja tu orgullo de una vez y reconocelo. ¡Parece profesional! - le di una colleja.
- ¡Que no hables así del enemigo! - grité.
- ¡Eh, Oliver! ¿¡Escuchaste algo!? - le preguntó Snake a Wood, desde su escoba.
- ¡No! ¿¡Que tal si hacemos un descanso!?
- ¡Sí, por favor! - suplicó ella aterrizando y bajando de su escoba. Se quitó los guantes y el casco y se sentó en un banquillo. Nosotros dos nos acercamos lenta y sigilosamente. Queríamos escuchar lo que conversaran.
- Oye, Kira, ¿qué pasó aquel día?
- ¿Qué? - dijo ella sorprendida.
- Ese día, ¿que pasó?
- Aaa... Ya... Bueno, era mi cumpleaños, cumplia mis cuatro. Estaba ayudando a hacer la tarta, cuando mi padre me dijo que acompañara a mi madre a la despensa. Necesitábamos virutas (sprinkles) de colores. Bajé junto a mi madre. Cuando estábamos a punto de cogerlas, aparecieron un montón de personas vestidas de negro, Voldemort y con ellos mi hermano - el pelo de Kira era cada vez más morado, hasta que se volvió púrpura. Signo de melancolía -. Mi madre me puso detrás de ella para protegerme. Me dijo que subiera arriba y avisara a mi padre, mientras empuñaba la varita. Volví a subir a la cocina, donde estaban mis tíos, mis abuelos y mi papá. Les dije que habían aparecido un montón de personas y me miraron preocupados. De repente se oyeron ruidos y un grito desgarrador... - de su ojo salió una lágrima.
- Kira, si no puedes no lo hagas.
- No, estoy bien, necesito desahogarme después de tantos años... Se oyó un grito desgarrador y junto a mi familia, bajé. Encontramos a mi mamá tirada en el suelo con los ojos como el azabache abiertos y muy pálida. Entonces Voldemort se acercó a mí y me dijo: "Mi pequeña Kira, ven aquí, quiero darte un abrazo". Obviamente yo no entendí nada. Mi padre hizo lo mismo que mi madre y me puso detrás él...
- ¿Como que no entendías nada? ¿Que insinuas? ¿¡Por qué te quería abrazar!? - empezó a preguntar Wood, interrumpiendola.
- Déjame terminar y luego te lo explico. Me puso detrás de el y comenzó una batalla. Hechizos y maldiciones volaban e impactaban. Mi abuela Ágata me llevó arriba. Y nos encerramos en una habitación. Abracé mi osito, el Señor Thompson, y mi abuela me abrazó a mí. Empezamos a oír más gritos y pasos que venían hacia allí. La puerta salió volando por una explosión y entró Voldemort seguido de los Mortífagos. Esta vez yo me puse delante de mi abuela y le dije: " Yo y el Señor Thompson te cubriremos. No te pasará nada ". Obviamente no tenía que haber dicho eso. Voldemort se acercó a mí y me apuntó con la varita. " Avada Kadavra ", eso fue lo que dijo. Una rayo verde salió de su varita y me dejó esta marca - dijo levantando su flequillo. Este escondía un ojo azul y una cicatriz en forma de estrella.
- ¿Que tu ojo sea azul también es un tipo de marca?
- Sí, de hecho es como si además de saber hablar Parsel, que es otra cosa más, dejó más genes. Quedando así mi ojo. Sigo. Al no conseguir matarme Él y sus Mortífagos se fueron tan rápido como aparecieron. Volví a bajar a donde había empezado todo eso. Deseando que todos estuvieran bien, pero... - escondió la cara entre sus manos y empezó a sollozar. Wood la abrazó y la intentó consolarla.
- Eh, Draco. ¿Y si nos vamos? Esto ya es muy personal...
- Sshh... Todavía hay una cosa que me intriga.
- Después de eso mi abuela quemó la casa con un hechizo para no dejar rastro. Y nos mudamos a su casa. Después enfermé gravemente de depresión y estuve estudiando magia. Bueno, ¿cual era tu pregunta?
- ¿Por que te quería abrazar?
- Oliver, debes prometerme, que bajo ninguna circunstancia, ni aunque te torturen debes decir esto a nadie.
- Te juro por Gryffindor, Hufflepuffe, Ravenclaw y Slytherin, que no se lo diré a nadie, bajo ninguna circunstancia y ni aunque me torturen.
- Mm... Vale, de esto me acabo de enterar - respiró para luego murmurar algo inentendible.
- ¿Eh? ¿Que dijiste? - preguntó Wood.
- Aah... Soy hija de Tom Riddle, más conocido como Lord Voldemort.
Todos quedamos sin respiración. Zabini y yo decidimos irnos de allí. Ya sabía que usar contra Kira Snake, o más concretamente Kira Riddle.

𝓛𝓪 𝓱𝓲𝓳𝓪 𝓭𝓮 𝓥𝓸𝓵𝓭𝓮𝓶𝓸𝓻𝓽. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora