Capitulo 1

84 56 21
                                    

— ¡Dios...Andrea, ¿Cómo se te ocurre hacer eso?! — el grito de mi madre me hace sobresaltar.

« ¡Sí! ¡¿En qué pensabas niña tonta?! »

—No lo sé, solo lo hice y ya — digo asustada por su reacción.

Ella se pasea histérica por toda la habitación, mientras yo me mantengo sentada esperando no morir hoy.

— ¿Te das cuenta que eso nos traerá problemas? —  me reprocha.

— ¡Lo sé! ¡Sé que hice mal!, solo quería sacar todo eso que llevo tiempo guardandome — me altéré un poco.

Flashback•

Son alrededor de las seis de la tarde y estoy en mi habitación haciendo tareas pendientes del liceo, cuando siento cómo algo se quiebra en el piso de abajo, confundida por el estruendo salgo al pasillo a ver qué pasa.

— Mamá, ¿Qué fue eso? — bajo las escaleras.

Como no responde camino al salón y la encuentro sentada en el sofá, frente al televisor y con un vaso hecho añicos a sus pies. Me fijo en la noticia que está viendo y mi mundo colapsa en una milésima de segundo, la imagen de mi padre siendo arrestado por tres militares me deja paralizada, presenciar su confusión  y desesperación me destroza, no entiendo que está pasando.

— Mamá, ¿Qué está pasando? ¿Por qué le hacen eso a papá? — pregunto asustada.

— Andrea, necesito que vayas a tu habitación, no pasa nada, yo iré con tu padre, le pediré a la vecina que venga a cuidarte mientras no estoy — habla intentando parecer tranquila.

— No, yo también quiero verlo — contengo las ganas de llorar sin mucho éxito, un sollozo escapa de mis labios dando pasó a las lágrimas.

Mi madre se acerca, sus manos acunan mi rostro mientras sus pulgares limpian mis lágrimas caídas.

— Cariño, no llores, todo va a estar bien, es solo un mal entendido — intenta animarme.

Esa noche no pude dormir, y  cuando ví entrar a mamá sola por la puerta principal supe que nada estaba bien, a medida que los días pasaban mi ánimo decaía más, la sensación de no tener a mi padre cerca de mí me provocaba una horrible sensación de ahogo, preguntaba por él todos los días y ella siempre me respondía lo mismo
"Todo estará bien, papá volverá en unos días".

Los días se volvieron semanas, las semanas meses. Meses sin saber nada sobre mi padre, dos meses, para algunos quizás no sea mucho tiempo, pero para una niña de diez años ese tiempo parece una eternidad. En mi mente seguía la imagen viva de mi padre siendo arrestado contra su voluntad.

Una tarde el teléfono de casa sonó, ambas nos encontrábamos en la sala, así que  mamá contestó mientras yo miraba distraída la televisión, ajena a todo lo que pasaba, y sin saber que esa llamada lo cambiaría todo. Y así fue como de un día a otro, con tan solo una llamada telefónica perdí a la persona más importante de mi vida, dos meses, dos meses sin verlo, sin saber de él para luego enterarme de que lo había perdido para siempre.

— Y ¿Acaso no se te ocurrió hablarlo conmigo? ¿O un psicólogo tal vez? — siguió reprochándome.

— ¿Contigo?, tú que nunca estás en casa y te la pasas trabajando, ¿o un psicólogo? ¿Con qué dinero pagaríamos un psicólogo? — contraataco.

— No lo sé, pero cualquier cosa es mejor que lo que hicistes — dijo un poco agotada de tanto pelear.

— Sé que hice mal, es que todo lo que me contastes me lleno de rabia e impotencia por lo ocurrido, solo quería descargar todo eso contándoselo a alguien, no pensé antes de actuar — digo recordando todo lo que me contó.

Big ConnectionWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu