Capítulo 14

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"¿Se puede odiar tanto a un tiburón?"

El ruido de las personas alrededor y los golpes dentro de la habitación resonaron en mis oídos.

Todavía seguía en shock. Veía horrorizada la escena que estaba formando Aster.

Nunca lo había visto así.

Enojado, fúrico. Igual se podía admirar en su mirada, impotencia... impotencia de no poder haber protegido a su hermanita menor desde antes.

Mi mirada giró para ver a Mich... su cara parecía otra. Nunca había visto tanta tristeza, miedo y desesperación reflejada en su mirada.

Ahí fue cuando reaccioné.

Sin pensarlo corrí hacia Mich. Ella todavía no procesaba nada y miraba aterrorizada a su hermano que estaba partiéndole la cara a Logan Tedson.

-¡Mich!...- la hice reaccionar moviendola de los hombros. Acomodé rápidamente su falda.

No dijo nada solamente me miró, sus ojos estaban llenos de lágrimas.

-Mich, tenemos que irnos.

La tomé del brazo y ella se levantó de la cama al fin reaccionando.

Apresuramos el paso y pasamos sobre todo el montón de gente que estaba rodeando la habitación y contemplando la pelea.

-¡Aster!- Grité haciéndole entender que nos teníamos que ir.

-Vuelve a tocar a mi hermana, y te prometo que no vuelves a respirar en tu maldita vida. Idiota.- escuché a Aster amenazar a Logan.

Mich y yo bajamos las escaleras de la enorme casa y en la planta baja nos encontramos con Kevin.

-¡AY MI NENA!- Exclamó -¿Estás bien? ¿Dónde estabas? Me tenías preocupadisimo Jessie.

Mich se lanzó a los brazos de Kevin y lo abrazó mientras lloraba.

-Tranquila, tranquila...- le acarició el cabello -Ya estamos todos aquí.

-Perdón, por interrumpir su encuentro, pero ya hay que irnos- llegó Aster detrás de nosotras.

Kevin asintió con la cabeza y los cuatro salimos de la casa y entramos al auto de Aster.

Se podía sentir la tensión en el auto, solamente se escuchaban los sollozos de tristeza provenientes de Mich y a Kevin tratando de calmarla un poco.

Yo miré a Aster.

Su cara se veía fúrica. Sus facciones me indicaban que de verdad estaba preocupado por su hermana menor.

Mi mirada se dezlizo desde su cara a sus manos en el volante. Tengo una manía con ver a Aster manejando.

Sus nudillos estaban sangrando.

No podía creer como todo eso había ocurrido en tan solo minutos.

Igual estaba preocupada por Mich, pero más que preocupada estaba triste porque la entendía perfectamente.

Entendía como se sentía, su tristeza, su rabia e impotencia. La entendía al cabo de la letra.

Primero fuimos a dejar a Kevin a su casa qué no quedaba tan lejos de las nuestras.

Finalmente llegamos a la mía.

Aster salió del auto y abrió mi puerta.

-No tienes que abrirme la puerta todo el tiempo- le dije suavemente mientras salía de su auto.

-No, no tengo. Pero quiero hacerlo.

Le sonreí. Me giré a el asiento de Mich y me despedí de ella con la mano.

Diario de un ColumpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora