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El día era bueno, el calor era soportable y las nubes daban una sombra suave en la ciudad, el azul celeste del cielo me hizo sonreír, quizás Matthias tenía razón, cuando estaba de buen humor todo me iba bien, a veces me preguntaba si era bruja o algo por el estilo, pero honestamente solo era suerte y obsesión por nuestro amor en la asombrosa saga de Harry Potter.

Mientras caminaba con evidente alegría por la calle me cruce la calle sin ver adecuadamente a los dos lados, de no ser porque un señor me jalo de la camisa hubiera quedado como cucaracha aplastada debajo de un autobús.

Suspire, tenía que comenzar a dejar de ser tan distraída, no quería morir de manera tan violenta.

Cuando finalmente llegue a donde tanto anhelaba estar, la puerta de vidrio tenía el letrero de "abierto", mire hacia el nuevo poster en exhibición que había fuera de la tienda "Literato" y sonreí, finalmente una editorial llamada New Castle había hecho el sueño de muchos realidad, había traído en físico la poderosa historia de "La petición de la Mujer Malvada", si, una historia tan bellamente tejida que nadie estaría lo suficientemente cuerdo o loco como para tener comentarios negativos de ella.

Era increíble.

Perfecta.

Tan grandiosa que era reconocida como una de las mejores novelas de fantasía en la historia, estaba compuesta por una trilogía y su autora era alguien que aun siendo ahora mundialmente famosa no perdía su humildad y sus novelas progresaban cada vez más, aunque la favorita era por supuesto La petición de la mujer malvada, al menos para los nuevos lectores, como lo era yo, por ejemplo.

Entre a la tienda buscando encontrar el tercer libro, el final de la saga, hace un mes termine de releer los primeros dos y los ame una vez más, ahora después de haber logrado conseguir para el tercer libro finalmente estaba aquí, en Literato, la tienda estaba llena y podía ver todo tipo de personas con una copia del segundo y tercer libro en sus manos, incluso algunos estaban con la primera, Jah, ellos iban a empezar este rico camino en Undra, Tiara y Barbaros.

Recorrí el pasillo donde sabía que estaría la saga y acaricie el lomo del tercer tomo había valido cada maldito momento siendo explotada en mi trabajo para poder comprarlo, mire de reojo a unas chicas que eran tan afortunadas, no sabía si eran sus padres o sus sugar, pero hombres mayores que ellas y además estaban sabrosos, les estaban comprando la saga completa.

— Tenemos el libro en promoción, 25 dólares con un separador de Marjory, Tristán o Alexis incluido como regalo — un joven de cabello celeste al igual que su camiseta polo, con cejas negras y bonitos ojos color avellana interrumpió mis caricias al libro y divagaciones.

— Bueno, quiero uno de Tristán — sonreí y finalmente tomé entre mis brazos el bonito libro de pasta dura que contenía la tercera parte y final de la novela más sensacional del momento.

El chico asintió y me acompaño hasta el puesto que le correspondía para facturar mi compra, vi que en una caja estaban todos los separadores con el dibujo de mi amor platónico, Tristán Sigfred. Era un idiota muy toxico, pero lo amaba.

El chico de cabello celeste me extendió el separador y lo tomé con cariño, el dibujo era excelente, se asemejaba mucho a mi imaginación, pague por el libro y me dieron una bolsa de papel marrón adornada con el logo de la tienda, además de algunas calcomanías que decían "Soy un loco de la lectura", "leer es lo máximo" y esas cosas, sonreí, estaba realmente agradecida de poder finalizar el saga que tanto amaba.

Al salir de la tienda una corriente de aire fría me envolvió, miré hacia el cielo y vi con sorpresa que el clima había cambiado, el cielo estaba oscuro, los nubarrones grises anunciaban una tormenta y las luces que iluminaron el cielo me decían que seria eléctrica, apure mi paso en busca de una estación de bus, necesitaba volver a casa lo más rápido posible.

Cruce la calle cuando algunas gotas frías cayeron sobre mi piel— Mierda — maldije entre dientes, amaba la lluvia, pero tenía miedo de que mi precioso libro nuevo se dañara, menos mal no había quitado el plástico transparente que lo cubría.

Llegué a tiempo a la estación y tomé refugio en la caseta, estaba un poco desgastada y con uno que otro grafiti, pero nada fuera de lo común en un país de Latam. La lluvia arreció y los autobuses parecían estar retrasados, nada raro dado que el tráfico se volvía horrible cada vez que llovía y era peor cuando algunas calles principales se inundaban.

Mientras esperaba paciente me senté y abrí el plástico del libro, podría tardar un buen rato el autobús así que me acomode, mientras leía el primer capitulo escuche un escandalo de inmediato alce mis ojos y mire a mi alrededor, el sonido de la lluvia impactando con el techo de la estación fue todo lo que escuche, fruncí el ceño insegura de que estaba pasando hasta que el relinchar de un caballo llamo mi atención, el sonido de los cascos sobre el pavimento se hizo cada vez más cercano y por un momento me pregunte si en la desierta calle habría un apocalipsis zombi.

La paranoia por una invasión zombi me ataco pero no vi nada, me incline y mi cabeza se mojo un poco por la lluvia, pero el bendito caballo no apareció, estaba por volver a sentarme y seguir mi placentera y anhelada lectura cuando el relinchar nuevamente se escuchó, cansada y algo frustrada por el interrumpir de mi lectura estaba a punto de lanzar palabrotas para el gracioso que estaba interrumpiéndome cuando un enorme e imponente caballo de color blanco brillante con una crin espesa y elegante apareció, su cola era larga y peluda y sus patas eran tan anchas y enormes que supe se trataba de un sangre pura.

Busque a mi alrededor por el dueño pero no había nadie, a mi mente llego la tonta idea de robarme al caballo que andaba con un asiento y sin correas, pero no sabia montar, me acerque con lentitud y acaricie su hocico, el sonido del motor de un auto se escucho de pronto y los pitidos de los claxon que indicaban que el flujo de vehículos se reanudaba en esta zona no hizo más que alterar al hermoso caballo, este se levanto en dos patas y me patio con tanta fuerza que mi cuerpo impacto con dureza en el concreto que tenía por paredes.

El chasquido de mis huesos fue repugnante y el dolor me dejo sin aliento, la sangre comenzó a brotar de mi cabeza y mi respiración se hizo lenta, dolía como el infierno, el sabor metálico en mi boca me dijo que una de mis costillas estaba rota y había perforado posiblemente mi pulmón, me sentí mareada y todo comenzó a darme vuelta.

Mi precioso libro seguía en mi mano izquierda, manchado de mi propia sangre, el relinchar del caballo se escuchaba lejano y el grito de una mujer diciendo — Bryan — fue lo último que escuche antes de caer en la oscuridad.

Tuve miedo de morir de esa forma y dejar a tras mis sueños, mis duros estudios, mi familia, todo lo que amaba.

Lα Lεccισ́и dε lα SαитαWhere stories live. Discover now