Capítulo 15 Pasado y presente

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El día era agradable a mediados de junio, cuando Rumiko al ver a su hermana mayor ingresando por la puerta trasera del jardín posterior, vestida con aquella herramienta pesada, corrió a darle la bienvenida. Sucia y sudada estaba Katana después de un largo y duro día de entrenamiento.

—¡Onee-chan, por fin llegaste! —exclamó la hermosa niña de diez años vistiendo en un colorido kimono.

Katana, de tan solo diez años, ya asistía a los entrenamientos de la nueva generación de kunoichi del clan Uchiha. Rápidamente escondió sus manos por atrás de su cuerpo, para que su pequeña hermana, no viera las terribles ampollas. Las hermanas eran de la misma edad, Katana nació dos días antes que Rumiko.

—Estás más feliz de lo normal, ¿qué ha sucedido en mi ausencia? —preguntó cálidamente con una amplia sonrisa.

Rumiko llegó con su hermana y la abrazó fuertemente, sin embargo, el mango de la espada le molestó un poco.

—Ten cuidado, no te vayas a cortar como la vez pasada. —Katana adoraba a su pequeña hermana. Ambas no tenían el mismo color de ojos, pues tenían diferente madre.

—¡Estoy muy emocionada, Otōsan trajo lo que pedí la vez pasada!

Katana supo en seguida de que hablaba, de una muñeca de porcelana. Feliz por ella la tomó de la mano para ir hasta la habitación de la niña a verla por sí misma. Entraron a aquellas habitaciones limpia y perfumada, y sobre un cojín estaba la dichosa muñeca vestida en un mini kimono.

—Es bellísima —dijo Katana —. Ahora podrás jugar con ella a tomar el té.

Rumiko emocionada tomó la muñeca y la llevó hasta con su hermana mayor.

—¿Quieres cargarla? —preguntó la niña —. Sé que nunca has tenido una muñeca, así que vamos a compartir.

Los pequeños brazos de la niña llevaron la muñeca hasta los brazos Katana, quien dudó en tomarla.

—Adelante, esperé que llegarás para jugar contigo —esbozó una dulce sonrisa, con la muñeca en sus manos.

Katana dudo si tocarla, que al extender las manos, le temblaron.

—¿Qué tal si decidimos un nombre para ella? —preguntó Rumiko, viendo las manos temblando de su hermano mayor.  Tomó la muñeca con las manos sucias y llenas de ampollas por tanto blandir la espada. Un nudo en la garganta se formó de inmediato.

—Es suave y huele muy bien —mascullo Katana, pues era la primera vez que sostenía una muñeca.

—Oka-san, unto perfume de jazmines. Dijo que me iba a dar el resto cuando faltará poco para vaciar.

Katana llevó la cabeza de la muñeca hasta su hombro y cerró los ojos. Hizo que lo que ha visto que las madres hacen con sus bebés, pues ella no recuerda que alguien la haya sostenido con cariño y ternura.

—¡Rumiko, ¿dónde te has metido?! —se oyó de repente.

Katana no escuchó a su madrastra a punto de ingresar a la habitación. Cuando lo hizo, fue cuando le arrebataron la muñeca de las manos y de una bofetada retrocedió tres pasos.

—¡¿Que te dije la vez pasada?! —preguntó de mal modo la madrastra. —¡Que no toques las pertenencias de Rumiko, porque las vas a ensuciar de sudor y sangre! ¡Cuando tu padre regresa le diré lo que hacías, ahora lárgate de mi vista!

Los Pantanos De Las Anacondas (TERMINADA)Where stories live. Discover now