Lucas
-¿Qué estas qué? –me preguntó Micky sin poder creer lo que acababa de confesarle.
-He intentado con todas mis fuerzas evitarlo y olvidarme de ti, pero simplemente no puedo. Te has metido tan dentro de mi ser que ahora no consigo sacarte ni un segundo de mi cabeza, princesa.
Me encantaba la forma en la que se enfadaba cuando le decía alguna grosería. Adoraba como se preocupaba por sus seres queridos. Me fascinaba la forma tan peculiar que tenía de insultarme y de recogerse el cabello cada vez que algo le estresaba. Todo, amaba absolutamente todo de ella.
-No puede ser. Tú mismo me dijiste que el habernos besado fue un grave error.
-Sí, es cierto, lo dije. Lo dije porque no tuve narices en admitir lo mucho que me gustas y me acojoné... Nunca había sentido esto por alguien y no sé cómo controlar esta situación.
-Tú estás con Claudia –me recordó.
-Yo no estoy con ella. Con Claudia me lo pasaba bien y ya está, pero eso era antes de darme cuenta de lo que realmente siento por ti.
Claudia había sido un pasatiempo para mí, igual que yo para ella. Ambos nos usábamos y estábamos conformes con ello, pero eso se había terminado.
Micky se quedó callada, con la mirada fija en el infinito. Después, intenté acercarme a sus labios, pero ella se levantó de golpe.
-¡Y yo voy y me lo creo! ¿Esto qué es? ¿Otra broma de las tuyas? Lucas, te piensas que puedes hacer conmigo lo que te dé la gana y estás muy equivocado. No voy a convertirme en otra más de tu extensa lista –exclamó mientras levantaba los brazos.
Me levanté y me acerqué a ella. Estaba muy equivocada si pensaba que iba a ser una más. Es cierto que mi fama de mujeriego había sido merecida, pero con Micky era todo diferente.
-Princesa, por favor, déjame demostrarte que eres la única que quiero. Además, sabes perfectamente que tú también sientes algo por mí.
-No, eso no es verdad –dijo cruzándose de brazos.
-Ah, ¿no? ¿Y por qué me seguiste el beso el otro día si estás saliendo con Álex Medina?
No supe lo que sentía por Micaela hasta que probé sus labios, hasta que me di cuenta de que la atracción que sentía por ella era algo que iba más allá. Yo no era una persona celosa, o eso creía hasta que el imbécil de Álex la besó en mis narices. Me vi obligado a mirarles. Cuando él rodeó los hombros de Micky y la estrechó contra su costado para marcharse de la residencia, les seguí. Necesitaba ver con mis propios ojos como el puto Álex la trataba y lo que único que vi solo me confirmó mis sospechas. La estaba llevando por el mal camino y no iba a permitirlo. Yo podría amarla mejor, estaba convencido e iba a hacer que Micaela se diera cuenta de ello. Costara lo que costara. Ya me daba igual todo, iba a luchar por ella. Yo era mejor que Álex y se lo iba a demostrar.
-Quiero a Álex, Lucas –me contestó sin mirarme a los ojos.
-¿Le quieres? ¿Estás segura? –le pregunté y ella asintió cabizbaja.
Di un par de pasos más y quedé pegado a su cuerpo.
-Si estás tan convencida, ¿por qué se te eriza la piel cada vez que te toco? –comencé a acariciarle el brazo lentamente y su bello se puso de punta- ¿Ves? Estoy convencido de que sientes lo mismo que yo cuando estamos cerca. Esa electricidad cuando nos tocamos... -susurré recorriendo mi dedo índice por su cuello hasta acabar en su labio inferior- Esa calor cuando nos besamos...
Me entretuve acariciando su labio con el pulgar. Micky entreabrió la boca, permitiéndome acariciarla mejor. Sus pupilas estaban tan dilatadas que apenas quedaba rastro de sus ojos azules. Si supiera la de obscenidades que he soñado con esos labios...
-Te deseo y tú me deseas a mí. Además, sabes perfectamente que tanta tensión sexual se está volviendo insoportable –le susurré en el oído.
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Dame una Razón para Amarte
Teen FictionCuando Micaela Herrera se fue a estudiar a una de las mejores Universidades de su país no pensó en que podría encontrarse a dos personas que le cambiarían la vida por completo: Lucas Márquez y Álex Medina. Pero... ¿quién dice que este cambio haya si...