Capitulo 17|Era broma.

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No se ni como, ni cuando, pero... se le an quemado los espaguetis. ¡En mi vida! E visto que a alguien se les quemen los espaguetis, mientras que los cuecen.

Es algo imposible... o eso creía.

El rápidamente se aparta de mi y va a cerrar el fuego, para que no se quemen. El olor a quemado a invadido todo el apartamento y la verdad que no es muy agradable que digamos...

— ¡Esto es tu culpa!— Grita derrepente, sorprendiéndome.

— ¿Culpa mía?— Me señaló y lo miro intentando arquear una ceja.— ¿Te estás riendo de mi, o que?— Le pregunto seriamente.

— Claramente a sido tu cul..

— ¡Eso es mentira!— Lo interrumpo.— Yo no e hecho nada, además, as sido ti el que quería hacerlos.

— Me as dis..

— ¿¡Yo!?¡Jamás!— Grito indignada.— Por mi tatatatatatatarabuela que no e hecho nada..

— Alicia..

— Ella ya está más muerta que requetemuerta y ni siquiera la conocí, pero... ¡Vamos! Culparme a mi de que tu seas idiota, eso es muy fuerte y para rematar, me dejas sin comida.

— Lo siento...

— ¡Con el habré que tengo!¡Y tu! Me dejas sin comer, espero que te recalcoma por dentro.— Digo dramatizandolo todo.— A una pobre manca... que lo único que a hecho a sido esperar a unos espaguetis que encima as quemado. Me parece indignante...

— ¡Me quieres dejar hablar!— Grita de pronto, más rojo que un tomate.

— Tranquilo... no as hablado porque no quieres.

— Eres...eres...umm...— Se calla de golpe y lo miro con curiosidad.

— ¿Que soy?— Le pregunto.

El rueda los ojos, como si le molestara mi pregunta y cuando pienso que no va a contestar, me sorprende gritándome derrepente.

— ¡Eres una manca de mierda! Que lo único que sabe es dar pena y hecharse la culpa de un estupido accidente. Te llevo a trabajar y te encierras a llorar a un baño, ¿¡Eres estúpida, o que!? Tienen razón...— Dice mirándome mal.— No vales para nada.— Termina por decir.

— Era broma.— Susurro, explicando mi comportamiento de antes y con esas palabras, agacho la cabeza y me voy de ahí para encerrarme en mi habitación.

¿Lo peor?Que tiene razón...

Me siento en mi cama y como una tonta comienzo a llorar, pensando es sus estúpidas palabras que de estúpidas no tienes nada, porque son más que ciertas.

Abrazo mis piernas con fuerza y después de un rato llorando, me tranquilizó y intento calmar mi respiración agitada. Era una broma lo de interrumpirlo, pero ya veo que no se lo a tomado muy bien y me a soltado un par de verdades a la cara.

Miro directamente a la prótesis y sin pensarlo dos veces la cojo y me la colocó. A partir de hoy no me la volveré a quitar, así el no tendrá que ver mi medio brazo cuando me pongo una camiseta de tirante para estar en casa.

Unos toques el la puerta hacer que mire hacia allí y después de un rato sin decir nada, para que el pase, deja de tocar a la puerta.

— ¡Los espaguetis están hechos!— Meáviusa a través de la puerta.— Por si quieres...— Lo escucho decir.

Me encojo de hombros y niego con la cabeza, aunque se que el no puede verme.

***

Abro los ojos un par de veces para acostumbrarme a la luz de mi cuarto y cuando ya los abro del todo, me reimcorporo en la cama.

Me he dormido de tanto llorar...

Me levanto de la cama y con una mirada rápida a la ventana— La cual está abierta de par en par.— puedo ver que ya es de noche, así que decido salir de cuarto con la esperanza de no verle.

Cuando salgo un olor muy rico me llega a las fosas nasales y es el plato de carne asada con patatas que se está comiendo Eros tan tranquilo, alza la mirada unos segundos hacia mi y luego la vuelve a dirigir hacia el móvil que tiene en sus manos.

Si que cobra bien...

Voy hacia el sofá y me siento, espero unos segundos a que diga o haga algo, pero como no pasa, decido romper la imcomidida del ambiente poniendo la tele.

Cuando estoy apunto de coger el mando de la tele, veo como su mano se adelanta y lo coje primero.

Vaya.

Espero a que encienda la tele y cuando lo hace, observo como pasa de canal en canal, hasta que pone un programa de unas chicas que van un poco ligerillas de ropas y por lo que puedo ver, es un documental sobre prostitutas.

Lo que me faltaba...

Me levanto del sofá y me dirijo hacia mi cuarto, para luego encerrarme en ella. Preparo mi cama y me acuesto a esperar que el sueño me venza, cosa que tarda un poco en suceder, pero al final consigo dormirme con un único pensamiento en la cabeza: No volveré a hacerle más bromas.

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