34 | A futuro

2.6K 281 19
                                    

Isabella Adams

Acomodo el cuello de la camisa de mi marido antes de dejar un beso en sus labios.

— Cuídate. - le pido con un puchero que él besa.

— Lo haré, cuando menos te lo esperes me tendrás aquí nuevamente.

Sus manos se posan en mi cintura y su rostro se esconde en el hueco de mi cuello.

— Te amo.

— Te amo Bella, no te separes de Paul y los chicos.

A regañadientes se separa de mi luego de un último beso que me deja sin aliento momentáneamente, su guardaespaldas le abre la puerta de su auto y me quedo ahi, en la entrada de nuestra casa observando el vehículo salir, con un extraño dolor en el pecho.

Si hubiese sido por mi no le habría permitido irse pero tiene negocios que atender en Seattle y no puedo retenerlo más de lo que ya lo hice.

(...)

Paul conduce por la avenida principal, tras nuestro vienen dos camionetas más custodiando, tanta seguridad me tiene cohibida pero no me quejo de ello, prefiero tener a gente siguiéndome a

— La noto nerviosa señora. - mi guarda espaldas me mira por el espejo retrovisor.

— Lo estoy, no puedo creer lo que estoy a punto de hacer.

Él me sonríe de lado y estoy a punto de morderme las uñas.

Vamos camino al hospital, dónde Julio LeBlanc, el doctor que me atendió hace unos meses, está esperándome.
Hablé con Alexander acerca de esto y él estuvo de acuerdo, a penas volviera de su viaje él se haría los estudios y comenzaríamos el tratamiento.

Se que dije de aguantar pero me es inevitable no pensar en una pequeña versión de nosotros dos gateando por esa enorme casa, y no soy la única con ese pensamiento ya que cuando se lo plantee a mi esposo sus orbes brillaron de una manera única.

Él quiere tener una familia conmigo y yo lo quiero con él.

— ¿Cómo vas Isabella? - Julio me recibe en su consultorio una vez me adentro en él, la sonrisa de siempre me tiene nerviosa por lo que estoy a punto de hacer.

— Bien, con un poco de nervios.

— Me imagino pero ambos sabemos que ese cinco por ciento nos da muchas esperanzas a las cuales hay que aferrarse.

Asiento y me muerdo el labio inferior, juntando mis manos en mi regazo, acciones que no pasan desapercibidas para el hombre frente a mi.

— ¿Estás segura que quieres ser madre ahora? No quiero que sientas presión Isabella, estoy seguro que Alexander lo entenderá de ser así.

Rápidamente niego y me animo a mirarlo a los ojos, me mira preocupado y no es para menos, ya me imagino mi rostro.

— Sueño con sostener un bebé en mis brazos, he estado soñando con ello desde hace un buen tiempo y despierto con un vacío al darme cuenta de que no tengo bebé que sostener. Hablé con mi terapeuta antes de tomar la decisión, luego se lo dije a Alexander y él me repitió lo mismo que usted, lo de no sentirme presionada.

Julio asiente pero la pregunta continúa en sus orbes y me adelantó antes de que la haga.

— El miedo no es por ser madre, es por no serlo. Tengo terror de que esto no funcione y me derrumbe nuevamente, cuando una mujer sueña desde niña con ser madre es espantoso la manera en la que pueden arrebatarte ese anhelo.

— Tenemos lo mejor de lo mejor, hay mujeres que vienen con uno por siento de probabilidad y, ¿Que crees? Lo logran, en nueve meses salen de este mismo hospital con su bebé en brazos.  - aquello llama mi atención y me comienzo a relajar.

— ¿Enserio?

LeBlanc asiente con una sonrisa antes de empezar a teclear en su computadora.

— Entonces Isabella, ¿Comenzamos con tus análisis?

Con más seguridad le sonrió y asiento frenéticamente, aún pensando en lo que me dijo.

Salir de este mismo hospital con mi bebé en brazos.

Va a pasar.

(...)

Acepto la videollamada de Melissa mientras cocino, acomodo el móvil en la mesada sin dejar de revolver la salsa.

Su risa es el saludo que me recibe y me la termina contagiando, estoy muy feliz luego de que me llegaran los resultados de los análisis que me hice ayer.
Estoy lista para comenzar ese tratamiento, solo falta Alexander, quien regresa mañana en la madrugada.

Chloe también se conecta a la llamada y las tres nos entablamos en una conversación dónde también se oyen los balbuceos de Alice, provocando que mis manos tiemblen cuando estoy vertiendo la salsa en la pasta.

— Eso se ve riquísimo, a Adara le gustará que su tía le cociné. - Melissa se acaricia el vientre y yo suelto un jadeo.

— ¿Es niña?

— ¡Si! - chilla emocionada y no puedo soportar la felicidad que me desborda, sus orbes brillan contentos mientras nos cuenta como fue el momento de la revelación.

— ¿Te comerás todo eso tú sola? - inquiere Chloe y yo niego.

— Le daré a los guardias, es triste que estén todo el rato parados como estatuas y no coman algo casero.

Luego de unos cinco minutos de conversación más la videollamada termina, sirvo un poco en mi plato antes de separar el resto en tuppers e ir a la entrada, dónde hay cuatro hombres con rostro serio resguardandola.

— Buenas noches muchachos.

— Buenas noches señora Adams. - me responden al unisono y sonrío antes de comenzar a darles un tupper a cada uno, con sus cubiertos.

— Está noche hace frío y espero que su estómago agradezca algo calentito. - le doy a Paul el suyo.

— Señora no podemos aceptar esto.

Ruedo los ojos y obligo a todos a qué no me lo devuelvan, soy su jefa y si les quiero dar de comer los hago.

— Luego de comer entren a por algo de tomar y espero que se coman todo.

— Gracias. - me dicen antes de que entre nuevamente a la casa, sonrío y voy al comedor dónde la soledad me recibe.

Extraño tanto a Alexander.

Le envío una imagen mía junto a la comida y un te extraño aquí.

No recibo respuesta luego de unos minutos y deduzco que se habrá dormido por lo que al terminar de comer pongo todo en el lavavajillas y subo a nuestra habitación para darme una ducha.

(...)

Los golpes fuertes en la puerta me despiertan de golpe y tengo la respiración irregular cuando me levanto de la cama, no me fijo en que tengo puesto cuando abro y el rostro nervioso de Paul me recibe.

— ¿Sucedió algo? - mi voz sale adormilada y la habitación continúa a oscuras, estoy segura que han de ser las cuatro de la mañana.

— Señora... El señor Adams fue atacado y se encuentra en el hospital, está grave.

Todo el sueño de hace un segundo se va a la mierda y el alma me cae a los pies, quedó estática en mi lugar y el miedo me corroe por las venas.

Esta grave.

No, esto no puede estar pasandome, con él no.

/////

No olviden seguirme en Instagram (jacquelineivanawb)

Estrategia Millonaria © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora