MALFOY AND ME 2

EMBARAZADA

Cuando llegamos a casa, estamos agotados. Nos echamos sobre el sofá después de haber metido las pinturas en casa y sonreímos.

— ¡Me lo he pasado muy bien! —exclama Olly, sonriendo.

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Son las seis de la mañana. Hago mis cosas y cuando llegan las siete, me acerco a la habitación de mi hermano, donde de momento duerme Olly.

Me acerco a mi hijo y le doy un beso en la frente. Él se mueve un poco pero sigue durmiendo.

— Despierta, dormilón —le digo.

Se despierta y al verme me sonríe.

— ¡Buenos días! —exclama, y me da un beso en la mejilla y se levanta.

— Buenos días —le digo mientras él se mete en el cuarto de baño.

Después de cerrar la puerta tras él, descorro las cortinas, abro las ventanas, aparto las sábanas de la cama y dejo que se ventile la habitación. Después de eso, salgo de la habitación y sigo haciendo cosas.

A las ocho menos cuarto, Olly y yo nos despedimos de Draco, a quien dejamos durmiendo, con un beso en la frente.

Olly y yo nos subimos en el coche y conduzco hasta Hogwarts.

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Cuando llegamos al colegio, me despido del pequeño con un beso y dejo que se marche a clase. Al entrar en la sala de los profesores, me encuentro a Ron, apartado de todos. Lo veo como en trance, con la mirada perdida. Me siento a su lado y le coloco una mano en el hombro, sacándole de su ensimismamiento.

— ¿Eh? —gruñe después de darse cuenta de que alguien está observándolo.

— Soy yo —digo, sonriendo—. Dime ahora mismo qué te pasa. Te encuentro raro últimamente.

Él suspira y lo suelta.

— Hermione está embarazada.

Luna, que está detrás de nosotros, lo escucha y se le cae el café de las manos, rompiendo la taza del café en mil pedazos al chocar contra el suelo.

Miro a Ron, a quien parece que no le importa el ruido.

— ¿Seguro? —pregunto.

Él asiente levemente con la cabeza.

— ¿Y por qué no me ha dicho nada?

Él se encoje de hombros como diciendo que no lo sabe. Luna se acerca a nosotros y se nos queda mirando.

— Wow —es lo único que dice.

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Estoy andando por el pasillo en dirección a mi próxima clase cuando paso por el gimnasio, que tiene la puerta abierta. Me asomo y veo a Ron dando clase, pero parece que está ausente. Por desgracia, le toca con unos de cuarto curso de Slytherin y éstos lo aprovechan para meterse con Ron. Cuando empiezan a lanzarle pelotas de plástico, corro y me pongo al lado del pelirrojo, que es incapaz de defenderse.

— Ya vale, idiotas —les digo a los tres que lanzan las pelotas. Enseguida me recuerdan a Crabbe, Goyle y Draco—. Castigados con vuestros compañeros de segundo, hasta fin de curso. Alegraos de que ya queda poco.