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Abby

—¿Buscamos a los chicos?— dijo Nate y una de las luces pasó rápido delante suyo y mis mejillas se calentaron. Había labial en su boca, parecía un payaso.

—Dios Nate, debemos ir al baño sin que nadie nos vea.— dije aguantándome la risa

—Si nos ven, tu hermano me asesina.— tomo mi mano y comenzó a dirigirse a los baños, el iba delante mío caminando muy rápido y yo sostenía fuerte su mano para no perderme en el montón de gente.

Al llegar, la fila de mujeres era muy larga como de costumbre mientras que en la de los hombres no había nadie.

—Ven, entra conmigo, nos limpiamos y salimos. — dijo

Sin llamar la atención, aprovechamos una pelea en la fila de mujeres y rápido entramos al baño.

Corrimos dentro y al vernos al espejo comenzamos a reírnos. Yo usualmente uso labiales que no se salen pero esta noche decidí usar un rojo fuerte que no tenía, era de las chicas y claramente se salía.

Comenzamos a limpiarnos y cuando estaba terminando, buscando algo con que secarme escuchamos las voces de unos chicos y rápidamente Nate me hizo señas que me meta a un cubículo. Por suerte tenía tiempo hasta que lleguen ya qué hay un pasillo largo hasta llegar al baño.

Así que me metí rápido y con mi corazón acelerado traté de guardar silencio.

—Wow, amigo, cuánto labial, esa chica debe besar muy bien.— se rio. Era una voz conocida.

—Si, me cuesta un poco sacarme el labial.— dijo Nate

—Yo suelo sacármelo con mis camisas, si uso algunas oscuras, sale mejor con presión que con agua.— dijo otra voz.— Ten.— escuche cómo sacaban papel

—Gracias.—

—Yo te conozco, creo que te vi hoy cuando buscaste a una compañera mía.— casi me agarra un paro cardíaco cuando me di cuenta quien era.— A Abby, a ella la buscabas.— dijo Luciano

—Oh si, es la hermana de mi mejor amigo.—

—Uy que fetichista.— dijo riendo la otra voz. Pero nadie más rio.

—¿Tienes algo con ella?— preguntó Luciano y escuché el ruido de uno de ellos orinando

—No.—

—Que bien, porque mi amigo hoy la vio y dijo que la llevará a la cama si o si, hoy.— otra vez esa risa. Otra vez nadie rio.

—Viejo, cierra la boca. Probablemente este chico la quiera como una hermana y tú diciendo estupideces.— Dijo Luciano enojado

—Lo siento, pensé que hablaban de la chica del vestido rojo ajustado.—

—Dios, cada vez es peor.— dijo frustrado su amigo

Mire entre el espacio que había por la puerta y la pared del cubículo. Podía ver cómo Nate se pasaba el papel por la cara mirando a Luciano y este solo tenía la mano en la cara. Su amigo miraba con una expresión de no entender nada.

—Por mi no hay problema, mientras ella quiera.— se encogió en hombros Nate y se dio vuelta para mirarse en el espejo.

Yo claramente estaba a punto de desmayarme, no lo hacía por la vergüenza que iba a pasar estando estos chicos aquí pero obvio cuando salgan de aquí iba a pegar un grito en el cielo.

Me sentí por un momento bien, del saber que él sabía de mi existencia y que hasta le guste. Pero querer llevarme a la cama me sonaba como algo de una noche y ya esta.

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