Capítulo 8

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—¿crees que se haya ido? —preguntó Yoongi acariciando la espalda del castaño

—tal vez, pero señor no debió hacer eso, ella quería hablar bien con usted y debió sentirse humillada al saber que estaba....conmigo—Hoseok agacho la mirada, sintió que la mano del rubio lo tomaba del mentón y levantaba su rostro

—ella no quería hablar conmigo, ella quería que yo le hiciera esto—Yoongi giró al chico y pego con delicadeza el cuerpo de Hoseok en la puerta, levantó la falda del hanbok del castaño y se bajó la suya propia sacando su miembro erecto, acaricio la húmeda entrada para revisar que estuviera dilatada y sin demoras entro con suavidad, soltando un delicado jadeo—esto es lo quiere que haga con ella, pero yo no quiero  

Yoongi comenzó con sus embestidas y Hoseok pensó que esta vez serían diferentes pero no lo fueron, las embestidas eran lentas, profundas y suaves, el rubio acariciaba cada centímetro del cuerpo del castaño, besaba su cuello, sus orejas, sus mejillas, el agarre del rey en su cintura no era brusco pero si era firme, Yoongi lo sostenía con la fuerza necesaria mientras seguía penetrando al chico.

Ninguno de los dos podía explicar la forma tan fantástica en la que se sentía pero era delicioso, Yoongi bajo la mano de su cintura y tomo el pequeño miembro de Hoseok para acariciarlo con delicadeza, duraron mucho tiempo bajo las mismas deliciosas embestidas, al ser todo despacio el orgasmo se tardaba más en construirse pero era explosivo por esa razón cuando ambos llegaron al orgasmo, aunque en momentos distintos, gimieron en alto al sentir su liberación

—eso fue fantástico—dijo Yoongi tratando de recuperar su respiración, pegó más al chico sobre su pecho y lo abrazo con fuerza, con lentitud salió de su interior y con pañuelo que tenía limpio delicadamente el abdomen y glúteos del castaño, después se limpió él y acomodaron su ropa, Yoongi beso la coronilla del chico—ya casi es el atardecer, quiero mostrarte algo—susurro con sus labios pegados a la nuca del doncel

Yoongi unió su mano con la de Hoseok y ambos salieron de la habitación, Yoongi lo guiaba corriendo entre pasillos que él jamás había visto, subieron por una escalera que estaba escondida detrás de una cortina y siguieron subiendo y subiendo hasta llegar a una pequeña puerta por la que salieron al techo de una torre del castillo. Hoseok se quedó asombrado al ver la magnífica vista del castillo y el pueblo, el sol se estaba ocultando por lo que el cielo y las nubes estaban pintados de una hermosa combinación de colores naranjas, morado, rosa y celeste

—es hermoso—dijo Hoseok sintiendo la brisa fresca en su rostro

—lo sé—Yoongi se sentó sobre el techo y miraba el cielo con fascinación—este es un lugar muy especial para mí, aquí venia cuando me escondía de mi padre

Hoseok se giró para ver al rubio y al ver su mirada triste se sentó junto a él, tan cerca de él que sus hombros chocaban, ambos miraban el cielo sintiéndose cómodos el uno con el otro

—¿tienes algún sueño, Hoseok? —le preguntó el rubio sin aún animarse a mirarlo

—no

—todos tienen un sueño, no importa si es descabellado o no—Yoongi sintió la tristeza invadir su cuerpo—todos tienen un sueño pero a algunos se los arrebatan

—nunca tuve tiempo para soñar—Hoseok observaba las aves volar en el hermoso cielo, Yoongi por fin se animó a mirarlo—nunca me permití soñar por dos razones, sabía que nunca lo cumpliría y porque mi madre me enseño que no es bueno soñar

—al menos no sufriste la tristeza de ver que tu sueño nunca se cumplirá, que pudiste hacerlo pero alguien no te lo permitió—

—¿cuál era tu sueño, Yoongi? —Hoseok también se animó a mirar al pálido y ambos se miraron con intensidad

No tengo miedo | YoonSeokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora