Capítulo 49: Tenerlo o no tenerlo esa es la cuestión.

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A la mañana siguiente

Camila no sabía exactamente cuánto tiempo llevaba mirando dormir a Lauren. Esta era el recorrido número un millón que la morena hacía con su mirada sobre el cuerpo de su novia. Lauren estaba tendida boca abajo abrazando una de las almohadas, y estaría completamente desnuda si no fuera porque la ojiverde insistió en que tenía que ir al baño y cuando volvió venia con ropa interior puesta en una especie de intento de calmar a la deportista, intento que no funcionó muy bien porque Camila hizo de las suyas y logró sacarle la prenda de arriba a su novia y se dedicó a entretenerse con los pechos de su chica. Por eso ahora Lauren vestía solo una diminuta ropa interior blanca por supuesto. Prenda que Lauren consiguió negociar con la morena para que se la dejara puesta.

Con su mano, Camila empezó a recorrer el cuerpo de Lauren. Le gustaba, mejor dicho, le encantaba ver contraste de su mano morena con la piel clara de su novia. Cuando no estaban juntas no se notaba tanto, pero en la intimidad de la pieza, bueno y en otras habitaciones también, era cuando Camila se daba cuenta la verdadera diferencia de color entre las pieles. La primera parte que recorrió con sus dedos fue las piernas de la artista. La morena sabía que a Lauren no le gustaban sus propias piernas, más de una vez se lo había dicho, y Camila aseguraba no poder entenderla. Eran perfectas. Totalmente proporcionales a su cuerpo. De hecho, uno de los momentos preferidos de Camila era esperar a que Lauren se bañara y luego entrar en la pieza sin hacer sonido alguno y quedarse embobada mirando como su novia cremaba sus piernas. Esto jamás iba a salir de la boca de Camila, pero las piernas de la ojiverde eran la alfombra roja perfecta para la parte preferida de ella, La cola de Lauren. Parte que la morena empezaba a recorrer con su mano. Su dedo índice contorneaba la única ropa interior que le quedaba a la artista. Camila sabía que su novia era consciente del poder que tenía sobre la morena cuando meneaba sus caderas, la ojiverde lo sabía y lo manejaba como ella quería. Había veces que Camila trataba de negarse, pero simplemente no podía. Bastaba con que Lauren moviera las caderas y la morena estaba lista para subir a un piso veinte y tirarse de cabeza a una fosa llena de pirañas hambrientas. Camila suspiró y sacó la mano de ese lugar para llevarla a la espalda de su chica. Como buena deportista, la morena podía distinguir varios músculos de la espalda de su novia, de hecho, los repasó uno por uno con su mano, su chica todavía tenía rasgos de porrista y eso la volvía loca.

Decidió parar su recorrido, demasiada tentación para ella y no quería despertar a su novia... ¿o sí? Cuando estuvo a punto de levantarse para ir a darse una ducha Lauren giró su rostro y sin querer soltó un pequeño sonido. "Cambio de planes" Se dijo la morena y con todas las intenciones de frenar el sueño de su mujer. Puso una rodilla del lado derecho del cuerpo de su chica y otra del lado izquierdo. Iba a llenar de besos la espina dorsal de Lauren. A medida que iba besando la espalda de Lauren se aseguró de que sus pechos rozaran la piel de su chica.

Un movimiento de Lauren le hizo saber a la morena que estaba logrando su cometido― Mmm... Camz... ―Al principio pensó que era un sueño, hasta que sintió la voz de su novia muy cerca de su oído.

― ¿Vamos por el récord? ―le susurró Camila que besaba ahora el cuello de Lauren y con sus manos jugaba con los costados de la prenda interior de la ojiverde. La morena quería esa ropa lejos del cuerpo de Lauren.

Apenas la ojiverde sintió las manos de su novia en su trasero reaccionó, frenó las manos que estaban a punto de dejarla desnuda y se dio vuelta suavemente. Aún seguía tratando de abrir sus ojos.

Atacar con su frente no fue un movimiento muy acertado por parte de la fotógrafa, apenas Camila localizó los pechos de su chica se le hizo agua a la boca, si me permiten esa exageración.

―Esto es lo que yo llamo un desayuno cinco estrellas ―le dijo la morena que se inclinó para comenzar con su alimentación diaria.

―Bebe... Camz... ¿Sólo aguantaste tres horas? ―hacía tres horas nada más, que la había dejado dormir.

Cuando, Donde y Como el Amor Quiera (Adaptación Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora