🦎 capítulo siete:

914 133 6
                                    

Casa Rodríguez...

   Luego de una semana que se había sentido eterna, Luis se emociona de ir al pueblo, despertando temprano para hacer todo lo que su madre necesita antes de despedirse. Esperaba encontrarse a Camilo y que este le confirmara que ya no estaba castigado, que podían volver a pasar el tiempo como habían estado haciendo; aunque con precaución, para que ninguno de los dos fuera regañado o castigado nuevamente.

Así que, lo primero que hace al llegar a la plaza, es comenzar su búsqueda del chico Madrigal. Sin embargo, nunca era sencillo, y siempre era Camilo quien le encontraba primero.

Ese día no parecía ser diferente a los anteriores. Y, tropezando con un señor, comienza a sentirse bastante desanimado. —Lo siento. —dice al hombre, quien se le queda viendo demasiado. Pensando que no le escuchó disculparse, Luis repite sus palabras en un tono, cree él, más alto. Sin embargo, termina es gritando, llamando la atención de las personas que pasaban cerca. Sintiéndose demasiado observado, se encoge y siente que hizo algo mal.

El señor que sigue frente a él se ríe escandaloso, no puede escucharlo pero puede verlo, y se siente repentinamente avergonzado. —Calma. —el hombre palmea su cabeza en un intento de calmarlo. —No debes gritar, sólo soy yo. —Y Camilo regresa a su imagen original. Tiene una sonrisa burlona y su mano sigue en el cabello del azabache.

Sintiendo un alivio inmediato, Luis suspira y mira a Camilo como si estuviera molesto con él, pero la verdad es que está feliz de volver a verlo luego de una semana entera sin cruzarse.

—Casi me da un infarto. —Luis se queja, más se ríe y no puede fingir estar disgustado por el susto que Camilo le causó.

—Eso es exa-

Sin poder terminar de hablar, Camilo es atrapado en un abrazo. —Es bueno verte, Camaleón. —Luis susurra, y el joven Madrigal nunca le había gustado tanto que alguien lo llamara por ese apodo, como ahora. Cuando Luis lo usaba le causaba un sentimiento sin igual, su pecho se llenaba de afecto y su corazón latía encantado. Era como si bailara feliz.

—Si, también extrañé verte. —Camilo corresponde el abrazo, más sabe que Luis no está viendo sus labios para ver lo que dice. Cuando se separan, ambos se sonríen. —Entiendo tus sentimientos, es imposible vivir sin Camilo Madrigal una vez que lo conoces. —presume en un falso tono engreído.

Riendo, Luis empuja en un gesto amistoso el hombro del rizado con pecas. —Si, es así. —acepta porque era la verdad. Desde que había conocido a Camilo, sus días eran demasiado aburridos sin él. Ya no sabía que haría si de la nada desapareciera.

—Sabía que me querías. —Camilo se atreve a decir con el corazón yendo demasiado rápido. Aún si corría por todo el pueblo, su corazón nunca iría tan rápido como ahora.

Luis está por responder que sí, que él en realidad lo hacía, cuando ve a Camilo desviar su vista hacia algo detrás de él. Y, girando para ver qué es, descubre que es su padre acercándose a ellos con algunas cosas en las manos. —Hola chicos. —el saluda cuando llega a su lado.

—Hola señor Rodríguez. —Camilo saluda con un pequeño gesto de su mano.

—Papá. —Luis le ve, medio resentido por haber arruinado quizás un momento entre él y Camilo.

—Que bueno haberte encontrado. Necesito que me hagas un favor. —el hombre dice entregándole dos pilas de libros a su hijo, quien se tambalea un poco por el peso. Eran libros grueso. —Llevalos a casa, son para intercambiar en mi próximo viaje. —pide y se despide rápido, diciendo que aún tenía mucho por hacer en la biblioteca.

"Sólo se tú" | Camilo Madrigal. [BL]Where stories live. Discover now