El inicio de algo mas.

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Nueva York- 1 Marzo de 1978.

Hestia se consideraba a sí misma como una gran Hermana, una buena Tía y una excelente amiga. Pero incluso ella con lo que muchos consideraban su infinita paciencia, se llegaba a cansar de todas las pelas y discusiones en la que su extensa familia parecía siempre estar.

Caminando por las calles de nueva york que estaban cubiertas de una capa de nieve la hermosa diosa no podía creer que tuviera que verse obligada a escapar del hogar, ella era buena escuchando pero las constantes quejas de Hera, las divagaciones de Deméter con el cereal, su sobrina Artemisa pidiéndole postres cada que podía, Afrodita hablan de chismes que no le importaban en lo más mínimo y un largo etc. de los demás dioses que acudían a ella para hablar de sus preocupaciones, la llevaron a su límite, por lo que escapo al mundo mortal.

al menos aquí no me encontraran por un tiempo pensaba mientras seguía caminando sin rumbo fijo, después de todo había sido una idea espontanea el bajar y caminar por nevadas calles de nueva york.

Ahora mismo la diosa llevaba jean de color azul, camisa blanca debajo de un abrigo marrón, una botas cafés y un gorro blanco que cubría sus orejas, su apariencia era de una mujer de 25 años con cabellera roja (que era su color natural de cabello) y poseía unos cálidos ojos marrones (los cuales eran una alteración ya que los naturales eran rojos como su cabello), sin rumbo fijo se dio cuenta que termino en algún lugar de West Village, decidió buscar algo que comer después de todo incluso a ella le gustaba que alguien más cocinara para ella.

Caminando un poco más fue atraída por un delicioso aroma al pasar en frente de un pequeño local, siguiendo sus instintos se adentró al establecimiento pero no antes de ver el nombre.

— ¿Ichiraku Ramen? — se preguntó ya que era un nombre inusual para un establecimiento en nueva york, pero de nuevo no había muchos lugares que vendieran ramen en NY.

—  ¡Bienvenida, por favor tome asiento, enseguida la atendemos! — grito un hombre que debía ser el encargado de la cocina. La diosa no espero mucho cuando una chica de 16 años se acercó para tomar su pedido.

— Bienvenida a Ichiraku Ramen, ¿le gustaría ordenar? —pregunto cortes mente la chica.

Viendo los diferentes tipos de ramen en el menú, decidió ir por el que más le gustaba hacer a ella, esperaba que estuviera igual de bien.

— deme por favor un Miso Tonkotsu y una taza de Sake — pidió la taza ya que había visto en el apartado de las bebidas que tenían, sería una vergüenza no tomar algo del mismo país de origen que su comida.

— En unos momentos traeremos su orden — le dijo la mesara para retirarse a informar al cocinero.

Hestia se quedó viendo el pequeño local, en las paredes se exhibían fotos de platillos y bebidas, casi todas procedentes de Japón, hubiera seguido mirando alrededor pero el sonido de la puerta abriéndose llamo su atención, de ella ingreso un hombre que media aproximadamente 1,80, vestía un traje de color negro con camisa manga larga blanca debajo, todo la parte superior del traje había estado cubierto por un abrigo de color gris que ahora había sido colocado en el perchero junto a la puerta.

El hombre en cuestión era rubio con el cabello en punta, dos flequillos enmarcando su rostro y unos brillantes ojos azules, si no lo supiera mejor diría que era un hijo de Apolo, pero Hestia no sentía ni una pisca de sangre piadosa en el hombre por lo que no era un semidiós.

El rubio se sentó justo al lado de ella, girándose un momento para mirarla le sonrió y le extendió su mano. — Un gusto soy Minato Namikaze, no creo haberte visto por aquí —

Hijo de la HogueraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora