OO2. You won't lose me

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Capítulo dos

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Capítulo dos. No me perderás.

— Buenos días Maggie, te perdiste la primera lección de Miyagi en el dojo

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— Buenos días Maggie, te perdiste la primera lección de Miyagi en el dojo.

Daniel se sentó junto a ella con algo de comida para desayunar juntos.— Ya estuve con el señor Miyagi.— le mostró un tambor como el que tenía él en su mano también.— Regla número uno, el kárate solo es para defensa, regla dos, aprender regla uno.— ambos rieron.

— No te veo entusiasmada.

— Quiero alejarme del karate.— susurro mirando el paisaje.— Nos quiero ser la protagonista otra vez, pero estoy pasando por mucho, perdí a mamá, perdí a papá, se que los odias y lo entiendo, pero también me duele haber perdido a Johnny.

Daniel tomó su mano.— No es de mi agrado; pero entiendo lo que decides, Margarita.

— Y a ti te queda un año de escuela, yo al volver me iré a Boston y quiero concentrarme en mi futuro.

— Elegiste Harvard, que bien...— sonrió algo entristecido.— No quiero perderte, pero estoy orgulloso de ti.

— No me perderás, Larusso insecto escurridizo.— ambos rieron.— Seré la madrina de tus hijos, tu ¿Padrina o madrina? De honor cuando te cases, prepárate el pastel de boda.

— Oh, definitivamente lo harás... mamá ama tus pasteles, en especial el naranja.

— ¡De zanahoria!— exclamó riendo.— Tu siempre seas mi hermano, Daniel.

— ¿Nada nos separará?

— Ni aunque te enamores de mi, lo intentemos y no funcione.— Daniel lanzó una carcajada.— Nunca te librarás de mi.

Mientras Daniel y Miyagi daban un paseo por la aldea, Yuki se ofreció a enseñarle un par de recetas a Maggie.— Miyagi-San hablar de ti, eres como una juan para el.

— Miyagi me ayudó en un momento muy duro para mi.— contó Maggie, se sentía tranquila con Yuki en aquel lugar.— Mi mamá... ella decidió rendirse y dejarme sola enfrentándome a la realidad, Miyagi me dio un camino.

Yuki sonrió observándola.— Tu rostro, es hermoso, pero veo mucho dolor, debes tener fe, todo vuelve a su lugar tarde o temprano.

El padre se Miyagi pidió casi con desespero verlo a él y a Sato, no sabía en donde estaban, así que Maggie se ofreció a correr por la aldea esperando que no estuvieran muy lejos.

— ¡Señor Miyagi, señor Miyagi! — gritó al verlos, afortunadamente, y casi no tanto, Sato estaba allí, apunto de golearlo.— ¡Señor Miyagi!

— Maggie-San, ¿Que ocurre?— Daniel quiso acercarse a su amiga, Chozen le dio un empujón, acto que Maggie ignoró.

— Su padre señor Miyagi, quiere verlo y al señor Sato también.

— Hai.— musitó Sato a Maggie, luego miró a su sobrino.— Acompaña a la señorita.

Maggie sabía que era un asunto familiar, y como vio a Daniel correr tras él decidió no apurarse, no estaba mentalmente bien como para consolar a alguien si algo pasaba, tampoco se creía digna de aquello con alguien como Miyagi. Chozen la siguió, respetando el silencio que el momento demandaba.

Cuando vio llorar a Yuki entendió que el padre de Miyagi había partido. Unos horas después, todos se estaban preparando para darle una debida despedida— Maggie-San, ¿Cierto?

— Kumiko, si... aunque pienso que Maggie está bien, pero esta bien de todas formas.

— Pensé que... podrías necesitar ayuda.— comentó entrando con un kimono doblado.

— Oh, gracias Kumiko.— sonrió levemente.

Cuando Maggie se vistió fue hacia el dojo, sabiendo que Miyagi estaría allí.— Señor Miyagi.— el hombro observaba el paisaje en silencio.— No se si pueda decir algo correcto en este momento... yo escape del funeral de mi padre, pero se cuanto duele. Y no nisiquiera se que decir, pero estoy aquí.

Miyagi era un hombre silencioso y ella respetaba eso, junto a Daniel lo acompañaron todo el tiempo sentándose a su lado en silencio.

— Sabe, cuando mi padre murió pase mucho tiempo pensando que no había sido un buen hijo que podría haberlo escuchado más o podría haber pasado más tiempo con el, me sentía muy culpable. Él había hecho todo por mi y yo no había hecho nada por el, y un día entendí que había hecho lo mejor por él antes de que muriera, estuve allí con el.

Los ojos se Maggie se llenaron de lágrimas, sabía que todos derramaban lágrimas, pero era doloroso ver a la persona que más la había ayudado en ese estado, le dolía ver a Miyagi mirar. Así que no pudo evitar tomar su mano, para hacerle sentir que no estaba solo allí.

— Estuve allí y le dije adios.

𝐂𝐎𝐁𝐑𝐀 𝐊𝐀𝐈 , Johnny Lawrence.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora