Justified

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Eduardo.

Cuando desperté, estaba Spike a mi lado dormido como un bebé, la ternura me invadió y fui incapaz de despertarlo, así que con mucho cuidado decidí levantarme sin hacer muchos movimientos o uno muy brusco. Ya estando de pie alado de la cama, fue donde me di cuenta que mis intentos fueron en vano, pues este brinco de la cama corriendo hacia el pasillo.

Sin pegarle ya mucha importancia, tome mis cosas y baje hacia la planta donde se encontraba Jorge haciendo el desayuno, desde la sala se podía escuchar el ruido de los cubiertos y algunos vasos de cristal chocando entre sí.

Cuando me hice presente en la cocina de Jorge, este me recibió con un gran saludo deseándome los buenos días, cosa que fue devuelta por mi parte.

—¿Dónde está Spike? No lo vi en su cama hoy en la mañana.

—A si, me despertó a mitad de la madrugada, al parecer quería dormir conmigo, entonces lo deje, ¿Hay algún problema?

—No, claro que no, solo que pensé que había vuelto a escaparse, es todo.

—Bueno, no fue así, en cuanto se levante, iré a arreglar la cama.

—Sí, no te preocupes por eso.

Mientras el hacia el desayuno, yo me quede en silencio sentado en la mesa mirando todos sus movimientos, pues no sabía qué hacer y ayudarle no estaba en mis planes, es muy especial en hacer las cosas, eso fue algo que note desde que llegue.

Para romper el hielo, Jorge me comenzó a sacar platica sobre cualquier cosa, como; cosas sobre mi familia, mis amigos y alguna que otra cosa personal. Mientras tanto las mismas preguntas que me hacía, eran las que yo le hacía a él. Hasta que llegamos a hablar sobre su esposa.

La plática comenzó desde que ambos se conocieron, Jorge en su adolescencia trabajo en una tienda de zapatos, donde iba su esposa muy seguido. En ese entonces Jorge no se llevaba muy bien con sus padres legales, así que trabajaba para poder ahorrar un poco de dinero e irse del lugar que sus padres llamaban hogar, pero él lo veía como una cárcel.

Desde que conoció a Rosell, fue donde encontró la paz y tranquilidad que no hallaba en otro lugar, ella iba constantemente a aquella zapatería con la excusa de comprar algunas zapatillas para su armario, aunque siempre se quedaba horas probándose los calzados sin comprar ni uno, pero con la compañía de Jorge era más que suficiente para regresar con una hermosa sonrisa de oreja a oreja a casa.

Así pasaron los años, con salidas y excusas para verse, hasta que Jorge cumplió la mayoría de edad y se marchó de la casa de sus padres, con un buen dinero en mano. Con eso pudo darle muchos lujos a su amada, hasta que, a sus veinte años, decidieron juntarse y compartir su vida juntos.

Aunque al principio fue difícil, eso no quito el amor que ambos se tenían, incluyendo las peleas y diferencias que se presentaban, siguieron juntos hasta que la muerte los separo.

Mientras él me contaba todo, el nudo en su garganta se fue haciendo presente, y era comprensible, aquella persona que te juro amor eterno sobre un altar, está ahora en el descanso eterno.

Para no hacer el momento incomodo, Jorge cambio de tema rápidamente y así charlar sobre otras cosas, contando algunas bromas de la vida junto con chistes que parecían más anécdotas.

Llego la tarde y para relajarnos un poco, Jorge decidió que una ducha no nos iba a caer mal. El subió al baño mientras yo esperaba en la planta baja observando a detalle toda la casa, teniendo cosas realmente hermosas, con una elegancia inigualable, seguramente Rosell era una diva de carne y hueso.

Jorge no tardó mucho en salir, dándome el aviso que el baño era todo mío. No titubee ni un momento y me metí a dar el baño, aquel que disfrute como nunca, el primero después de mucho tiempo sin que me estuvieran apresurando o contándome el tiempo.

En Busca de un Hogar 🏳️‍🌈Where stories live. Discover now