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Golpeé con fuerza los manubrios de la motocicleta y desee con todas mis fuerzas haber tenido una maldita bocina y haberla hecho sonar con fuerza.

¿Por qué el maldito tráfico tenía que estar así justo hoy? ¿Justo ahora?

Mierda, mierda y más mierda.

El semáforo por fin dio la luz verde y sentí como los nervios aumentaban con cada segundo. El hospital estaba a cinco cuadras, más si no quería seguir atrapado en el maldito tráfico, tendría que tomar un desvío que convertiría esas cinco cuadras en diez.

Apenas los autos dejaron una pequeña brecha, mi motocicleta salió disparada entre ellos siendo recibida por amables pitidos de bocinas. Doble por una calle menos transitada y seguí mi camino a todo lo que la moto daba en línea recta al hospital.

Apenas divide el aparcamiento del recinto, acelere lo último que mi fiel motocicleta podía y pase de largo por la caseta del guardia que para mi suerte, estaba aún vacía. Cuando encontré un lugar donde estacionar la moto, prácticamente la aventé al piso y salí corriendo disparado hacia el elevador que quedaba a un par de espacios a la derecha.

Solo de suerte alcancé a tomar un elevador casi vacío en donde solo había una mujer joven que me miró con algo de pena cuando entré.

Ya era hora de tener un poco de suerte en algo.

Volteé hacia el otro lado y pude ver mi horrible reflejo en el espejo del ascensor. Tenía unas ojeras enormes y los ojos rojisimos, lo que obviaba que había estado llorando mucho. Mi nariz roja contrastaba con mi piel y mi cabello estaba revuelto por la velocidad a la que había ido en la motocicleta.

Me veo horrible.

Ignoré por completo mi aspecto para dirigir la mirada a mi celular. Al ver la hora, mi rostro se descompuso.

12:25 p.m.

12:25

¡Maldición!

¡La puta operación es las 12:30!

—¡Mierda!—exclamé mientras la impotencia y la rabia se juntaban dentro de mi luchando por un espacio.

La campanilla del elevador sonó indicando que había llegado a mi piso, e inmediatamente, antes de que pudiera procesarlo, mis piernas comenzaron a impulsarse hace adelante lo más rápido que pude.
Las lágrimas se acumulaban cada segundo más en mis ojos.

No voy a llegar.

¡Taehyung!

Si quien me dijo que no corriera, no lo escuché, porque mi cerebro lo único que podía pensar era en esa bonita sonrisa de conejo y esa tierna sonrisa cuadrada que había llegado a amar y que cada nanosegundo estaba alejándose más de mi.

¡Quédate!

¡No te vayas!

El cartel sobre el último pasillo indicaba que la sala de espera 5 era hacia la derecha, pero cuando estuve a dos pasos de girar para seguir corriendo, una camilla me cortó el paso.

¡Joder!

La camilla era pulcramente blanca, y lo único diferente que pude apreciar en ella, fue una cabellera castaña tan única que hizo a mi mundo parar de golpe.

Taehyung

—¡Taehyung!—

Pero los médicos y enfermeras solo siguieron su apresurado camino llevándose la camilla cada vez más lejos por el pasillo en dirección a una puerta que rezaba "Quirófano".

—¡Taehyung!—volví a gritar con la vista nublada.

Pero esta vez, ya no había nadie en el pasillo.

¡No!

—¡No!—mis piernas dejaron de sostener mi peso y caí de rodillas al piso con mi rostro entre mi manos—¡No, maldición!

¡No te vayas! ¡Quédate a mi lado, por favor!

Ya no había manera de parar las lágrimas, caían de manera tan descontrolada acompañadas de sollozos irreprimibles que aunque lo hubiera intentado con todas mis fuerzas, no hubieran parado.

Me sentía desamparado, completamente solo, a la deriva en un mar de emociones que no sabía controlar, ni si quiera describir. Mis manos comenzaron a temblar con fuerza, quería que fuera un sueño, una pesadilla, que al despertar yo pudiera estar en mi cama, mi teléfono vibrando con un nuevo mensaje suyo, me sentía al borde de un ataque de pánico, y solo pensar en la escena que en breve comenzaría a desarrollarse en esa sala me producía ganas de vomitar, sentía que el mundo daba vueltas, el suelo bajo mis pies giró en todas direcciones y cuando estuve a punto de desfallecer, fue que sentí una mano en mi hombro.

Drake me miraba desde arriba, lloraba tal ve, más que yo y se veía como un desastre, todos éramos un maldito desastre. Sus labios emitieron algo que no escuché, pero fácilmente podría decir que se trataba de algo similar a un "Lo siento" ante el cual yo solo atiné a bajar la cabeza y asentir, ¿Qué sentía él? Mierda, yo era el que lo sentía, porque había llegado tarde, malditamente tarde, como siempre, mientras que él, había sido quien había estado todo ese tiempo siendo el apoyo de Taehyung ¿Por qué lo sentía entonces? ¿Por mi? ¿Por qué fui lo suficientemente iluso como para creer que esta sería una historia de cuento de hadas en donde nos encontraríamos románticamente y todo a nuestro alrededor desaparecería? Si era por eso, entonces yo también lo sentía, si. Sentía lástima de mi y de mi estúpida ilusión.

Te dejé ir otra vez. Otra vez fui demasiado lento. Otra vez te perdí.

Perdóname Taehyunggie.

Perdóname, mi mocoso.

¡Buenos Dias, Jungkook Hyung! [Terminada]Where stories live. Discover now