CAPÍTULO XV: No rendirse.

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Cuando Minju despertó a la mañana siguiente —bastante tarde—, el lado de la cama donde Chaewon había dormido la noche anterior, estaba vacío

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Cuando Minju despertó a la mañana siguiente —bastante tarde—, el lado de la cama donde Chaewon había dormido la noche anterior, estaba vacío. Esa imagen, o mejor dicho esa no-imagen, hizo que se le cayera el alma a los pies. El miedo y la preocupación la abordaron, mientras que distintas preguntas golpearon su mente como una ola: ¿y si Chaewon se había escapado? ¿o la habían secuestrado? ¿y si se perdía?

Cuando apenas comenzaba a asimilar la bendición que había sido la llegada de Chaewon a su vida, la había perdido de vista. Minju, presa de la preocupación y abrumada por esta, de no saber dónde estaba su pequeña Chaewon, sintió que una opresión se instalaba en su pecho y le costaba respirar ; la sensación de que se ahogaba iba creciendo a pasos agigantados. Así que a duras penas consiguió bajarse de la cama, repitiendo su especie de "mantra" mental, el que usaba para encontrar la calma cuando las crisis de pánico estaban en su punto álgido: «estás teniendo una crisis, cierra tus ojos, deja que pase... va a pasar"».

Kim se esforzaba en tranquilizarse, aunque la percepción de que no estaba respirando, aún cuando sí lo estaba haciendo, le hacía el trabajo difícil. Dando tumbos llegó hasta la puerta de su habitación, pero en lugar de salir, optó por recargarse contra la pared, apoyándose hasta que todo pasara. Relajó su estómago, que amenazaba con salirsele por la boca, y se permitó respirar, sentir aunque sea el poco aire que entraba por su nariz ; pasado el tiempo fue calmándosd, y la opresión del pecho desapareció, aunque dejando restos. Minju estaba agotada, sometida a un agotamiento mental y físico como si hubiera corrido una maratón, pero aún así se las arregló para salir de su habitación.

Sus pasos eran lentos, torpes, pero llegó a la cocina. Allí estaba Hyunjin —su compañero de departamento—, desayunando un tazón de cereales, sentado en la pequeña mesa que tenían, y a su lado...estaba Chaewon. No había sido secuestrada, no había huido, no se había perdido. Estaba allí mismo, sentada con Hwang, que entre sonrisas compartía su desayuno con ella y le daba pequeños bocados.

—¡Gruñoncita! —chilló Chaewon apenas vió a Minju, alzando sus orejitas, y sin pensárselo dos veces, llegó a ella pasando por sobre la mesa. Hyunjin chilló también, pero preocupado de que el cereal no se cayera al suelo.

—¡CHAEWON, EL CEREAL! —y Hyunjin se aferró a su tazón como si su vida dependiera de ello.

—¡PERDÓN JINNIE! —por muy emocionada que estuviera de ver a Minju, que durante la mañana había dormido como un zorrito gruñón enroscado en las mantas y acurrucada contra ella, Chaewon se volteó para asegurarse de que no había hecho ningún desastre. Hyunjin estaba bien, el tazón también. No había nada de qué preocuparse, así que ahora podía seguir con lo suyo. Próximo destino: Abrazar a Minjunnie.

Así que la pequeña beagle se acercó a ella, arrastrando el suéter enorme que Hyunjin le había prestado, pues el departamento era frío y el chico no quería que la cachorra —a la que le había tomado cariño— se enfermara. Minju tampoco quería eso, así que agradeció el gesto de Hwang. Chaewon lucía tan adorable, con su cabello color caramelo revuelto, y sus ojitos todavía algo pequeños por la somnolencia.

🍼 夢  cómo cuidar a una híbrida, sin morir en el intento ⋆ iz*one fanfic ! !Where stories live. Discover now