Good Father. [Remus J. Lupin] ©

Capítulo 4: "Profesor Remus"

“Lupin”

La noticia de que Bless seguía viva mantenía a un conmocionado Remus Lupin de pie solo en los pasillos, después de haber salido de la oficina de Dumbledore pudo percibir con claridad la sensación de alivio y esperanza pero a su vez una gran carga de ansiedad y nerviosismo. Sus pasos cuando comenzó a marcar un rumbo hacia la que sería su habitación y también, aula de clases, eran vagos. No firmes pero tampoco dudaban.

Tenía tantas preguntas que debían contestarse.

Después del incidente del 31 de Octubre, no supo nada de nadie más, únicamente se quedó con la idea de que era el único merodeador vivo, sin contar a Sirius, a quien sin duda no podía atribuirle tal atrocidad pero su propio pensamiento lo dividía.
Una parte de Remus decía que Sirius no era capaz de haber traicionado a James pero otra, mencionaba que sí, que así como convenció a James y Peter de que de él era quien debían desconfiar fue el mismo que a sangre fría se encargó de traicionarlos pero ¿A cambio de qué? ¿De poder? Sirius no tenía esos ideales o eso fue lo que les hizo creer.

¿Entonces por qué se encargó de traicionarlos?

Por mucho que quisiera especular, sabía que no podía pues tampoco tenía la información suficiente para hacerlo.

Su mente brincó a su única preocupación ¿Qué es lo que había pasado con Bless? ¿Por qué después de aquella noche su nombre no fue tan sonado?

Envuelta entre las sábanas, Bless no dejaba de pensar en aquel hombre que le había robado los sentidos y había absorto toda atención que podía ceder, el profesor Lupin no salía de sus pensamientos, había algo en él que lo hacía diferente al resto de hombres que podría conocer aunque tampoco había muchos de quienes compararlo.

Los únicos hombres que entraban en su vida eran su hermano, su padre, el señor Snape y sus amigos.

Claramente la esencia de aquel nuevo maestro era diferente por mucho a los tratos que había tenido con los dos adultos en sus vidas, era el primero que le otorgaba, sin haber tenido el placer de una conversación formal, la seguridad y calma que solo le habían dado muy pocas cosas.

Ella pensaba en sus ojos mieles, brillantes y con un espíritu tan vivo que acompañaban un rostro cansado pero sin duda tan precioso.

La misma idea de creer que era alguien lindo hizo que la chica de cabellos negros riera divertida sintiendose ridícula al adular en sus pensamientos las facciones de su nuevo profesor, sintiendo aquellas minúsculas mariposas en su estómago que ella atribuía a la vergüenza de esos pensamientos inapropiados.

¡El profesor Lupin era un adulto, y debía respetarlo en pensamiento y acción como la figura de autoridad que era!

— ¿Qué opinas del nuevo profesor? —Preguntó un joven Hufflepuff que observaba a su amiga mientras caminaban en dirección al aula de DCAO, había pasado ya un mes desde que habían entrado a Hogwarts por lo que todos los grados ya habían probado la docilidad de Remus siendo un profesor de un carácter sumido o muy "mísero" como solían referirse los Slytherin— ¿Ha superado tus expectativas?

— Un poco —Admitió la pelinegra— Esperemos que no sea un fraude con el anterior.

— No creo que Dumbledore se atreva a arruinar otro año después de lo que pasó con Gilderoy.

— No lo retes —Suspiró con algo de ironía— ¿Pero por qué piensas que no lo harías?

— ¿No es obvio? —Los ojos de Cedric se centraron con una especie de insistencia en la presencia de la joven la cual negó con tranquilidad— Por... Sirius Black —Susurró en voz baja mirando a sus costados.