La primera misión de rescate

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Aela pensaba que el líder de su nuevo grupo no podía traer más caos a la mesa del que ya había traído. Estaba absolutamente segura de que debía existir un límite de lo absurdo en la ilógica fuerza del Druida. Kyouya era apuesto, fuerte y rico, y les había echado mano a dos mujeres. Era natural que el joven guerrero fuese exitoso... y aun así, este hombre...

- ¡Déjame unirme a tu grupo! – Yunyun, una recién llegada Demonio Carmesí, ahora le estaba suplicando al líder del equipo.

¿Un líder que buscaba verse rodeado por miembros del sexo opuesto? Sí, Aela ya lo había visto antes, de hecho, era una ocurrencia bastante común. Los aventureros más poderosos a menudo caían en la tentación de crear un harem, pero pocos lograban hacerlo y mantenerlo apropiadamente. Por eso fue que Kyouya se había detenido en dos... y probablemente la razón de haberla abandonado...

- Personalmente, yo no tengo ningún problema, pero... – Izuku dejaba ver de manera muy obvia que estaba feliz de tener más miembros en su equipo, pero una mirada rápida a la pequeña Archimaga reveló que al menos alguien no estaría tan feliz con este curso de acontecimientos. – Megumin, ¿tienes alguna objeción?

Aela echó un vistazo a la pequeña maga, cuyos ojos miraban enojados. Sabía cómo se sentía en ese momento. Justo cuando declaró que el líder del grupo era suyo, le llegó competencia. La chica nueva era bonita, tenía un cuerpo mejor desarrollado, y una personalidad en apariencia más fácil de manejar. La pequeña niña tenía razones para temerle a la recién llegada; su respuesta era muy obvia.

- Solo personales... – La respuesta honesta de Megumin sorprendió a todos, ya que la mayoría se esperaba algo mucho más dramático. – Lo único que temo es que solo venga tras mis secretos, o peor, tras mi novio.

Aela parpadeó confusa, pues no se esperaba una respuesta tan controlada. Ciertamente ella no había actuado con esta madurez cuando Kyouya aceptó en el grupo a la Ladrona.

- ¡Megumin! – gritó Yunyun desesperada, obviamente tratando de poner alguna excusa o explicación para unirse a este grupo de monstruos humanoides. – Es cierto que quiero obtener tu conocimiento prohibido. ¡Pero no soy una rompehogares!

En este punto, Aela decidió ignorar la conversación. Era muy doloroso observar el romance floreciendo en este grupo, cuando el suyo había fallado tan miserablemente con el Espadachín.

Izuku, sin embargo, no tenía ese lujo.

- ¿Puedes por favor no decir eso a gritos aquí, en el salón del gremio? – Izuku se sentía mortificado, por no decir menos.

No estaba avergonzado en absoluto de su relación con la pequeña Archimaga. De hecho, era plenamente consciente de la imagen que se estaba formando. Nunca había sido su intención, pero había terminado rodeándose de chicas extremadamente hermosas. No necesitaba que la gente hablara sobre sus interacciones con ellas, especialmente ya que la mitad de los rumores sobre que dormía con ellas eran parcialmente ciertos. Aunque se limitara solo a dormir en el mismo cuarto... y a abrazarse, de acuerdo.

- Izuku tiene razón. – se unió Darkness a la discusión, poniéndose del lado del Archidruida. – No nos está tratando como si fuéramos su harem, sin importar cuánto lo queramos. Él solo quiere a Megumin.

Izuku tenía sentimientos encontrados sobre esa declaración.

- Por mi parte, yo no tengo problemas en que te unas al grupo. – continuó Darkness, pausando para tomar un trago de su bebida. – Aunque seas tan inútil como nosotras solíamos serlo, estoy segura que Izuku te podrá enseñar cómo ser de utilidad.

Megumin y Aela dieron un respingo al unísono. Megumin no pudo evitar recordar los días en los que su obsesión con la magia explosiva la volvió indeseable a todos, y cómo Izuku la convirtió en probablemente la Archimaga más famosa de su generación. Aela todavía estaba tratando de superar el hecho de que, en solo tres días, sus habilidades subieron de mediocres a aceptables. Era como si se estuviera convirtiendo en una mejor aventurera solo por estar en proximidad con el Archidruida... o simplemente lejos de Kyouya.

Bendecido con el corazón de un héroeDove le storie prendono vita. Scoprilo ora