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—Oye, relájate, Chuuya.

—No me digas que ha... aah, sí, ahí... —Nakahara soltó jadeos suaves entre palabras. Intentó apretar los dientes para reprimir los suspiros que amenazaban con salir de sus labios, pero estos siempre terminaban ganando la batalla.

Dazai dio la primera estocada, sintiendo como los muslos de Chuuya se apretaban en su abdomen.

—M-más rápido, idiota, ¿o n-no desayunaste hoy? —el pelirrojo exigió, moviendo sus caderas con apremio, deleitando a Dazai con la sensación de sus paredes oprimiéndose alrededor de su miembro.

—Ya voy. No seas impaciente, enano, que luego andas llorando por dolor de caderas —rio dando una segunda estocada con algo más de fuerza, que logró desprenderle un sensual gemido a Chuuya.

—T-tú solo sigue... ve más rápido —volvió a exigir.

Dazai inclinó su cuerpo hasta llegar al rostro de Chuuya. Contempló el rubor de sus mejillas mientras limpiaba el sudor de su frente con una de sus manos. Sonrió con ternura y depositó un beso rápido en sus labios que hizo sonreír a Chuuya.

Después de ese pequeño gesto, Dazai prosiguió con las embestidas rápidas y algo más potentes. Los gemidos de Chuuya mezclándose con los suyos constituían una sinfonía perfecta, coreada por el sonido de sus pieles chocando constantemente.

—¡Da-Dazai! —jadeó volviendo a apretar sus piernas alrededor del torso desnudo de Osamu. Éste se regocijó con el sonido de la voz de Chuuya pronunciando su nombre en un gemido.

Había pasado una semana desde sus confesiones. Luego de ese suceso la relación de ambos dio un giro total: aún mantenían esa rivalidad y esa costumbre de generar pleitos triviales insignificantes, pero sus intensiones de mejorar en el aspecto romántico eran notables. No con lo típico, como apodos tiernos o regalos innecesarios (el pensamiento les asqueaba), más bien en asegurarse de darle la atención necesaria al otro, hacer comentarios juguetones en algunos momentos, o Dazai agarrando de la cintura a Chuuya cuando estaban juntos.

A ese punto no les importaba realmente lo que pensaran los demás miembros. Sabían de antemano que Mori ya estaba enterado de todo y mientras no hubiera algún reclamo de su parte, todo estaba bien.

—Chuuya, estás tan apretado —Dazai soltó un gemido ronco y áspero, sin frenar sus estocadas.

Cayó los gemidos de Chuuya con un lascivo beso, esta vez enredando sus lenguas y chupando los labios del contrario. Sus manos se fascinaban recorriendo su cuerpo entero y grabándose cada rasgo, cada curva, cada lunar y cada cicatriz de su piel.

Sin duda, Chuuya era el chico más precioso que alguna vez habia visto y estaba orgulloso de poseer la oportunidad de tenerlo solo para él.

Pero, lo que lo hacía más feliz es recordar lo que Chuuya sentía por él. Cada vez que rememoraba su confesión una sonrisa aparecía sin permiso en sus labios, sus latidos se aceleraban y las mejillas le ardían. Ahí supo que Chuuya se había convertido en su principal incentivo para seguir viviendo.

El pelirrojo se corrió sobre su propio vientre en medio de un sonoro gemido que casi provocó que Dazai le secundara, pero él prefirió estar unos minutos más dentro de Chuuya, maravillándose con la sensación de sus pieles unidas; hasta que su resistencia llegó a su limite e inevitablemente eyaculó.

Ambos terminaron recostados con sus cuerpos apegados. Era la cama de Chuuya, pues se habían dado una pequeña escapada de sus labores para ir al apartamento de este y poder tener sexo sin que nadie los interrumpiera, además de la libertad que les brindaba ese espacio sin el miedo a que alguien llegara a escucharlos.

—Eso fue lindo. Se sintió bien. —Chuuya murmuró envolviendo su brazo alrededor del torso de Dazai y acurrucándose en su costado.

—Tú usando la palabra "lindo" es tan jodidamente extraño que me encanta —admitió, pasando uno de sus brazos por sus hombros y abrazándolo contra su cuerpo.

—Ya, cállate. Quiero dormir —reclamó, y no hacía falta verle la cara para dilucidar lo roja que debía estar.

—Chuuya —Dazai llamó en un canturreo después de unos minutos en silencio. El pelirrojo tarareó en respuesta—. Te amo.

Nakahara alzó la mirada, luciendo un muy sutil rubor sobre su nariz, pero destacando la deslumbrante sonrisa que residía en sus labios.

—También te amo.

Dazai sonrió con ternura, teniendo la burbujeante sensación en su estomago de que por primera vez se sintió tan bien como se supone debería.

Dazai sonrió con ternura, teniendo la burbujeante sensación en su estomago de que por primera vez se sintió tan bien como se supone debería

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Muchas gracias a soyunamarraqueta por apoyarme en esto! ♡

De todo corazón, espero que haya cumplido con tus expectativas..

¡Gracias por leer! ❤

Furtivo | Soukoku 《COMISIÓN》Where stories live. Discover now