Prólogo

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     Existen diversas formas de querer complacernos a nosotros mismos. Tal vez podría ser que incluso nos volvemos locos al tratar de hacerlo o simplemente de forma desinteresada. 
     Las personas somos excesivas en ocasiones, podríamos ser incluso altruistas con nosotros mismos de forma terrorífica. Al mismo tiempo tan egoístas. Pero la pregunta persiste en nuestra cabeza cuando nos referimos al placer y el bienestar de uno mismo. ¿Sería posible que hubiera algún límite en concreto? Podría ser, pero nadie sabría si ya estamos en él. 
     La historia que estoy por contar la tengo guardada en mi memoria desde que sucedió, allá en el año 1977, solo que en ese tiempo no tenía la valentía y la estabilidad como para poder escribir sobre ella. Es tan increíble, tan irrealista que, incluso, siendo yo quien cuenta esta historia, vuelve a hacerme sentir un escalofrío en mi espalda que es capaz de dejarme congelada en mi lugar. Me hace temblar, casi me deja sin poder respirar. 
     Después de aquella experiencia en ese cuarto, es imposible no poder dejar de preguntarme sobre el límite humano en referencia a la satisfacción u obsesión de uno mismo. Cómo podemos ser tan insaciables. 
     Amor, desesperanza, dolor, obsesión o culpa. Emociones, actitudes y pensamientos que podrían llevarnos al más bajo de los rangos de nuestra mente. Quisiera poder comprender en mayor magnitud lo sucedido. Tal vez solo estoy dando demasiado mérito a mi experiencia, pero me deja tan aturdida. 
     Cuando lo conocí, recuerdo verlo inquieto. Miraba a los lados, como si tuviera algún indicio de esquizofrenia. Las pupilas contraídas en sus ojos le hacían ver como si estuviera aterrado, cuando solamente estaba desesperado. Sus nudillos estaban blancos por su fuerza, su uñas ya estaban marcadas en la palma de sus manos. 
     Me contó con una escalofriante sinceridad lo que había sucedido en ese pueblo, y cómo había terminado en esa habitación de alta seguridad. Pero, lo más inquietante no fue aquella atroz acción que cometía con todas esas personas, sino, una en especial que hacía todos los días con elevado altruismo. Con ella
     Me preguntaba y me sigo preguntando si era posible. ¿Cómo podría si quiera sentir eso por una persona cuando él era una bestia? No lo sé. Pero la historia contada por todos los involucrados es la misma, y he decidido abrir más mi mente a las posibilidades. Hacer que aquello que fue imposible y estremecedor, fuera lo más real que pudiera llegar a imaginarme en mis años trabajando en este campo. 
     Esta es la peculiar historia sobre un pueblo invadido por el miedo y la angustia, la desesperación y la inseguridad. Una historia donde hay un monstruo, un romance detonante y la alta incompetencia de las personas, así como la búsqueda de la justicia, y por ende, el fin del sombrío miedo colectivo con la caza del monstruo. Una historia en la que hasta que matarte sea lo necesario.

𝐇𝐀𝐒𝐓𝐀 𝐐𝐔𝐄 𝐌𝐀𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄 𝐒𝐄𝐀 𝐋𝐎 𝐍𝐄𝐂𝐄𝐒𝐀𝐑𝐈𝐎Onde histórias criam vida. Descubra agora