Capitulo 6

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No sabía qué hacer, tenía pánico a volver a mi casa pero tampoco quería volver a la casa donde estuve encerrada todos estos meses y ver a Ian, tener que enfrentarlo sabiendo que él no me golpearía ni haría nada que atentara contra mi persona, aunque bueno pensándolo bien, después de ese pequeño "castigo" como él lo llamo, no estaba tan segura de eso.
No sé cuánto tiempo estuvimos en silencio, pero Steve a cada segundo me miraba esperando una respuesta que yo aún no tenía. Mi cabeza trabajaba a marchas forzadas recordando todo lo que había vivido en aquella casa y lo que había vivido en la casa de Ian.
- Mia?- dijo Steve sacándome de mis pensamientos, no respondí, solo lo mire.- Que harás? Tengo que volver antes de que amanezca y todos despierten.
- Puedo...puedo quedarme aquí hasta la mañana? Tengo muchas cosas que pensar, tu puedes irte, cuando regreses prometo que no estaré.
- Puedes quedarte pero me gustaría hablar contigo una vez que sepas que harás, porque si vuelves a tu casa ten por seguro que no me separare de tu lado, se de lo que es capaz Jack y no te dejare sola.
Me abrazo y después de un largo tiempo prepare algo para comer para Steve y para mí, ya que moría de hambre después de tanto tiempo de comer apenas nada y una vez recogí todo con la ayuda de Steve este se fue dejándome un número de teléfono al que llamarle cuando quisiera. Una vez que se fue, inspeccione aquel apartamento que estaba completamente vacío, no había nada personal o ropa, parecía como si nadie viviera allí, sino que más que eso parecía que fuera algo para un caso de emergencia, cosa que no me sorprendería sabiendo donde estoy metida, mirara donde mirara estaba rodeada por la mafia sin quererlo.
Me pase las siguientes 4 horas pensando en que hacer. Como me gustaría ir a casa y decirle a mi padre que se lo que es, confrontarlo y mandarle a la mierda y a la policía por todo lo que me hizo pero sabía que cuando pisara esa casa seria golpeada y el miedo volvería a mi cuerpo. Quería que Steve estuviera conmigo y así el no pudiera tocarme pero de seguro sabría quién es y cuando él se fuera me mataría y me haría lo que siempre hace en mayor grado y siempre intente calmarlo porque no quería que pasara a mayores.
Las horas seguían pasando y el cansancio estaba pasándome factura asique me fui a una de las habitaciones y me tumbe en la cama y rápidamente caí en un sueño placentero.
Me desperté por unos golpes en la puerta de la entrada, sabía que Steve no podía ser asique cogí el teléfono y marque su número, estaba muerta del miedo, no quería que nada me pasara. Me acurruque en la bañera pensando que era un buen escondite, al menos de momento.
- Steve? Tienes que venir por favor, tengo miedo, mucho miedo.- dije cuando el contesto sin dejar que llegara a decir nada.
- Que pasa Mia?
- Hay hombres golpeando la puerta de tu apartamento y de seguro pronto la puerta cederá y algo me pasara, ayúdame por favor.
Se quedó unos segundos en silencio mientras los golpes se hacían cada vez más fuertes lo que hacía que empezaran mis sollozos y mis temblores, maldecía a Steve por pensando tanto tiempo que parecían horas.
- Donde te encuentras?
- En la bañera de una de las habitaciones, creo que es la principal, no sé. Porque me preguntas eso?
- Vale, entonces sal de ahí, metete debajo de la cama y tienes que encontrar que una de las tablas esta algo separada, súbela y metete ahí y quédate en silencio, nada te pasara, ahora voy con los chicos, estaremos en menos de dos minutos no te preocupes, nada te pasara.
Antes de poder contestar la puerta del baño se abrió y solté un pequeño grito y escuche pasos hacia donde me encontraba. Mierda y más mierda! Porque no podía morirme ahora mismo de un ataque al corazón o cualquier otra cosa rápida? Cuando la cortina de la bañera se abrió y mire hacia aquel hombre no sé si me sorprendí o me asuste más de lo que estaba, el me miro con una sonrisa arrogante y a la vez con aquella cara que podía matarte en segundos sin hacer ningún movimiento.
- Mia? Mia joder habla!- escuchaba al otro lado de la línea.
- Pa-papa?!
- Como te atreves pequeña zorra a irte con estos? Ahora mismo vuelves y te daré tu merecido, si crees que hasta ahora habías sufrido, hare de tu vida un maldito infierno, y dile a tu querido amigo que Jack Fitter le manda saludos.
Mi teléfono cayo de las manos mientras que mi padre me levantaba de la bañera con fuerza, creo que mi brazo tendrá un gran moratón después de que suelte su agarre.
- Maldito cabrón, hijo de puta! Como la toques estas muerto entendiste?- escuchaba como Steve decía desde el teléfono con un genio de perros.
Mi padre cogió el teléfono y se lo puso en el oído con una sonrisa en la cara.
- Te esperaremos aquí pequeño Steve, no te apresures, no escaparemos, es más, jugaremos un rato con mi pequeña Mia.
Y después de eso colgó sin dejar que Steve contestara. No quería que jugaran conmigo porque sabía a qué se referían, golpes hasta dejarme inconsciente, sin tener un poco de piedad, no se mostraba ni un mínimo de arrepentimiento en cada golpe que me daba, y ahora que había más hombres que trabajarían para el a su alrededor, seguro que ellos también participarían. Pensé que cuanto antes comenzaran antes caería inconsciente y antes acabaría esta tortura, simplemente no quería que Steve viniera con los demás y que empezaran una guerra que ya estaba empezada, no quería que vieran de la manera en la que quedare después de la paliza.
Me saco a empujones del baño y ahí en mitad de la habitación cuando me di la vuelta para decirle que no lo hiciera recibí mi primer golpe, una cachetada que me llevo al suelo, después puños golpeando mi cara mientras dos hombres me sujetaban de los brazos para que no cayera al suelo de nuevo, cuando ya se cansó de mi cara me tiraron al suelo y empezaron con los golpes en mi cuerpo, patadas en mi espalda y costillas, no podía taparme porque los golpes provenían de todos lados, solo no quería que me dieran en la cabeza porque sabía que podrían dañarme permanentemente si lo hacían, prefería vivir a base de golpes por el resto de mi vida y sin ningún daño cerebral que vivir sin golpes pero con ese daño cerebral, si, parezco masoquista pero no podría soportar el hecho de que tuvieran que cuidar de mi las 24 horas del día.
Los golpes pararon de un segundo a otro mientras gritos se escuchaban a lo lejos. Los hombres de mi padre me agarraron de los brazos, ya que no tenía fuerzas para mantenerme en pie. La puerta de la habitación se abrió de par en par dejando ver a un Steve muy enfurecido parado en la misma puerta mientras que más hombres aparecían a sus espaldas. Lagrimas empezaron a salir de mis ojos cuando vi su mirada en mí, no sabía cómo estaba pero de seguro que sangraba por la nariz y boca y alguna que otra parte superior de mi cabeza, tendría la cara roja y mis brazos se verían rojos con un toque morado mientras que notaba que tenía que ser sujetada para no caer al suelo. Mire al suelo porque no soportaba ver la mirada que tenía Steve en su cara, sabía lo que le pasaba por la cabeza, quería matar a mi padre pero sabía que si el intentaba algo, los hombres de mi padre lo matarían o lo dejarían vivo solo para que supiera lo que a mí me hacían.
Ellos hablaban pero mi cabeza no quería escuchar, solo quería desaparecer, hasta que el algo frio en mi cabeza me saco de mi mundo, todos estaban tensos y mire por el rabillo del ojo que mi padre me apuntaba con una pistola. Maldito cobarde! Sabía que él no lo haría ahí porque si yo moría, nada paraba a Steve de matarlo a él también ya que el también sostenía una pistola en la mano apuntando a mi dirección, o mejor dicho a la dirección donde mi padre estaba, que era detrás mío. Si lo disparaba a el de seguro la bala acabaría en mi cuerpo, y no quería eso, aparte de que sabía que él no se lo perdonaría, me tenía demasiado afecto como para hacer como si nada hubiera pasado después de intentar matar a mi padre y acabar dándome a mí y acabando con mi vida.
- Steve vete por favor.- dije con lágrimas en los ojos.
No sabía de donde saque la fuerza o como me llego a escuchar ya que mi voz fue más un susurro que nada. El negaba con la cabeza mientras nos mirábamos a los ojos. Los pasos de alguien que venía corriendo irrumpieron en el apartamento y cuál fue mi sorpresa cuando Ian se puso al lado de su hermano apartando al resto de sus hombres, su mirada fría y calculadora era muy diferente a la que tenía cuando me miraba a mí, y esta sí que daba terror y no la que me daba cuando estuve encerrada.
- Si tenemos a la familia al completo, que tierno ver a los dos hermanos juntos por fin después de tantos años.- dijo mi padre riendo.
Ellos no decían nada, solo se iban calmando mutuamente cada vez que mi padre decía algo, uno quería saltarle al cuello y el otro lo paraba y después el que paraba al otro era quien quería saltarle al cuello.
El brazo de mi padre en mi cuello cada segundo me hacía más daño, sus hombres que ahora apuntaban a Ian y a Steve, junto con el resto, ya no me tenían sujeta y mis piernas no aguantaban más, cada momento me costaba respirar más y más, intentaba que el soltara un poco, me daba igual caer al suelo pero entonces que pararía a alguno de los hermanos de matarlo pegándole un tiro en cualquier parte de su asqueroso cuerpo?
- Iros por favor...
- Que tierno, la pequeña Mia protegiendo a los hermanos. Acaso te cuidaron mejor de lo que se te cuida en casa?
Esa palabras me enfadaron demasiado, fuerza apareció donde no la tenía y tuve que confrontarlo.
- Desde cuando cuidar bien de alguien trata de pegarles a sus hijas constantes palizas hasta casi dejarles inconscientes?! Al menos ellos no me golpeaban como tu estúpido cabrón!
Su arma dejo de rozar mi cabeza, me giro y me golpeo con su puño que caí a un costado, mire a Steve e Ian que quisieron acercarse pero mi padre y sus hombres se interpusieron. El golpe apenas me hizo daño comparando con lo que me dolía el resto del cuerpo, estando en el suelo solo lloraba mientras que la tensión cada vez era más.
Los hermanos no querían irse y yo tampoco lo quería, sabía que si ellos estaban ahí mi padre no me podría llevar a casa y seguir con su castigo pero a la vez quería que se fueran y que acabara todo, sabiendo que ellos estarían bien y seguros.
No sé cuánto tiempo pase dentro de aquel infierno y cuantas veces llegue a chillarles a Steve e Ian que se fueran, pero al final se dieron por vencidos, al menos ese día, aunque sus últimas palabras antes de desaparecer fueron: Te sacaremos de ese infierno aunque sea lo último que hagamos en vida.
Habían pasado 2 meses desde aquel día y todavía sigo recordando aquellas palabras. Mi padre había conseguido dejarme encerrada en mi propia habitación como cuando estaba en casa de Ian, aunque las constantes palizas no cesaban.
El día que mi padre me trajo de vuelta a casa parecía que un camión había pasado por encima de mí y tanto mi madre como mi hermano al verme corrieron hacia mí y por primera vez vi terror y preocupación real en la cara de mi madre; le conté todo lo que sabía en la sala, me daba igual que mi padre estuviera, se lo conté todo y para mi sorpresa ella no sabía nada, todos estábamos engañados, y para que seguir ocultando más cosas, le conté el gran secreto a mi hermano sobre quien era su madre realmente. Mi padre no hizo nada al respecto en aquel momento, sabía que se guardaría las fuerzas y las ganas de golpearme allí mismo hasta que la noche cayera y estuviéramos a solas en la oscuridad de la noche.
El dolor de los golpes apenas ya me afectaban, mi cuerpo se había acostumbrado que desde que volví a casa los golpes fuera diarios que ya era golpear sobre algo que ya estaba golpeado. No lloraba, no gritaba, no me removía para que parase, solo le dejaba que hiciera lo que quisiera y así se iría más rápido, está claro.
Los días pasaban y yo solo quería salir de aquella horrible pesadilla en la que me había sumido y era todo mi culpa, sino hubiera querido irme de casa de Ian, aun estaría allí, tendría más libertad, o eso esperaba, y no tendría que soportar golpes.
Una mañana una de las personas que trabajaban en la casa, me dejo la bandeja con la comida y me dejo su teléfono móvil y un pequeño papel, y se alejó diciendo que mi padre estaba de viaje y que mañana a la noche llegaría y se fue con una gran sonrisa en su rostro. Mire el papel y había un número de teléfono, me era familiar pero no conseguía recordar de quien se trataba, pero aun así marque desde el móvil de la joven y espere a que alguien contestara al otro lado.
- Si? Quien llama?
Era su voz, era la voz de Steve. Un mar de lágrimas empezaron a salir por mis ojos y los sollozos empezaron, no podía hablar, habían pasado tantos meses que no sabía nada de él, pensaba que la guerra en la que estaban las dos bandas enfrentadas y que en cualquier momento tanto el cómo Ian podrían resultar heridos o incluso morir, cosa que no me perdonaría en la vida que me quedaba.
- Mia? Mia, eres tú?! Joder! Tu padre está de viaje, tienes que salir de esa casa, te iremos a buscar y te vendrás con nosotros, no te preocupes pequeña, en unas horas estarás a salvo de nuevo, nada te pasara, te lo prometo.
Yo seguía llorando mientras que pensaba que el vendría a por mí, vendría a sacarme de esta casa, en la que ahora estaba encerrada por mi cabezonería de querer volver a estar en casa con mi familia aunque eso significara volver a los golpes, pero estos se volvieron peores después de que mi padre supiera que conocía a sus mayores rivales y que ellos me estuvieron cuidando y protegiendo. Alguna que otra vez que escuchaba a mis padres pelear o incluso a mi hermano defendiéndome y queriendo verme, pero él nunca lo permitía, se había vuelto tan loco que había mandado poner barrotes en la ventana porque estaba claro que si no hubiera intentado escapar después de la primera noche.

Casada con la mafiaWhere stories live. Discover now