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N2: Dos capítulos seguidos, espero les guste, tratare de no tardar las actualizaciones de esta y demás historias, espero su apoyo.

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A las nueve, después de haberse tomado un par de copas de whisky para calmarse, Jennie recobraba, si bien aún algo nerviosa, la capacidad de pensar.
Saltaba atemorizada al menor ruido, por bajito que fuera.


Lisa estaba a punto de llegar, pero todavía no había decidido si debía contarle lo de G. D. Aunque se moría por compartir con él el horroroso suceso del supermercado, su parte racional le aconsejaba que lo guardara en secreto.


Era cierto que se conocían desde hacía solamente cuatro días; sin embargo, estaba segura de que, si se lo contaba, Lisa querría tomar partido para mantenerla a salvo, y aquello acarrearía unas consecuencias desastrosas para ambas. Por un lado, si Lisa le plantaba cara a G. D, los guardaespaldas del mafioso podrían hacerle daño.

Por otro, si la animaba a presentar una denuncia por acoso contra Ji Young por haberla cogido y amenazado, seguro que éste alegaría que estaba defendiéndose de la persona que había estado espiándolo. Aquello sería el fin para la carrera profesional de Jennie.

Y para la de Lisa. El teniente ya estaba enfadado por el encuentro accidental en el Jerry's, así que si hacían cualquier cosa que pusiera en peligro la operación de vigilancia, su enojo aumentaría. O peor aún, si llegara a enterarse de que Lisa había descubierto, sin haber informado de ello, que Jennie espiaba a G. D, su trabajo podría peligrar de verdad. Y Jennie no quería hacer nada que pudiera perjudicarla profesionalmente.


Una voz interior le preguntaba: «¿Y si G. D iba en serio sobre lo de hacerme
daño?»


Jennie se dijo a sí misma que, si bien era cierto que ese tipo disfrutaba con aquellos juegos psicológicos y de dominación, también lo era que sería lo suficientemente listo como para restringirlos a sus encuentros con prostitutas. Ella era una profesional respetable y muy trabajadora. No creía que G. D fuera a arriesgarlo todo sólo para vengarse.


Unos toques en la puerta interrumpieron aquellos tristes pensamientos y la dejaron sorprendida, porque esperaba que el conserje la hubiera llamado para avisarla de que Lisa había llegado. Sin embargo, claro, Lisa ya se encontraba en el interior del edificio, en su puesto de vigilancia. En cualquier caso, Jennie echó un vistazo por la mirilla de la puerta para cerciorarse de que se trataba de ella. Al ver la sonrisa de su amante, todas las reflexiones en torno a G. D se desvanecieron.


Abrió la puerta y se lanzó sobre ella.
Lisa la abrazó.


—¡Vaya! Si vas a recibirme así todos los días, no vuelvo a irme a tomar una caña con los colegas al salir del trabajo nunca más —bromeó.

—Me alegro tanto de verte —respondió Jennie, apretándose contra su pecho. Era la primera vez en horas que se sentía protegida.

—¿Estás bien? —Lisa la apartó ligeramente para liberarse del abrazo—. ¿Qué pasa, cariño? —preguntó mirándola a la cara con preocupación.

Si iba a decírselo, éste era el momento. Se fijó en su mirada cansada y en las líneas de fatiga que se le perfilaban alrededor de la boca. Acababa de terminar un turno de doce horas.

—Nada —contestó—, sólo es que te he echado de menos.
La mirada de preocupación de Lisa desapareció para dejar paso a una estupenda sonrisa.

—Yo también te he echado de menos, preciosa —correspondió antes de darle un beso en la boca.


Jennie se regodeó en el beso con un suspiro. Lisa era tan cálida, tan familiar y hacía que se sintiera tan segura... Lisa cerró los ojos y Jennie decidió apartar los horribles recuerdos de la tarde y relegarlos al fondo de su conciencia. Por esta noche, se olvidaría de lo de G. D.
Lisa la tomó por las caderas sujetándolas con las enormes manos.

VoyeurverWhere stories live. Discover now