❥︎𝕷𝖆 𝖕𝖗𝖎𝖓𝖈𝖊𝖘𝖆 𝖌𝖆𝖇𝖗𝖎𝖊𝖑𝖆.

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𝕹𝖆𝖗𝖗𝖆 𝕮𝖆𝖘𝖕𝖎𝖆𝖓

Tuve demasiado temor cuando nos encerraron, que seria si hubieran vendido a Scarlett, si la hubieran tocado o matado al bebé que crece en su vientre, nunca estuve tan agradecido de que Tamlin dijera la verdad.

Estaba en el escritorio que tenia en mi cuarto del barco, escuchaba como las olas golpeaban las paredes del barco, mientras veía a mi esposa dormir plácidamente abrazando a nuestro hijo, apenas llegamos ella lo abrazo con todas sus fuerzas, sentía el mismo miedo que yo a pensar que no lo volveríamos a ver. Tome un sorbo del vino que estaba bebiendo mientras apreciaba a mi familia, la familia que pensé que nunca tendría, siempre pensé en un futuro con mi Scarlett pero ver que se cumplió es casi irreal, me pude casar con ella y no solo eso la e embarazado ya dos veces, tengo lo que a mi padre le hubiera gustado que tuviera un amor verdadero, ocupar bien el puesto de rey y herederos, que pensaría el si siguiera con vida y le dijera que la persona que amo es una elfa.

Esa pregunta siempre circula por mi mente, desde que me di mi primer beso con mi elfa. el estaría orgulloso de mi?, también pienso en mi madre como hubiera sido ella, tan amoroso y protectora como lo es Scarlett o mas estricta y no tan amorosa, y la misma pregunta aparece en mi mente, que pensarían de Scarlett.

Aunque no me hubiera importado, me hubiera casado con ella y hubiera tenido a mi pequeño Rhysard, o bueno eso pienso y opino porque los tengo y pude decidir el casarme con ella y que el naciera, pero si ellos estuvieran con vida, mi decisión ¿aun seria la misma?.

No dudo de mis sentimientos hacia mi pequeña y mi hijo, los amo mas que nada, Scarlett es la mujer a la que le velo los sueños, y le ayudo a comprender sus visiones cuando no las entiende, es la persona con la que uní mi vida es lo mas bonito que e visto en mi vida, desde el momento en el que unimos nuestras manos y nos juramos amor, para que después llegara Rhysard mi travieso hijo, es un pequeño travieso que según el profesor yo era así cuando tenia su edad, la diferencia es que yo no tenia habilidad de escalar las paredes o correr a una gran velocidad.

—Sabes que adoro cuando me ves semidesnudo, pero ¿porque no estas en la cama?.

Dice la voz de mi elfa sin abrir sus ojos, pero es cierto solo tengo un pantalón para dormir y mi torso estaba expuesto.

—No puedo dormir.

Dije con sinceridad, le di un ultimo trago a mi copa de vino y la deje en el escritorio para acercarme a la esquina de la cama donde estaban las piernas cubiertas por las mantas de mi mujer, puse la mano en su muslo derecho y le di un suave apretón.

—¿Que te quita el sueño?.-- Pregunta ella abriendo sus ojos y susurrando para no despertar a Rhysard

—Aparte de ti y sobre todo cuando estas desnuda.—comente con risa mientras recibía una patada por parte de mi esposa.

—Tonto, hablo enserio amor.—dijo viéndome a los ojos entre sus largos cabellos blancos que cubrían un poco de su vista.

—No es importante cariño, vuelve a dormir debes descansar.

—Si no fuera importante no estarías despierto, si no durmiendo con tu hijo y yo.

—No quiero despertar a Rhysard.

—Pues salgamos, solo estará Drinian.

Lo pensé un momento y era verdad necesitaba desahogarme y quien mejor que mi esposa, me levante y me puse una camisa suelta y tome una bata para mi mujer, ella salió de la cama con cuidado y se puso la bata, nos aseguramos que Rhysard durmiera para salir del cuarto.

Era una madrugada fresca, no hacia ni frío ni calor, el clima perfecto, nos sentamos alejados de Drinian en unas escaleras que ahí había, tome la mano de mi esposa y ella recorto su cabeza en mi hombro, así nos quedamos minutos nadie hablaba solo se escuchaban nuestras respiraciones sincronizadas.

𝕸𝖎 𝕻𝖊𝖖𝖚𝖊𝖓̃𝖆 𝕰𝖑𝖋𝖆.  ˡⁱᵇʳᵒ ᵈᵒˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora