Una pelicula a las 4 A.M.

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Touya continuó encontrándose con Keigo en las visitas que le hacía a Geten. También veía a menudo por los pasillos a Atsuhiro, justo antes de entrar a la habitación. Hubo un momento incómodo antes de que cada quien siguiera con su camino, aunque Touya podía sentir la mirada fija en él durante el camino hasta la habitación de Geten. Todos fueron encuentros breves, aunque algunos más tensos que otros, y pronto Touya dejó de preocuparse si otros lo veían en la casa de Geten o no.

Una mañana, incluso, se encontró con Aizawa Shota y Yamada Hizashi, quienes iban saliendo de la propiedad justo cuando él subía por la calle que daba a la casa. Los tres se encontraron a medio camino y esperaron bajo un árbol cercano a la propiedad de Geten. Touya estaba apoyado contra el tronco, con los otros dos a unos pasos de él.

—Creo que deberíamos reunirnos para hablar sobre esto.— murmuró Hizashi mientras miraba hacia los lados.

—¿De verdad crees que es lo más adecuado?— preguntó Touya cruzándose de brazos. —¿No crees que sería contraproducente? No sabemos realmente qué es lo que ocurre y convocar a una reunión sólo para tratar este asunto podría sembrar el pánico, entre los modelos, las casas de moda y...

—El pánico ya está presente.— agregó Aizawa. —, y la noticia ya viajó a todo el mundo. Es el tema de conversación más recurrente hoy en día. De hecho, me sorprende que Toshinori no esté aquí intentando averiguar qué es lo que ocurre.

—Queriéndose hacer el héroe, querrás decir.— intervino Touya. Shota no lo corrigió. —¿Te encargarías de organizarlo tú?— preguntó.

Aizawa asintió.

—Claro.

Touya también asintió.

—De acuerdo. Llámame en cuanto tengas los detalles de la reunión y todo eso. Y continuaré intentando descubrir qué es lo que le pasa.— agregó. Guardó silencio justo después de decir eso y tuvo que hacer uso de toda su fuerza de voluntad para no quejarse de haberlo jodido.

—No sabía que estabas investigando esto...— dijo Shota, llamando la atención de los otros dos hombres, quienes lo miraron fijamente.

Touya se encogió de hombros.

—¿Por qué otra razón estaría aquí si no fuera por eso?—

Aizawa abrió la boca para decir algo pero, al final, bajó la mirada.

—Quedamos así, entonces.— dijo. Descruzó sus brazos y se despidió de los otros dos con un movimiento de su mano, antes de continuar el camino hasta la casa de Geten.

Eran ya varias las visitas que hacía y aunque Touya había estado renuente al principio, al final tuvo que admitir que era más sencillo simplemente abrir la puerta de la casa y entrar hasta la habitación, que molestar a Himiko o a cualquiera de los otros que continuaban con su extenuante labor.

Así lo hizo en esa ocasión. Abrió la puerta de la casa y se asomó brevemente en la sala de juntas de Geten, donde los empleados le saludaron con cordialidad y sonrisas en sus rostros. Después siguió el camino que iba hasta la habitación de Geten. Subió las escaleras mientras repasaba la conversación que tuvo con Shota, sobre convocar a una reunión. Objetivamente sabía que era lo mejor: habían pasado ya dos meses desde que Geten se quedase dormido y nadie, ni siquiera él con las cartas, había logrado descubrir qué era lo que ocurría en realidad. Además, de reunirse todos quizá tendría que hablar sobre las cartas... y no estaba preparado para ello.

Terminó de subir los escalones y recorrió el pasillo hasta la habitación. Al entrar, percibió en el aire el aroma de una de las aguas de colonia que Geten solía utilizar. Al observar al otro, notó que, otra vez, alguien había cambiado su ropa. Esa persona seguramente también se había encargado de perfumarlo. Por un momento Touya se preguntó quién sería aquel o aquella que se ocupaba de esas labores pero, al cabo de unos segundos, decidió que no era prudente pensar en ello. Sea quien fuera, debía estimar mucho a Geten para cuidarlo de esa manera.

Las cartas de mis sueños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora