▴ ENTREVISTAS ▾

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Diana se despertó con miles de sentimientos, el más fuerte, emoción, su oficina la esperaba, ECO MODA la esperaba, años de ansias se habían resuelto del modo más dulce posible, Daniel fue un encanto, dejando de lado el apretón innecesario a su muñ...

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Diana se despertó con miles de sentimientos, el más fuerte, emoción, su oficina la esperaba, ECO MODA la esperaba, años de ansias se habían resuelto del modo más dulce posible, Daniel fue un encanto, dejando de lado el apretón innecesario a su muñeca, y desde luego el cómo la aventó, pero tampoco podía pedir menos, siempre había sido de un carácter explosivo. 

Luego de ducharse y arreglarse con especial dedicación, bajo al comedor, donde sus padres le prepararon un desayuno especial, por su primer día en la Presidencia Internacional, un espacio nuevo, que estaban seguros brillaría por la excelencia.

ECO MODA se había reservado hasta el momento el mercado nacional, que un área Internacional naciera era un logro magnífico, y si esta era una subdivisión, y, por tanto, se manejaba por separado a ECO MODA, tendría capital libre, capital que podía crecer independientemente del resultado o el balance general de ECO MODA como tal.

Ahora solo había un detalle que ajustar, Armando ya había comisionado a Gutiérrez para elegir a la secretaria de presidencia, y lo hizo soberanamente mal, como la peliteñida Fernández se presentó con ―lo que algunos estúpidos consideran más importante que las neuronas, como Gutigut ―dos bustos y cara bonita, la contrato por imagen.

Marcela logró persuadir a Armando para que solo entrevistara a la "fea" ―que en realidad no habían visto a la aspirante ―por simple consideración, puesto que las evidencias demostraban que la mejor opción para ser secretaria de una casa de modas, era precisamente un mujer bella, y claro, Patricia lo era, pero nadie era capaz de convivir con esa loca, Marcela era la única que aún ponía fe en ella. 

Su padre le aconsejo que para evitar pasar por lo mismo que Armando, ella misma contratara a su secretaria, y aunque ella pensaba hacerlo de ese modo, escucho con atención las palabras sabías de su padre, ya organizaría su propia sesión para secretaria, y era muy probable que necesitara un asistente también.

Cuando entro a la sala de juntas junto con su padre fueron presentados con la aspirante a Secretaria de Presidencia.

―Buenos días ―saludaron a la par Roberto y Roberta, por si no quedaba claro el amor de su hija, solo hacía falta ver que decidió ponerle su nombre.

―Ah, papá, Diana, esta es la aspirante de la que nos habló Gutiérrez ―comento Armando, al tiempo que su padre se giró dio un salto atrás, pisando a su hija levemente. 

Aunque la... señorita, extendió su mano como cortesía, Roberto paso de largo:

―Mucho... gusto, ¿usted es la niña que trabajo para Manuel Jose Becerra en el Banco Montreal no es cierto? ―él hablaba mientras daba la vuelta a la mesa para sentarse junto a Marcela. 

―Si, señor ―la voz de la mujer era tan hilarante como su apariencia. 

―Hola, ¿cómo le va? ―saludo Diana, tomando la mano de la joven, regalándole una sonrisa sincera.

Sempiterno │ Daniel ValenciaWhere stories live. Discover now