Detrás de escena IV

281 24 10
                                    

El tiempo pasó y los planes se cumplieron.

Kagaya pudo hablar con Nezuko, y tras los diálogos ella accedió a cumplir el ZeniNezu.

Caw-kun fue testigo del hecho y hasta brindó de su ayuda para que el hermano de la demonio no se enterase.

—¿Entonces uno menos?

Kagaya frota sus ojos, solo para ser reprendido por Amane, y mueve sus pies ansioso.

—Otro cumplido... papá ¿estás bien?

Junto a Kagaya, Kuina pregunta ansiosa al ver que su padre estaba inquieto.

—Sí, sí, solo... me pican un poco los ojos.

La mancha de la maldición había aparecido al lado de ambos ojos, dejando unos tatuajes morados e irremediables detrás del rabillo de sus ojos.

—Luego sigue... SabiMako...

Kagaya suspira, luego se sienta sobre sus pies y mira cariñosamente a una Amane que parecía impaciente.

—Estaré bien ¿sí? —Ella lo observó durante unos segundos antes de asentir—. Ahora, necesito a Gyomei.

Las tres personas que lo acompañaban en la sala caen en silencio.

La única que no lo observaba por estar haciendo algo en unas hojas, voltea a verlo.

—¿A Gyomei-sama?

—Sí, él es quien ha estado ayudando a Sabito y a Makomo con su recuperación.

Kanata lo mira unos segundos, luego asiente.

—Caw-kun, por favor llama a Gyomei-sama.

Caw-kun, quien estaba sentado en la mesa donde Kanata escribía, abre sus alas y emprende vuelo.

—Siendo sincera.

La ShippingRoom estuvo en silencio durante un tiempo hasta que Kuina empieza a hablar.

—Me preocupa un poco esto de que las pilares puedan resultar embarazadas.

Amane puede notar a Kagaya ponerse tenso.

—Eso... a mí también...

Él desvía su cara hacia un lado donde ninguna de su familia lo vea.

—A mí también...

Repite en un susurro.

[ · · · ]

Si bien la vida puede ser compleja, los shippeos nunca dejarán de existir y nuestro ShippMaster lo sabía.

—¡Ellos!

Alza ambas manos y en el aire entrelaza los dedos.

—Pueden ser personas comunes, cazadores comunes y kakushis comunes... ¡pero los shippeos están para todo el mundo!

Dos de sus hijas adulan el calentado discurso que Kagaya daba frente a la sala de shippeos, su auditorio era Kanata, Nichika, Kuina y Amane, los otros dos miembros se hacían cargo de las misiones de los cazadores.

—Os presento a vosotras... ¡MuraZaki y GotoHana!

—Yei.

—¡Wuuu!

Silbos.

Amane solo suspira entre sonrisas.

—MuraZaki.

La madre de las niñas presentes se pone de pie y va en búsqueda de té.

Nichika mira rara a su progenitor.

—¿Enserio a estos dos cazadores?

Fuera de broma a ella le parecía extraño el juntar a cazadores de rango medio.

Kagaya sonríe con confianza.

—Por supuesto, desde la misión en la que apenas y salen vivos, ellos han estado haciendo misiones juntos, no sería raro que se volviesen novios.

Con quien hablaba suspira, las otras dos solo los observaban hablar.

—Vale ¿Darás pastillas?

Él solo tuerce su boca un poco mientras murmura un "Mmm...".

Unos segundos después sonríe.

—No, veamos qué pueden llegar a hacer sin esas dichosas pastillas.

Kanata y Kuina abren sus bocas sorprendidas y posan sobre ellas sus manos.

Nichika solo sonríe irónicamente.

—Mamá estaría orgullosa de oír eso.

Kagaya sonríe amargamente.

—Mamá me agarraría a patadas si obligo a otra pareja.

La puerta corrediza se abre y Amane entra con unos vasos de té en una bandeja.

—Yo nunca agrediría a Kagaya-sama.

Con cierto aire refinado, Amane empieza a dejar frente a su familia un vaso con té.

—A-, Ajá, nunca.

Kagaya sonríe tiernamente mientras toma un vaso que Amane le extendía.

Ella sonríe.

Él forcejea con el vaso.

Ella no lo suelta.

—No les darás pastillas.

—N-, No lo haré.

—No era pregunta.

Nuestro ShippMaster obedecía a su pareja canónica.

The ShippMaster: SpecialsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora