【❛¿Tienes algún problema amoroso? ¡Entonces habla con Jeong YunHo de 5-B! Escuché que es un excelente 𝗖𝘂𝗽𝗶𝗱𝗼...❜
Aquel rumor empezó a propagarse por toda la escuela pero... ¡¿Cómo podría resolver problemas amorosos de los demás cuando ni siqui...
—Jeong YunHo sunbaenim —escuchó que lo llamaron, haciendo que rápidamente se despertara.
—¡No soy un cupido! —fue instantáneo, ni siquiera se fijó quién lo llamaba.
—Lamento despertarlo, sunbaenim, ¿podría llamar a SiHyeon noona?
Ahí se dio cuenta.
Desde la ventana le hablaba un alfa de cabellos castaños.
Claro que sabía quién era.
Era imposible no reconocerlo.
Se volvió tan popular desde tercero, siendo conocido como el alfa que se atrevió a rechazar a Han EunJi, la popular diva de la escuela.
—Siento gritarte —inclinó la cabeza para disculparse—. SiHyeon aún no regresa de la cafetería.
—Entiendo. Gracias, sunbaenim —fue todo lo que dijo para luego alejarse del lugar.
El leve aroma a manzanas y chocolate amargo se fue junto a él y YunHo siguió con la mirada la espalda del joven.
Choi JongHo, el mejor alumno de cuarto año y presidente de la clase A, un alfa dominante de carácter tranquilo y amigable, era quien acababa de hablarle y portador de tan agradable aroma.
Sin duda, era un buen partido para cualquier omega o beta.
Incluso para un alf---
—¡YunHo! —un alfa de cabellos plomos se sentó a su lado rápidamente—. Mi madre me llamó para confirmar mis permisos.
—Eso es genial, MinGi —sonrió, escuchando como el otro empezaba a parlotear sin parar.
Le gustaba el simple hecho de que su mejor amigo le contara cualquier cosa.
Prestaba mucha atención a cada palabra que salía de la boca del contrario y asentía de vez en cuando para confirmar que escuchaba.
—¡Podremos viajar con el club!
—Yo no soy parte del club, MinGi.
—Ah, es cierto, tú no podrás ir —hizo una mueca de tristeza.
—Irán Mark y HyunSuk, ¿no?
—Claro, ellos son parte del club.
—Entonces la pasarán bien.
—De verdad sería genial que tú también fueras, YunHo.
—Es una pena.
«No, no lo es.»
Así podía evitar ver la burbuja de amor que hacía doler su corazón.
Agradecía no haberse unido al club de deporte, que cada año, al iniciar el nuevo semestre, tenían un pequeño viaje de excursión por todo un fin de semana.
La campana que dio inicio a las clases sonó.
Todos se sentaron en sus lugares y esperaron que llegara el profesor para empezar un aburrido día lleno de clases.
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