Corazones rotos.

710 47 134
                                    




"Los corazones son frágiles, capaces de romperse y reconstruirse pero incluso entonces nunca vuelven a ser los mismo. Nada ha cambiado. Estamos aquí, el mismo amor, el mismo dolor, el mismo arrepentimiento" –Nemuri.



Habían recorrido un tramo razonable del camino hasta la propiedad de Nemuri cuando Emi no pudo contenerlo más, bien, siendo justos con ella tú no usarías el término "Silenciosa" para describirla, Emi era tan silenciosa como un montacargas que llevaba una jauría de monos furiosos.

Tampoco era sutil, agreguemos una bandera multicolor al montacargas, y ¡BOOM! Obtenías la definición para "Emi".

Nemuri no había dicho ni una palabra desde que ingresaron al Ferrari 812 Superfast de Hizashi, al contrario había arrancado con un chirrido doloroso de los neumáticos. Parecía rabiosa, y seguro la mitad de su furia estaba dirigida hacia ella.

Emi sabía que marcharse no había estado bien, sus amigos fueron ahí para buscarla (de lo que tenían que hablar también) habían estado preocupados por Emi. En su momento había deseado marcharse pensando en que alejarse de Aizawa sería lo mejor. Pero no habia tomado en cuenta todo lo demás.

Nemuri. Hizashi. Su casa sobre el café. Sus estudiantes en Yokohama. Eri... Incluso Shinso, al que recién había conocido. Había dejado mucho, había sido cobarde, ¿Irse en medio de la noche? ¿Cómo una criminal? ¿En serio merecía que ellos arriesgaran sus vidas por ella si huía a la primera oportunidad?

Al final, Emi no pudo soportarlo más.

—¡LO LAMENTO! —Gritó de repente, Nemuri saltó en su sitio, haciendo que derraparan por la calle con otro chirrido, un frenazo después y Emi estaba sujetándose con fuerza del cinturón de seguridad.

Kayama la miró, una ceja en alto y los ojos bien abiertos, para ser tan expresiva no tenia las arrugas correspondientes. —¿Qué diablos fue eso?

—Nuestra vida pasando ante nuestros ojos. —Soltó una risita nerviosa, Nemuri no aprecio el gesto— Dije... Dije que lo lamento Nemuri.

La ceja de mujer continúo alzada. Okay, eso pudo haber sido peor, comenzó a hablar sin parar, buscando a tientas las palabras que necesitaba. —No debí irme, no debí apartarme de todos como si hubieran hecho algo malo. Como si... no fueron ustedes. No fue así. Yo no... Sé que estas furiosa conmigo...

—No estoy furiosa contigo en absoluto.

—¡Lo sé, furiosa, solo- ¿Qué?

La sonrisa de Nemuri era algo especial, no fue la sonrisa ensayada a una cámara paparazzi, o una coqueta mueca que aparecería en una sórdida revista para adultos. Era la sonrisa de la amiga un poco loca, un poco demasiado apasionada que Emi conocía de hace años.

Fue muy desconcertante, entiéndanla, ese sería un justificante para el siguiente grito que se le escapo.

—¿Qué no vas a exigirme que me disculpe?

—No. –Ella dijo, simple.

—¿No?

—Correcto, Emi. No.

—¿Por qué diablos no? —Ahora estaba haciendo pucheros— Pensé que estabas furiosa, que vendrías por mí y terminaría cazada, fusilada y embalsamada en la pared. Creí que hubieras querido que me quedara a enfrentar el problema, pero me marché...

Feelings and memoriesWhere stories live. Discover now