La Princesa escondida
Me quité el blazer lentamente mientras avanzaba hacia la silla que estaba justo enfrente del idiota que se había atrevido a robarme.
Antes de sentarme, coloco minuciosamente mi saco detrás de la silla y me siento.
-Sáquenle la bolsa.-ordeno a mis hombres, los cuales lo hacen de inmediato logrando que pueda ver al idiota de Valerio.
Su rostro estaba con algunos golpes rodeándole el pómulo y el ojo, por lo que supuse que mis hombres tuvieron que recurrir a la violencia ante el seguro intento de escape del pelinegro.
Nadie podía escapar de mi. Ni siquiera yo misma.
-Caterina...-susurra fijando sus ojos en mi.
-Hola, Valerio.-cruzo mis piernas y me enderezo en el incómodo respaldo de la silla.
-¿Po-por qué estoy aquí, Caterina?.-sus balbuceos me hicieron crear una mueca de disgusto.
-¿No es evidente, Valerio?.-lo observo con una ceja enarcada.-Me trataste de ver la cara de idiota, pero te salió mal. Como todo lo que intentas, básicamente.
Levanto un poco mi cabeza para ver a Leonardo y Lorenzo-mis guardaespaldas más fieles-y les hago un gesto. Inmediatamente se posicionan uno a cada lado del cuerpo de Valerio y lo retienen en su silla con una simple agarrada de hombro.
El pelinegro, mira a mis dos hombres con auténtico terror, generando que una sonrisa de satisfacción se forme en mi rostro.
A la única que debes temerle es a mi, imbécil.
Me levanto de la incomoda silla y agacho mi cabeza levemente para ver al hombre que se creía inteligente por haberme robado.
-No entiendo d-de que habl-ha-hablas, Caterina.
Sus estúpidos balbuceos me estaban dando dolor de cabeza, haciendo que mis instintos de degollar su miserable garganta se incrementarán.
-Cierra la boca, imbécil, o te arrancaré la lengua con mis propias manos.-abre los ojos y comienza a negar con la cabeza como si ese gesto fuera suficiente para detenerme.
Nadie traiciona a una Salvatore y sale con vida. Nadie.
-Caterina, juro que no hice nada.
-¿Qué parte no entendiste de...¡Cierra la boca, imbécil!.-mi mano rápidamente se estampa en su mejilla y pequeñas gotas de sangre se desprenden de su labio partido.
Rápidamente me recompongo y enderezo mi postura.
-Valerio, ¿Te creíste que si me robabas no me iba a dar cuenta?.-sin esperar su respuesta, saco un cuchillo de mi sostén y lo empuño cerca de su garganta.-El haberme robado un miserable kilo de cocaina no fue muy inteligente de tu parte. Ahora, por tu estupidez e ineficiencia, te cortaré la garganta.
Con esas simples palabras, Leonardo tira del cabello de Valerio para darme un fácil acceso a su cuello. Sin pensarlo, el filo de mi cuchillo se deslizó suave y tortuosamente por su garganta.
Gritos y sollozos comenzaron a salir de Valerio, pero rápidamente se fueron disminuyendo conforme le hacía una traqueotomía gratis.
La sangre salpicó mi top de encaje negro y parte de mi abdomen descubierto, pero poco me importo.
-Desmiémbrenlo y envíen los dedos de este idiota a su padre para que tenga algo que poner en el cajón.
Lorenzo me tendió un pañuelo y le di un leve asentimiento antes de limpiar mis manos y la pequeña arma blanca que le había dado nuevamente un destino mortal a otro inservible ser.
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☠︎︎♔︎Dueña de la mafia♔︎☠︎︎
RomanceEdgar Allan Poe decía que para ser feliz debías tener una mujer, una vida al aire libre, la ausencia de ambición y crear una belleza nueva, pero, ¿que pasa con todo eso en el mundo de la mafia? Sencillo. No existe En este mundo si tenes una mujer, t...