Cinco.

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Una rata vieja, que era planchadora, por planchar su falda, se quemó la cola...

Estábamos en el centro comercial ahora, cuidando precavidos a  Natsuki.
Este bebé encantaba de burlarse de mí. Muy linda su risa tanto como su carita, pero este bebé te engañaba con su expresión angelical, pues si mirabas debajo de su pañal te tenía preparada una sorpresa a cada hora. Con este bebé no debías confiarte aún cuando no hacía ningún ruido.

Me cuestionaba a este punto si es que Aizawa realmente quería que experimentamos el mal llamado "milagro de la vida"  ó  si era solo que quería dejarme traumas acerca de que, si en algún instante quería dejar descendencia para que mi inmunda existencia no quedará en el olvido como polvo, iba a ser quizá tan retadora como el siquiera existir para empezar.

Mis brazos estaban adoloridos, mi espalda me ardía y mi cabeza estaba pesada.

Pero por más que me estresara cuidarlo, tampoco iba a gritarle. Eso, eso no está bien.
Después de todo, él no tenía la culpa de nada, al final de cuentas, solo es un bebé.

Suspiré. - Ya van cinco veces que te canto esa canción Natsuki. ¿No quieres cambiar la playlist?

Un bebé tonto no era, dejaba de cantar la canción y se me quedaba mirando esperando volver a repetirla.

- No lo retes, el último pañal que le cambié fue un asco total. - se quejó.

El pelirubio conducía el carrito del supermercado mientras veíamos la sección de bebés.

Posiblemente ninguno de los dos pensamos entrar en esta sección tan pronto en la vida. Ni siquiera estoy seguro de qué debemos comprar, sin embargo, nos lo habían asignado y demostraríamos nuestra responsabilidad.

Me agaché buscando pañales que cumplieran con la relación, calidad, cantidad, precio.

Hay que saber ser buen consumidor, a menos de que tengas demasiado dinero para despilfarrar.

- ¿Por qué hay tantas marcas? Todos se ven iguales.

- Si fueran todos iguales, no habrían tantos, idiota. Checa las características. - Tomó una bolsa y la analizó.

- Aizawa pudo habernos dado un pájaro, un hámster, inclusive un pez. De todas las opciones, nos dió una cosita que come, llora y hace popó.

Katsuki ahogó una risa.

Un par de chicas estaban al final del pasillo. Me llamaron la atención pues no estaban buscando nada de lo que se promocionaba en la sección de bebés. Estaban ahí, mirándonos.

Bueno, Natsuki es un bebé muy lindo. Tal vez solo les había parecido bonito y por eso nos miraban.

- Mira, quizá con esto evitemos que llore. - Le mostré al rubio un chupón con forma de abejita.

- Ponlo en el carrito entonces.

- ¡Que bonito su hermanito!

De la nada una de las chicas estaba en frente mío.

- Tiene suerte de tener unos hermanos tan considerados que le compren sus cosas. - Comentó.

¿Cómo? ¿Hermanos? ¿Quiénes?

Mi mirada se dirigió a Bakugo quien estaba igual o más confundido que yo.

- Mira, perdón si es algo incómodo o extraño. Pero, a mi amiga le pareciste muy lindo - Sacó su teléfono.

вeιɴɢ loved | Kαтѕυĸι BαĸυɢoυWhere stories live. Discover now