-𝗠𝗬 𝗟𝗔𝗗𝗬-

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Gaia se derritió por completo, y quien no lo haría? Con esas palabras cualquiera. La castaña sonrió con emoción, para después plantar un dulce beso en la mejilla de su novio.

—¿Eso es un sí? —Preguntó Druig aún nervioso. Gaia comenzó a asentir múltiples veces, mientras pequeñas risas salían de su boca cuando lo besaba.

—Demonios, llevas mi corazón al límite, Gaia.

Druig se relajó, imitó el gesto de Gaia y se levantó con emoción de la cama. Para después Gaia hacer lo mismo. Éste aún emocionado la tomó de la cintura y la levantó del suelo, mientras la miraba a los ojos.

Vaya que estaba muy feliz y emocionado por eso.

—Le diré a Thena, estará orgullosa porque por fin pude decirte, también a Sersi y a medio universo si es posible. —Comentó mirándola.

Gaia soltó una carcajada.

—Si! —Fue lo único que salió de su boca mientras él salía de la habitación corriendo, para después entrar nuevamente y entregarle algo a la chica.

—Ten, lo hice con amor. Soy fan de las cosas brillantes, por eso me gustas. Pero quería darte esto como primer regalo.

Le entrego a Gaia dos pequeños anillos hechos de papel. Ella los miró con asombro para después sonreír. Era inevitable no hacerlo. Se le hacía sumamente tierno. —Entonces, my lady...

Dios, cómo amaba ella su voz.

—¿Aceptarías por este momento estos sutiles pero hermosos anillos de papel? —Dijo al tomar sus manos.

—Tendría que estar mal para rechazarlos. —Tomó el anillo de Druig y se lo colocó en su dedo anular. Druig hizo lo mismo apenas ella terminó.

~

—Ajá. Phastos sabes que los niños me aterran, quiero a Jack pero siento que muchas películas de terror me hicieron más débil ante ellos. —Dijo Gaia por teléfono mientras caminaba por el centro junto a Druig.

Gaia, Jack te admira y no lo quiero dejar con Thena o Druig solo. Me dan miedo. —La risa del niño se escucho por la otra línea.

La castaña miró a Druig, quien estaba comiendo con alegría una nieve de chocolate.

—Por qué si te da miedo Druig con niños me lo encargas a mi? Sabiendo que vivo con él.

Por el simple hecho de que él se controla cuando estas con él. ¿Si? Por favor...

Esta bien. Lo haremos. —Calco más lo último, para asegurarse de que Druig escuchara todo. —¿Mañana? —Phastos soltó un leve "Ajam".

Después de que ambos se pusieran de acuerdo, Gaia dejó el celular en su bolso después de apagarlo. Ella y Druig llegaron a un puerto, donde ambos se sentaron con las piernas colgando y sus manos apoyadas en la madera. El anochecer era algo hermoso, y más cuando lo veías desde el mar.

La brisa pegando sobre sus rostros, el aire fresco y los últimos rayos del sol llegando a sus ojos. El cabello de Gaia se movía gracias al aire, y sus ojos se hacían cada vez más claros cuando la luz llegaba a ellos. Una imagen que él quería tener en su memoria por siempre.

—No me imagino lo que sería estar en un planeta en el cual no te reconociera. —Soltó Gaia mirándolo. —Que bueno que detuvimos la posibilidad de que eso sucediera.

—Haría lo posible para volver a estar contigo, sin importar que haga en el camino, Gaia. —Tomó su mano, dando un sueve apretón.

—Apropósito, mañana tenemos que cuidar al hijo de Phastos. —Druig dejó caer su cabeza en las piernas de Gaia. Soltando un leve soplido al escucharla. —¿Qué? —Preguntó riendo.

Él negó mientras volteaba su cabeza, para poder mirarla.

—Nada, sería divertido verte lidiar con un niño que te confunde con una caricatura. —Bromeó. A lo que ella giró los ojos. —Aunque yo también te confundiría con una, tienes una belleza de otro mundo.

Las mejillas de Gaia tomaron aún más color. Ese hombre hacía que su corazón estuviera latiendo de amor siempre.

Ella comenzó a acariciar el cuello de Druig, mientras con sus dedos jugaba con el cabello oscuro del mismo. El sol ya no estaba, y en su lugar la luna llegó. Alumbrando a ambos mientras su amor era entregado eternamente al otro.

𝘎𝘖𝘓𝘋𝘌𝘕 𝘌𝘠𝘌𝘚 -𝖤𝖳𝖤𝖱𝖭𝖠𝖫𝖲 [𝘋𝘙𝘜𝘐𝘎.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora