Capítulo 1: Simplemente, el inicio de una aventura.

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*Comienza la transmisión*

Si estás viendo esto, Deriang es mi nombre, quedé atrapada en este mundo, estoy desesperada... Mi primo Zack desapareció, lo tengo que encontrar y no me iré sin él.

Abuelo, abuela, espero que no se preocupen mucho, encontraré a Zack; es mi culpa que esto pasara. Este lugar es extraño, tiene tantos nombres que es difícil saber cuál es el verdadero.

No puedes escapar, solo correr y aferrarte a lo que ves. Aparecen criaturas extrañas, las personas se están volviendo locas; no voy a caer ni vacilar. Sé quién soy y a quién busco. Mi nombre es Deriang. Busco a mi primo Zack. Venimos de Georgia; gracias a las personas que he conocido como Holly y Jordan, que me ayudan en este viaje. Encontraré a Zack, cueste lo que cueste.

Zack, donde sea que estés, espero que estés a salvo, porque yo lo estoy.

Este es mi mensaje, el mensaje que deja Deriang que todavía no pierde la cordura en este mundo. Espero que Zack tampoco lo haga. Lo encontraré, cueste lo que me cueste.

Cambio y fuera.

*Fin de la transmisión*

"Dicen que cuando inicias una aventura muchas cosas suceden."

En el estado de Georgia.

La carretera puede ser un lugar solitario, se escuchaba el movimiento del vehículo a medida que avanzaba; los cristales se empañaban por la respiración de Deriang que miraba por la ventana, viendo los automóviles pasar uno tras otro, escuchando un poco de música.

Deriang que era una chica a la que le gustaba la música, lleva una trenza en el lado derecho de su cabello azabache, tiene pestañas largas, ojos chocolates, con solo 17 años. En realidad, tenía 16, y Deriang ya se creía toda una señorita de 17. Es una chica fuerte, decidida, un poco risueña, que no vacila ante nada.

¿Por qué una hermosa adolescente tiene cara de cañón?

Sus padres le arruinaron un viaje fantástico a París, donde pasaría las vacaciones de verano, solo para echarla en el basurero llamado Albany, la ciudad donde vivían sus abuelos paternos. Deriang amaba a sus abuelos, pero no lo suficiente como para pasar todo un mes con ellos.

¿La razón?

O como lo llamaba Deriang: la patética excusa para abandonarla.

A su padre lo llamaron para que hiciera un viaje de negocios; obviamente su madre iría con él. ¿No es injusto?

Deriang no era estúpida, sabía que su comportamiento en ese momento era muy inmaduro, sabía que su padre iba por trabajo. Sus padres eran extremadamente amorosos; más al ser ella la única hija, era la consentida.

Deriang estaba convencida de que sus progenitores no la abandonarían para disfrutar de sus vacaciones sin ella y experimentar "El sueño de la adolescencia" una vez más.

Pero en estos momentos era la mejor postura que podía tomar.

Su estancia en la furgoneta de su padre era larga, aburrida y tediosa. Sonaba sus dedos sobre el asiento, tenía las piernas dobladas, recostada sobre la puerta, abrazaba fuertemente a su mochila, como si fuera su único amigo. La sudadera azul oscura que cargaba hacía resaltar más su ondulado cabello negro; bajo la sudadera tenía una camiseta blanca.

— Casi llegamos —decía su padre con la vista al frente y las manos bien sujetas al volante.

Pequeños edificios se ven por los alrededores; no hay esos inmensos rascacielos como en las grandes ciudades. Se detuvieron frente a una hermosa y rústica casa, las ventanas de marco blanco adornadas con cortinas del mismo color; un mueble acicalaba el frente, con hermosos cojines florales que le daban un toque histórico al lugar.

Darren: Entre dos mundosWhere stories live. Discover now