Capítulo 15 | Ethan

266 32 7
                                    


Me encontraba saliendo de la tienda, cuando decidí llamar a Meg.

Megan es una de las dos personas más importantes de mi vida en este momento. Es graciosa, extrovertida, alegre y... linda. Sé que es como una fruta prohibida, ella me ha dicho claramente los límites, pero cada vez que lo hace, me hace quererla más. Y sé que no debería hacerlo, pero tal y como un niño pequeño cuando se le prohíbe algo en específico, logra que crezca aún más curiosidad de hacerlo, es una contradicción. Lo mismo me pasa con ella, sé que no estoy ni cerca de ser el chico que ella necesita, pero me decidí por disfrutar y olvidarme de todo, por eso quiero más. Todo de ella me atrae, y no sé cuánto tiempo podré seguir aceptando ser solo un amigo más.

Y Jordan, es el segundo. Es como mi mejor amigo, mi hermano. La embarré muchas veces, y lo sigo haciendo, pero siempre está ahí y eso me hace creer que lo estará siempre. A pesar de todo, no puedo obligarlo a hacerlo, yo solo espero que él nunca se dé por vencido conmigo, porque no sé qué haría sin él.

La espero en el lugar que acordamos, a la vez que me pierdo en mis pensamientos y me dejo ir. Tras unos minutos, detrás de muchas personas, visualizo a Meg. Tiene un gran abrigo blanco y un caliente gorro gris, se ve realmente graciosa.

- No deberías reírte en este momento, puede haber consecuencias. Podría irme y dejarte solo- amenaza Meg con los ojos entrecerrados. Solo asiento con las manos a mis costados, en forma de derrota. Decidí implementar el regalo de Megan hoy. Mi equipo favorito juega en la ciudad y no quería verlo solo.

Después de una larga fila, llegamos a nuestros asientos. Estamos en el lugar indicado. No demasiado lejos ni demasiado cerca. A mi lado derecho se encuentra una Meg comelona.

- No deberías comer antes de que empiece el partido, puede haber consecuencias. Podría morir de hambre y dejarte sola- comento junto a una sonrisa.

- ¿Te crees gracioso, eh?- dice Meg con una papa en la mano y una mueca en el rostro. Se cruza de brazos y mete el paquete dentro de la maleta.

Comenzó el partido y todos los fanáticos gritaban. Podría asegurar que mi acompañante era la única que miraba y comía, miraba y comía, una y otra vez. Aplaudía cuando un equipo anotaba un gol, no le importó por cuál habíamos venido.

- Estuvo entretenido- comenta Meg mientras salimos del estadio. Nos encontramos en una enorme fila, ella lleva la maleta y yo la observo.

- ¡Ja! Y lo dices tú.

Sonrío y dejó la charla hasta ahí. Normalmente no es complicado para nosotros conversar, nos entendemos muy bien. Pero hay veces en las que Meg solo habla para discutir o hacerme quedar mal. Obviamente todo en broma.

- Si fueras demasiado caballeroso, me ayudarías con el morral. Pero como no lo eres, no diré nada sobre lo pesado que está.

- ¿Quién dijo que no soy caballeroso? Por supuesto que lo soy. Soy el más caballeroso del continente.

- Tus acciones me lo dicen, adem...- calla abruptamente cuando, rápidamente, la agarro de su brazo, y la pongo frente a mí. Mis manos llegan a sus hombros y la volteo hacia al frente. Lentamente retiro las tiras del morral y lo acomodo en mi espalda. Tomo su mano y la levanto por encima de su cabeza, dándole un giro como en un baile para quedar frente a frente.

- ¿Gracias?- murmura Meg después de cinco segundos. Luego, empieza a reír y me empuja hacia atrás con sus manos sobre mi pecho.

- No deberías usar tu fuerza contra mí. Somos un equipo- advierto.

La persona correcta en el momento perfectoWhere stories live. Discover now