CAPITULO 16

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Bajo un árbol yacía recostado un joven de oscuros cabellos y semblante sereno, mirando el cielo como si fuese la cosa más interesante del mundo. Todavía no era el momento de entrar a clases así que había decidido quedarse unos minutos en soledad en un débil intento de ordenar sus pensamientos. Su cabeza era un lío y el motivo tenía nombre y apellido: su hermoso compañero de clases Yuuri Katsuki.

No podía dejar de pensar en cómo haría para controlar sus sentimientos y contener esas ganas de decirle todo lo que le provocaba. No podía ser tan impulsivo, al menos no ahora. No hace mucho que habían comenzado una amistad, no dejaría que todo se fuera al diablo por no poder controlarse.

Quería ser alguien especial para Yuuri. Quería conocer cada detalle de su vida y ser su apoyo en cada momento. Quería ser merecedor de todos sus secretos y sueños y, aunque sabía que le tomaría bastante tiempo, no le importaba en lo más mínimo esperar una eternidad por aquello.

Y a pesar de los profundos sentimientos hacia su amigo tampoco podía ignorar que Yuuri tenía novio. No era de esas personas que se entrometían en relaciones ajenas, pero cada minuto que pasaba cerca de él o cada sonrisa que le dedicaba era una tortura. También debía de ser realista. ¿cómo podría un chico como él competir contra el príncipe de la escuela (oh bueno, así solían llamarlo sus admiradoras)?

Su madre y sus hermanas le decían que era muy guapo pero que debería ser más desenvuelto. Vestir con ropas que lo hicieran parecer más rudo y varonil. Salir a fiestas como todos los adolescentes y encontrar un novio o novia (no eran una familia conservadora y mientras fuera feliz todo estaba bien).

Simple y llanamente no tenía chances de que Yuuri considerada sus sentimientos.

De pronto sintió que alguien tocaba su hombro sacándolo de todo pensamiento. Giró su mirada y se encontró con la resplandeciente sonrisa de Pichit.

Una mañana, Yuuri y Otabek estaban debajo del árbol sumergidos en una conversación bastante animada e interesante cuando de pronto un chico con una sonrisa más grande que su rostro se acercó a ellos. Yuuri se lo presentó diciendo que era su mejor amigo. Con amabilidad, Pichit extendió la mano y Otabek no dudó en aceptar el saludo. Al principio lo abrumaba su forma de ser, tan alegre y con mucha energía. Pero luego de escuchar las ocurrencias que decía, que por cierto le hacían mucha gracia, fue relajándose ante su presencia y terminó siendo de su agrado.

Hola Otabek ¿has visto a Yuuri? preguntó sentándose a su lado. Todavía quedaba algo de tiempo antes de que comenzará la clase.

No, pero seguramente no tarda en llegar respondió volviendo la mirada hacia los estudiantes que pasaban.

Como por coincidencia vio a lo lejos una cabellera azabache. Era Yuuri que caminaba tomado de la mano de Víctor. Se veían tan bien juntos. Yuuri se veía resplandeciente mientras que Víctor miraba su celular.

No pudo evitar sentir un dolorcito en el pecho al verlos, no sabría cuánto tiempo iba a soportar esta situación.

Cuando Otabek supo de su noviazgo con Víctor, no pudo evitar observar su relación de lejos cuando se encontraba en la cafetería de la escuela.

Víctor siempre estaba serio o con el ceño fruncido mostrándose indiferente ante la presencia de Yuuri leyendo un libro o chequeando su celular, mientras que Yuuri miraba para otro lado como aburrido de su compañía. Pero estos últimos días los había notado más relajados. Por un momento Otabek pensó que quizás habían tenido una discusión, luego se dio cuenta que así era su relación y eso llamó su atención.

Mi novio de mentira (VICTUURI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora