Touch of a season - Minwon

Primavera y verano

"Te tiemblan las manos, querido".

Wonwoo levantó la mirada de su regazo cuando su madre colocó una mano tranquilizadora sobre las suyas dobladas, que de hecho temblaban levemente. Se mordió el labio inferior mientras buscaba las amables expresiones de sus padres con ojos impotentes.

"Estoy nervioso", confesó casi en un susurro. "Me he estado preparando para este día toda mi vida. ¿Y si no le gusto?".

"Entonces es un tonto", resopló su madre.

Su padre agregó: "¿Hay una sola persona en esta tierra a la que no le gustes? Te has convertido en un excelente joven omega, hijo mío. Eres nuestro orgullo y alegría. Personalmente me aseguraré de que te trate como te mereces ser tratado".

Wonwoo no pudo evitar sonreír ante las palabras de sus padres, le calmaron los nervios un poco. Aun así, no podía domar las mariposas en su estómago incluso si lo intentara. En solo unos minutos, finalmente conocería a su futuro esposo, como había estado esperando desde que tenía trece años.

Solo había visto a Kim Mingyu una vez en su vida. Poco después de que se manifestara su presentación como omega, él y sus padres habían visitado el palacio real del reino vecino. Había sido demasiado joven para participar en las discusiones, a pesar de que se trataba de su propio futuro matrimonio y el destino que le esperaba. En cambio, vagó por el palacio bajo la supervisión de uno de los nobles allí, y fue entonces cuando vio por primera vez a Mingyu.

El niño era alto para su edad y tenía todas las características de un alfa en ciernes. Estaba jugando a la luz del sol con algunos otros chicos en el patio, algo que hacía a menudo si el brillo dorado de su piel y los moretones en sus piernas eran algo por lo que pasar. El príncipe Mingyu echó la cabeza hacia atrás y se rió alegremente, mostrando dos caninos superiores prominentes, y Wonwoo no pudo apartar la mirada.

Mingyu no lo miró a los ojos ese día, ni siquiera notó su presencia. Pero Wonwoo pasaría años pensando en él y su sonrisa, preguntándose en qué tipo de hombre se había convertido.

Diez años después, vería a Mingyu en persona por segunda vez.

No era como si no supiera absolutamente nada sobre su futuro esposo. Se había corrido la voz por todo el país sobre el alto y apuesto hijo alfa del Clan Kim y sus numerosos actos de buena voluntad. Wonwoo había escuchado que Mingyu amaba a su gente como amaba a los de su propia sangre, a menudo visitaba las aldeas y se tomaba el tiempo para jugar con los niños. Su buen corazón lo hizo muy popular entre la gente, y eso era solo uno de sus rasgos atractivos.

Wonwoo, sin embargo, era mucho más solitario e introvertido. A pesar de ser un príncipe, nunca le había gustado el escrutinio que conlleva estar en el ojo público. Ello fue aún peor por el hecho de que él era un omega, y el honor de su familia descansaba sobre sus hombros y este matrimonio. Si bien Mingyu sonaba como una pareja ideal y un esposo maravilloso, Wonwoo tuvo que prepararse para la posibilidad de que no fueran compatibles entre sí, sin importar cuánto le doliera el corazón.

Así que, con la respiración contenida en la garganta, esperó a que Mingyu llegara a la casa de té donde se encontrarían sus familias. Los Kim no estaban tarde. Más bien, Wonwoo había estado tan incontrolablemente ansioso simplemente paseando por su habitación de invitados que les preguntó a sus padres si podían dirigirse temprano al encuentro.

No sabía muy bien si iba a arrepentirse de esa decisión todavía. Pero antes de que pudiera tomar una decisión, la puerta se abrió.

Cuando Wonwoo hizo contacto visual con Mingyu, podría haber jurado que su corazón se detuvo.

El niño que jugaba en el patio hace diez años se había convertido en un alfa increíblemente guapo. Era incluso más alto de lo que lo describían las historias, tenía hombros anchos y un pecho fuerte. Las mangas de su túnica ocultaban sus brazos, pero Wonwoo estaba dispuesto a apostar que también estaban hechos de músculos gruesos.