El retrato de un ser de luz

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La hora del receso terminó. Fue caótico, de principio a fin, y Yoongi agradecía a todos los dioses —algo irónico, pues él no creía en un Dios en específico—, que terminara todo el asunto del club de baloncesto. Llegaron a un excelente arreglo. Cada cierto tiempo entrenaría con el equipo para familiarizarse y no perder el ritmo, por así decirlo, y solo estaría en los partidos importantes cuando alguien "casualmente", sí, cuando un "accidente" ocurriera a uno de los miembros del equipo y él como "buen samaritano" iba a acudir en su reemplazo.

Sí... en verdad no había accidente ni nada, pero era conveniente. Solo esperaba que el nivel de actuación del club de baloncesto sea uno decente.

No le molestaba volver a cancha de vez en cuando, pero tampoco estaba comprometido a eso. Por lo que estuvo de acuerdo y no se quejaba. Estaba ahí, pero no realmente. Su vida seguiría como siempre en su mayoría, y eso lo mantenía de buen semblante y curiosamente animado.

Ingresó otra vez a su salón, encontrándose con un Taehyung terco, muy orgulloso y demasiado ofendido que todavía se negaba a dirigirle una miserable mirada.

Esto era ridículo.

Aunque no más ridículo que él tendiéndole una porción de papas fritas como una disculpa. No fue una sorpresa cuando ni bien la ofrenda cayó en la mesa, el otro alfa se la llevó consigo.

En menos de un minuto desparecieron las papas fritas. Sí, suponía que estaba perdonado de lo que sea que haya hecho para molestar a Taehyung.

—¡Te tardaste, YoonYoon! —reclamó con verdadero sentimiento. Como si estuviera esperando esto desde su "pelea".

Yoongi arqueó una ceja. No le hizo gracia esto de terminar haciendo lo que su disque mejor amigo esperaba de él. Se sintió vilmente manipulado por un ser no tan brillante como lo era Taehyung y eso lo ofendió.

Lo sabía, algo dentro de él se lo dijo. Debió dejarlo morirse de hambre. Taehyung al parecer tenía potencial para ser actor. Estúpidos artistas y sus melodramas sin sentido.

No pudo evitar poner sus ojos en blanco para soltar un suspiro algo prolongado.

—Espero que estén listos para lo que les tengo preparado hoy —anunció emocionado el profesor cuando ingresó al salón de clase. Algo tarde, si le preguntaban a Yoongi, pero a nadie le importaba, era mejor si nunca aparecía.

Eso hasta que notó la sonrisa en sus labios y los ojos brillantes de palpable emoción.

No pudo evitar temblar un poco.

No significaba nada bueno. Vamos, cuando un profesor sonríe siempre implicaba algo malo para los estudiantes. Incluso si esta clase no tuviera nada que ver con números, letras... o números y letras.

A Yoongi le gustaba la clase de arte. ¿Cómo no? En esta clase podrías relajarte todo lo que quisieras. Particularmente, no fue bendecido con dotes de artista, pero se divertía aún siendo un desastre y teniendo dos pies en lugar de manos cuando se trataba de dibujar, pintar, o cualquier cosa por el estilo.

En resumen: apesta en ello.

Observó a Taehyung por un momento y se sintió confiado. A diferencia de él, Taehyung sí tenía madera de artista. Aunque con un gusto algo abstracto con explicaciones un tantito confusas, pero era el favorito del profesor, porque su talento era innegable, o porque entre chiflados se entendían.

Yoongi reconocía y respetaba a Taehyung en este aspecto. Al volverse amigos y estar pegados como siameses, naturalmente mejoró, hasta podía decir que sus trazos no eran tan chuecos como en un inicio y no se sentía como un fracaso, no del todo. Fue un acuerdo silencioso, Taehyung lo ayudaba en esto, mientras él le tendía una mano en matemáticas o química. Cosas de mejores amigos, suponía.

Simplemente Yoongi ➳ YoonminWhere stories live. Discover now