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procedimiento de asesinato. En el violento modo de introducir


el cuerpo en la chimenea habrá usted de admitir que hay algo


excesivamente exagerado, algo que está en desacuerdo con


nuestras corrientes nociones respecto a los actos humanos, aun


cuando supongamos que los autores de este crimen sean los


seres más depravados. Por otra parte, piense usted cuán


enorme debe de haber sido la fuerza que logró introducir tan


violentamente el cuerpo hacia arriba en una abertura como


aquélla, por cuanto los esfuerzos unidos de varias personas


apenas si lograron sacarlo de ella.


»Fijemos ahora nuestra atención en otros indicios que


ponen de manifiesto este vigor maravilloso. Había en el hogar


unos espesos mechones de grises cabellos humanos. Habían


sido arrancados de cuajo. Sabe usted la fuerza que es necesaria


para arrancar de la cabeza, aun cuando no sean más que veinte


o treinta cabellos a la vez. Usted habrá visto tan bien como yo


aquellos mechones. Sus raíces (¡qué espantoso espectáculo!)


tenían adheridos fragmentos de cuero cabelludo, segura prueba


de la prodigiosa fuerza que ha sido necesaria para arrancar tal


vez un millar de cabellos a la vez. La garganta de la anciana no


sólo estaba cortada, sino que tenía la cabeza completamente


separada del cuerpo, y el instrumento para esta operación fue


una sencilla navaja barbera.


Le ruego que se fije también en la brutal ferocidad de tal


acto. No es necesario hablar de las magulladuras que


aparecieron en el cuerpo de Madame L'Espanaye. Monsieur


Dumas y su honorable colega Monsieur Etienne han declarado


que habían sido producidas por un instrumento romo. En ello,


estos señores están en lo cierto. El instrumento ha sido, sin


duda alguna, el pavimento del patio sobre el que la víctima ha


caído desde la ventana situada encima del lecho. Por muy

Los Crímenes de la calle morgue (COMPLETA)- Edgar Allan PoeWhere stories live. Discover now